Karla Lanos de sus incursiones en las
hemerotecas nos envía la reseña que en el PUEBLO VASCO del mes de julio de 1912
se hizo del entierro del indiano Manuel Calvo.
Como sabemos Calvo
había muerto en Cádiz en 1904 y sería en este año cuando siguiendo sus deseos
se le trajo a enterrar a su villa natal. Llegaron a bordo del vapor “C.
Eizaguirre” de la Compañía Trasatlántica, llegando al puerto exterior un jueves
por la tarde. A las diez de la mañana del viernes, 26 de julio, sus restos
fueron trasladados en un bote hasta la escala de la terminación del muelle de
hierro. La urna cubierta con una bandera española, al desembarcar se colocó sobre
negras andas conducidas por marinos de la Trasatlántica de uniforme.
Detrás se organizó la
comitiva fúnebre. Abrían la marcha los niños de las escuelas publicas y los del
colegio de los P.P. Agustinos, todos ellos con hachas. Tras ellos iba el clero
parroquial con ciriales y manga, y detrás llevando las hachas de respeto,
marchaban, Miguel Loredo, Manuel Arechavala, Cayo Castet, Alfonso Borreguero,
Carmelo Eguia, Pablo Carranza y los sobrinos del finado Ramón Vicuña y Placido
Careaga.
A continuación, seguían
los marinos conduciendo la urna y tras ellos la corporación municipal
presidiendo el duelo el alcalde José de la Hormaza y llevando la bandera de la
Villa, el primer regidor Martin Goiburu.
Después y también formando
parte de la presidencia iban el Marques de Comillas, que exprofeso vino desde
Santander en automóvil, algunos deudos del finado, Ramón Bergé, capitán y
oficialidad del “C. Eizaguirre”, todos de uniforme, el párroco León Fernández,
ayudante de Marina, Fiscal municipal, subdelegado de Farmacia y otras muchas
personalidades. Cerraba el cortejo fúnebre la Banda municipal y en último término
el vecindario de la Villa casi en masa.
Durante el trayecto
desde el Muelle hasta el cementerio se rezaron varios responsos y una vez en
este se depositó la urna en la capilla, rezándose otro responso. Reanudada la marcha,
el duelo descendió hasta el sitio en que se halla emplazado el monumento al
señor Calvo y donde el párroco pronunció una oración fúnebre.
Luego el marqués de
Comillas, dio las gracias la pueblo de Portugalete y se terminó el acto disolviéndose
la comitiva. Por la tarde se verificó la inhumación de los restos en el
magnifico y severo monumento levantado en su memoria.
La revista NOVEDADES
recogió el reportaje fotográfico que nos sirve para completar esta reseña.
Gran benefactor de los pobres del pueblo .
ResponderEliminarPero,a ver,ese hombre no era un negrero ?
ResponderEliminarNegrero y españolista.
ResponderEliminarComo los Borbones entonces.
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