Siguiendo a Antonio
Saloña hemos señalado en otras ocasiones la importancia de la gastronomía
jarrillera dentro de la historia de la misma en nuestro país.
Y no es la primera vez
que cuando Ana Vega Pérez de Arlucea, en sus
artículos en el suplemento Jantour de EL CORREO sobre sus Historias de tripasais cita a nuestra Villa lo reproducimos.
En su último artículo del pasado día 15, titulado "Del Chilibrán al
pacharán” lo dedicó a los licores de fabricación casera que se usaron antiguamente como
remedios medicinales o tónicos fortificantes, destinados a calentar el cuerpo a
la hora del desayuno, recordando como ya en el siglo XIX los obreros, pescadores, sirgueras, cargueras y cualquier otro jornalero
obligado al esfuerzo físico, para calentar el estómago antes de entrar al tajo
no tomaban cafecito con leche ni zarandajas, consistiendo su desayuno diario en
unos tragos de orujo acompañados de pan, talo o churros.
Quien no tenía alambique
en casa esperaba a que pasara el alambiquero, quien de los hollejos de
las uvas y otros restos sacaba un líquido transparente de alta graduación que
luego se mezclaba con azúcar, fruta, hierbas, frutos secos o café. Así nació el
chilibrán, «una bebida que solía prepararse a domicilio con aguardiente y
frutas» según Emiliano de Arriaga y que fue muy popular en Bilbao, Portugalete
y Getxo a principios del siglo XIX.
Ante esta última afirmación de que fue popular en
Getxo, recurrimos al blog de nuestro amigo Karla Llanos, MEMORIAS DE GETXO,
donde encontramos también noticias de este “Chilibrán”,
corrupción del “Cherry brandy” inglés, al igual que nuestro
chiplichandle provenía del proveedor de buques ship-chandler
Karla nos
dice que el “Chilibrán”,
era un licor exquisito o bebida espirituosa, elaborado con brandy, café,
nueces, canela y azúcar, y con unos 20 grados de alcohol procedente de Cuba, traído por algunos de nuestros indianos. Se preparaba en casa y algunos
afirmaban que se realizaba con aguardiente y frutas.
En una Real
Orden del 9 de Enero de 1826 aparecía referencia a ella: “...se le permita imponer y exigir por espacio de
20 años cuatro maravedis en cantara de...,...aguardiente y chilibran...”.
Entre
los años 1823 y 1883 fueron frecuentes los expedientes por la venta del “Chilibrán”, incluida su prohibición
por su contenido de aguardiente, el cual no reunía condiciones para el consumo.
Este aguardiente de café era decomisado y sus distribuidores multados.
El
Trinitario Carlos María Zabala, en su obra “Historia de Getxo” (1989), dice que elaborado con
aguardiente, café, nueces, canela y azúcar, era de procedencia cubana,
generalizado en Portugalete y Algorta, diferenciándose del “Cherry Brandy”
inglés, por ser este elaborado a base de cerezas. Y continua afirmando que este
licor-aguardiente contó con productores y distribuidores en el entorno
cercano: El portugalujo Gregorio
Vitorica y Menchaca, elaboraba su propio Chilibrán y lo vendía al público
en el único establecimiento de ultramarinos finos de importancia que existía en
Portugalete, concretamente en la “Calle del Medio”.
Gregorio
Vitorica había emigrado a Cuba a sus 14 años y volvió a los 23. Trajo consigo la receta
correspondiente, iniciando la elaboración en Portugalete en el año 1866
aproximadamente y vendiéndolo al público hasta 1901.
Por entonces, las baserritarras que iban a
vender leche y vendeja a esa villa, adquirían el Chilibrán “en la tienda
de “Don Gregorio” y se lo desayunaban mojando en él un pan esponjoso
que entonces se elaboraba, que se llamaba “gallofa” (bollo de pan
francés dice el diccionario para esta palabra) y que se vendía a cinco céntimos.
No cabe
duda que después de estas noticias Gregorio Vitorica y Menchaca puede ser
incluido en el Diccionario Biográfico Portugalujo.
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