La
posición "no beligerante" que asumió Franco en la 2ª GM no nos
mantuvo totalmente al margen de la misma, ya que España se vio involucrada en
algunos actos de guerra, sea por voluntad propia (como el envío de la división
de voluntarios a Rusia para luchar al lado de Alemania), por la ocupación de la
ciudad libre de Tánger por parte de tropas regulares españolas, o por algunos
actos de ayuda a Alemania de una manera más o menos encubierta.
Gran Bretaña
realizó dos acciones en territorio español: una la conocida como operación Postmaster
en la colonia española de Guinea Ecuatorial, y otra en el Golfo
de Vizcaya, que tenía por
objetivo poner fuera de servicio cargaderos de mineral de hierro que se usaban
para cargar buques, algunos de los cuales se sabía que abastecían a Alemania.
Tras
comprobar en 1885 la riqueza de las minas Ceferina
sita en el monte llamado Setares, el portugalujo Ramón de la Sota y su socio
Eduardo Aznar entre otros, fundaron en 1886 la “Compañía Minera de Setares”, y que dada la proximidad a la costa se
decidieron por un transporte marítimo que no tuviese que entrar sin entrar por
la ría de Portugalete.
Para
ello se construyó un ferrocarril de vía estrecha que unía la mina Ceferina con el cargadero de Saltacaballo,
sito entre Castro Urdiales y Portugalete. Este ferrocarril cuyo inicio de línea
se realizaba a pie de los planos inclinados de la mina, tenía una
longitud de 1780 m. y terminaba a 260 m sobre el nivel del mar, desde
donde se trasladaban las vagonetas por otro plano inclinado de 670 m con una
pendiente del 20%, hasta llegar a un remanso donde en 1887 se encargó a los
talleres franceses de Auguste Lecocq et
Cie la construcción de un cargadero. De tipo cantilever disponía de un
brazo de 62 m. de longitud de los que casi 30 m eran de voladizo sobre el mar.
Tenía un peso de 174 Tm y la punta del mismo estaba a 11 m de altura sobre el nivel
de la pleamar.
Inicialmente
el sistema de carga de los buques era mediante vagonetas que circulaban por una
doble vía situada en el cantiléver. Este
sistema permitía cargar un máximo de unas 3.000 Tm en doce horas, y para 1911
se le dotó de cinta transportadora lo que aumentó la eficacia y permitía cargar
unas 4.500 Tm en 10 horas. La maniobra de carga requería bastante pericia
marinera por parte de la tripulación del buque ya que el fondeado de las anclas
y amarre por muertos y cabos a tierra en una zona abierta era muy peligroso con
mala mar. Además para la estiba el buque se movía para repartir la carga en sus
bodegas.
Durante
la 2ª GM Alemania necesitaba abastecerse de mucho mineral de hierro para la
producción de materiales para su ejército. El principal suministrador fue
Suecia cuyo mineral llegaba por el puerto noruego de Narvik, pero también las minas del norte de España les vendieron
mineral de hierro.
Los
buques se cargaban en los cargaderos de nuestra Ría, pero también en algunos
situados en mar abierta, siendo el de Saltacaballo uno de los principales. Los
alemanes, una vez cargados navegaban en cabotaje por las aguas jurisdiccionales
españolas para evitar ataques de los aliados, y en muchos casos la navegación
se realizaba en pequeños convoyes que eran escoltados por unidades ligeras
alemanas que iban hasta Bayona donde descargaban. Esta escolta se ejercía
con las flotillas de buques de guerra de tipo minadores, que tenía su base en
la parte sur de Francia ocupada por los alemanes.
El 19/12/1941
durante la escolta de uno de estos convoyes, cerca de la embocadura de Zumaya
el pequeño vapor español “Astillero”
de apenas 400 Tm colisionó con uno de los buques de escolta alemanes y resultó
hundido.
Este transporte
no solo lo realizaban buques españoles, ya que algunos cargueros de
nacionalidad alemana también hacían esta ruta. Uno de ellos era el mercante “Baldur”
de 6.300 Tm cuyo capitán era V.
Bohnsack, y que realizó tres
viajes cargando mineral desde el embarcadero de Saltacaballo.
Durante
la 2ª GM Gran Bretaña mantuvo una red de espionaje en España que contaba con la
ayuda de una serie de colaboradores españoles. En la zona norte la red
estaba a cargo de un agente del M16 que
vivía en Bilbao llamado Arthur Dyer. Entre sus colaboradores más directos estaba Manolo
Zulaica, quien trabajando en la
oficina de Prácticos de Portugalete le facilitaba la información que necesitaba.
Manolo Zulaica les pasaba el
movimiento de los buques alemanes por la zona, con la carga y el destino de los mismos, y también
informaba del movimiento de agentes alemanes en barcos españoles o de los
movimientos de los colaboradores nazis en los muelles del puerto. El era quien
informaba del movimiento de los convoyes de mineral de hierro que se formaban
en Bilbao y se dirigían a Bayona para abastecer los cercanos altos hornos de Boucau que trabajaban para la industria
de guerra alemana. Gracias a estos informes la Royal Navy estaba perfectamente informada de la hora de salida de
los convoyes y de la composición de las escoltas que les acompañaba.
