Hoy queremos recordar y rendir un homenaje a dos
mujeres que siempre estuvieron, no a la sombra, sino al lado del hombre de la
familia, Justo Martínez, y que se hicieron muy populares y queridas en el Bar
El Metro, que cerraría tristemente a la muerte de este en 1978.
La primera sería su mujer, Puri Torres, a quien acompañaba su hermana, Conchi y
que si Justo era el propietario y quien se encargaba de la gestión, ellas eran también
el alma que completaban el ambiente acogedor y familiar que hacía que la
clientela habitual se sintiera como en casa.
Puri, con su sonrisa franca, su carácter amable y una tranquilidad pasmosa, era
la cara más visible en la barra que conocía los gustos de cada cliente.
Hoy, cuando pensamos en El Metro, pensamos en Justo, sí, pero también en la cercanía
y el buen hacer inseparables de Puri y Conchi.
Su contribución es un claro ejemplo de cómo muchas mujeres han ayudado a sostener
el negocio familiar en el sector de la hostelería con discreción, gran
dedicación y enorme profesionalidad. Con este recuerdo, queremos ponerlas en el
lugar que se merecen como protagonistas indispensables de nuestra historia
hostelera.

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