jueves, 5 de diciembre de 2024

RECORDANDO QUE UN 6 DE DICIEMBRE DE 1651 LA COFRADIA DE MAREANTES SE REUNIÓ POR PRIMERA VEZ

 


Mañana harán 373 años que los miembros de la Cofradía de San Nicolás se reúnen para celebrar su día y recordar a sus predecesores, por lo que encabezamos esta entrada con una fotografía con muchos queridos y recordados mareantes.

Javier García-Borreguero nos recuerda que nuestra Villa, ha conseguido conservar diversas costumbres y tradiciones religiosas que la Cofradía de Mareantes y Navegantes ha perpetuado hasta hoy. Los actuales cofrades se sienten orgullosos de tener preservado tanto su patrimonio religioso como el cívico social.

El acto fundacional de esta Cofradía está registrado con fecha 6 diciembre 1651, es decir en el día de San Nicolás de Bari, y en un acto religioso celebrado en nuestra antigua iglesia, hoy basílica de Santa María.

Conocemos que las ordenanzas primitivas ya estaban aprobadas el 4 de junio 1652 y que rigieron en sus dos primeros siglos, recogiendo que los Mayordomos de la Cofradía fueran siempre el “Párroco, un Prior Abad, o un Rector Eclesiástico”, costumbre solamente modificada a principios del siglo XIX, al autorizarse ya la titularidad del Mayordomo-Presidente sobre personas laicas.

En 1834, el Gobernador Civil de Vizcaya dispuso que la Cofradía se transformase en “Sociedad de Socorros Mutuos”, extremo que fue rechazado por la Asamblea de la Cofradía. Ello supuso, que finalizada la primera guerra carlista, fuese necesario adaptarse y modificar a unos nuevos y liberales estatutos, pero sin dejar nunca el espíritu del contenido fundacional, que había perdurado en la Villa desde diciembre de 1651. También se recoge en un acta de 1868, el detalle de cómo la Cofradía de Mareantes y Navegantes continuaba subsistida ininterrumpidamente y sin quebranto o ruptura de tracto alguno, desde su fundación.

Son curiosas las ordenanzas primitivas recogiendo cómo siempre se celebrarían actos religiosos todos los domingos y festivos del año por el cabildo de Santa María, destacando la misa rezada de alba para que los mareantes que saliesen a la mar, llevasen siempre oída la misa de su precepto dominical. O los oficios solemnes que disponía la Cofradía con motivo del fallecimiento de un cofrade. Si el fallecimiento se producía por naufragio, la Cofradía asumiría la responsabilidad de buscar los cuerpos ahogados en la costa o jurisdicción de la Villa, para traerlos a ella y darles cristiana sepultura en los lugares siempre reservados en el templo de Santa María por la Cofradía. Incluso se obligaba bajo multa a los cofrades, a asistir a los entierros, misas, y funerales oficiados por estos motivos. La Cofradía regulaba los detalles que habían de reunir los cortejos fúnebres, tales como la misa cantada de réquiem, con diácono y subdiácono, acompañado de un responso a pie de la sepultura. Se completaba con una misa cantada, precedida de vigilia, y con sus correspondientes responsos a oficiar en el domingo de la octava.

En otra entrada de este blog Javier nos detalló una recreación narrativa de como se complementaban los actos de este día con el protocolo de las kaxarrankas que mañana se bailarán.

 


 

2 comentarios:

  1. Aitor González Gato5 de diciembre de 2024, 14:01

    Creo que debemos diferenciar entre un baile moderno, basado sin duda en la famosa kaxarranka de Lequeitio, y las tradiciones auténticas de la Cofradía portugaluja, entre las cuales no está documentado ese baile. En mi opinión, por tanto, no pertenece a nuestro acervo cultural.

    ResponderEliminar
  2. A ver cuándo se animan y nos meten el antzar eguna.

    ResponderEliminar