sábado, 30 de abril de 2022

RECOGIDO DE LA PRENSA: UN AEROPUERTO EN LA RÍA

  


En la edición de EL CORREO, del 20 de marzo de 2019, Julio Arrieta, recordaba como en noviembre de 1957 el británico 'HMS Ocean' se convirtió en el primer portaaviones que amarraba en el Puerto de Bilbao. 

«En el 'Ocean', el que tenga 21 años cumplidos tiene derecho a una ración de ron diaria». Con este detalle tan marinero empezaba Rafael Ossa Etxaburu su crónica en EL CORREO sobre la visita de aquel portaaviones, un acontecimiento que causó sensación, sobre todo porque dio lugar a imágenes memorables, como la del buque pasando remolcado bajo la tabla del Puente Bizkaia. La estampa pudo verse dos veces, el día 1, cuando el navío fue llevado hasta la dársena de la Benedicta, donde amarró –junto a un transatlántico, el 'Covadonga'–, y el día 5, cuando se hizo a la mar.

Aquella visita no fue casual. Simbolizaba la normalización de relaciones del Reino Unido con la España de Franco, ya en la Guerra Fría. Por razones obvias, este aspecto no se trató en la prensa del momento, que se centró en la pura novedad que suponía ver un portaaviones de 190 metros de eslora y 24 de manga subiendo por la ría. Eso sí, sin aviones en sus tres hangares, porque hacía tiempo que el buque ya no los llevaba y servía de barco de entrenamiento para «340 hombres. Cuarenta hacen prácticas para oficiales y el resto cursan diferentes especialidades de marinería». El número total de tripulantes, entre oficiales y marineros, era de 1.300.

«Todavía se mantiene la paz en esta guerra fría de nuestros días» y esos hangares se habían convertido en almacenes y salas de juegos deportivos. «Es la paz», escribía el periodista de EL CORREO. «Hasta la catapulta hidráulica» para lanzar los aviones «se la han quitado. Estamos en paz y es un buque de entrenamiento», repetía Ossa Etxaburu, que aún así quiso saber cuánto tardaría el barco en subir un avión de combate a cubierta en uno de sus dos ascensores para su despegue. «Dos minutos», le dijo un «joven oficial» que se lamentó: «Demasiado tiempo; el 'Saratoga' tarda 47 segundos...»

Un portaaviones sin aviones es como un pan sin sal, pero dio igual y la novedad se impuso. «El feliz arribo de los marinos del portaaviones 'Ocean' a nuestras aguas», que decía 'La Gaceta del Norte' el día 2, se produjo en una mañana lluviosa y con niebla. «Bilbao se vistió de Londres para estar en ambiente y para dar una bienvenida íntima» a la tripulación del «aeropuerto flotante». En EL CORREO, Ossa Etxaburu recogía la expectación que despertó el paso del 'Ocean'. «'Se va a pegar con el Puente', oí una voz junto a mí», escribió. No lo hizo, e incluso maniobró de tal forma que en un momento el barco, «cruzado en la ría, parecía enlazar Portugalete con Las Arenas a modo de un gigantesco puente móvil».

 Un barco con historia

Cuando llegó al Puerto de Bilbao el 'HMS Ocean' estaba a punto de ser retirado. Construido en Glasgow entre 1942 y 1944, puesto en servicio en 1954, pertenecía a la clase 'Colossus', un tipo de portaaviones de combate que se desarrolló a toda prisa y con el presupuesto ajustado para atender las urgentes necesidades de la Marina Británica en la Segunda Guerra Mundial. El 'Ocean' entró en servicio demasiado tarde para intervenir en este conflicto, pero sí que participó en la Guerra de Corea -en la que sus aviones de caza propulsados a hélice llegaron a derribar Mig-15 a reacción- y en la Crisis de Suez, donde protagonizó un desembarco histórico con helicópteros. Hoy, es recordado sobre todo porque su cubierta fue la primera de un portaaviones desde la que despegó y aterrizó un reactor de combate –un caza Sea Vampire pilotado por Eric 'Winkle' Brown, en diciembre de 1945–.

Nada de todo esto pudieron apreciar los vizcaínos que se acercaron a visitar el barco en el único momento en el que estuvo abierto al público, el domingo 3 de noviembre de tres a seis de la tarde. El resto de la agenda del 'Ocean' se compuso de actos oficiales, visitas al barco de las autoridades y las de los mandos del buque, con el vicealmirante Guy Bourchier Sayer (1903-1986) a la cabeza, a las mismas autoridades en tierra. También hubo 'cocktails' a bordo para la colonia británica en Bilbao y una fiesta en cubierta para los niños acogidos en la beneficiencia y orfanatos de Vizcaya.

Mejor que la oficialidad se lo pasó la tripulación del barco, que pudo asistir en San Mamés a un partido de fútbol memorable en el que se enfrentaron un equipo formado por jugadores del Athletic y otros clubes vizcaínos con otro compuesto por marinos del 'Ocean'. ¿El resultado? Triunfo local por goleada, 6-0. Los ingleses también asistieron a un partido de pelota en Santurtzi y a una velada de boxeo en el Club Deportivo de Bilbao.

Claro que algunos también asistieron a misa en el propio buque. Porque 130 miembros de la tripulación, «el 13% del total» -precisaba EL CORREO- eran católicos. Celebró la Eucaristía «en perfecto inglés Don Antonio Uriarte, capellán del Apostolado del Mar».

«Marchamos entusiasmados del trato que se nos ha dispensado en Bilbao», declaró el vicealmirante Sayer en la entrevista de despedida que concedió a 'El CORREO', en la que el militar se mostró tan diplomático como hermético y flemático. Solo se permitió una opinión con algo de tono cuando Ossa Etxaburu le planteó la posibilidad de que los portaaviones tenían los días contados por «costosos e improductivos», como había dicho nada menos que el mariscal Montgomery. «Ese es el punto de vista personal de un soldado, que luego se ha retractado públicamente de semejantes afirmaciones», zanjó Sayer.

 

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