A mediados
de mayo de 1944, Manolo Zulaica de
Portugalete le pasó a Arthur Dyer de
Bilbao, la información que el vapor de bandera alemana “Baldur” de 6.300 Tn se iba a dirigir al embarcadero de Saltacaballo
para cargar mineral de hierro, así como los horarios previstos de salida y
llegada al mismo. Arthur Dyer se comunicó con el Almirantazgo
Británico y les pasó la información. En base a la misma se pensó que además
del ataque al buque se podía aprovechar para dar un aviso de escarmiento a
España y dejar fuera de servicio el cargadero de Saltacaballo, por lo que
rápidamente se avisó a la Royal Navy
para que se montase una operación para ello.
El plan
elaborado por la Royal Navy para atacar Saltacaballos era sencillo. Se trataba
de torpedear y hundir el “Baldur” mientras estuviera cargando en el
embarcadero. Dadas las características del calado del mismo, ello lo dejaría
fuera de uso al mismo tiempo que se hundiría el barco alemán. Para la
operación fue elegido el “HMS Sceptre P 215” cuyo comandante era el teniente I.S. McIntosh.
Era un
submarino de la clase "S" que estaba en el Golfo de Vizcaya, y que el
20/05/1944 ya había hundido al mercante alemán
“Hochheimer” cerca de Bilbao. Este submarino ya era bien conocido
por haber remolcado al mini submarino X-10 que atacó causando graves daños al “Tirpitz”
y al “X-24” en el puerto noruego de Bergen.
A primera hora
del 23 de Mayo de 1944 el “Baldur”
tras despachar la documentación y el certificado sanitario en el puerto de Castro
Urdiales, embarcó al práctico y se dirigió al cargadero de Saltacaballos donde
amarró a las 11h. Mientras tanto el “HMS Sceptre” ya se mantenía a la espera a
la altura de Punta Galea. Cuando el “Baldur” llevaba bastante tiempo
cargando un torpedo lo alcanzó a la altura de la tercera bodega y se
produjo una fuerte explosión que le ocasionó grandes daños y que casi lo parte
en dos. Inicialmente se pensó que podían haber explotado las calderas, pero
hubo testigos que vieron la estela de un torpedo que venía desde la enfiladura de
Punta Galea en plena mar, y llegaba directo hasta el buque.
Habrían pasado
unos minutos de la primera explosión cuando un
segundo torpedo explotó a la altura del puente del barco provocando grandes daños
y terminándolo de hundir, aunque dada el poco calado de la zona, el buque quedó
reposando en el fondo con una parte importante de su obra muerta fuera del
agua.
Según algunos
testigos, como el vecino de Pobeña Hilario
Cruz, el ataque lo realizó el HMS
Sceptre navegando en superficie.
Estos mismos
testigos indican que vieron claramente la estela del segundo torpedo, y que los
heridos y supervivientes fueron evacuados en diversos barcos a Castro Urdiales.
Los alemanes llegaron armados y muy desconfiados pues no tenían claro si había
sido un ataque con torpedos o un sabotaje al barco.
Hubo que
lamentar cuatro víctimas, un amarrador español Román Pérez Quintana nacido el 28/02/1895, natural y vecino de
Castro Urdiales, casado y padre de cinco hijos que murió al lanzarse a la mar
después del primer torpedo con tan mala suerte que cayó sobre una embarcación
auxiliar, lo que le provocó un fuerte traumatismo y hemorragias que fueron
mortales. También fallecieron dos marineros alemanes Herbert Kulaek nacido en 1924 en Danzing que murió de una
hemorragia en el cuello, y Josef Apiller
nacido en Niesengrud en 1925 que falleció de hemorragias internas. Finalmente
también falleció un marinero francés Claude
de Guillarme nacido en Romay en 1924, vecino de Ruay, que al parecer murió
ahogado al lanzarse al agua para recuperar su maleta. Otros quince
marineros y amarradores españoles resultaron heridos y fueron atendidos en
centros sanitarios de Castro Urdiales.
Las autoridades
españolas silenciaron la noticia, la censura de la época no permitió su
publicación en periódicos ni se dio la noticia por las emisoras de radio,
por lo que solamente los vecinos de la zona tuvieron conocimiento del hecho,
además de los participantes en el rescate de las víctimas.
El gobierno
español presentó una protesta ante las autoridades británicas por la
violación de las aguas jurisdiccionales españolas para realizar el ataque, y
reclamó los daños sufridos por las instalaciones de la Cía Minera de Setares
que se cifraron en 123.100 ptas. Los británicos presentaron sus excusas
indicando que el comandante del submarino había actuado por iniciativa propia y
sin tener órdenes al respecto, y
accedieron a pagar la cantidad reclamada como indemnización. Tras cobrar las
autoridades españolas se dieron por satisfechas y dieron por zanjado el incidente.
Meses más tarde,
el cargadero de Saltacaballo se inició la reconstrucción con una prolongación
del cantilever, y no tardó mucho en volver
a estar operativo aunque con limitaciones, ya que los buques tenían que
colocarse abarloados a los restos del “Baldur” para poder cargar.
En 1945 el “Baldur”
al no poder ser reparado fue desguazado en el mismo lugar del hundimiento, y del
barco solo quedan unos pocos restos en el fondo marino como alguna chapa y un
ancla. Dos años después del hundimiento el cargadero volvió estar plenamente
operativo y siguió en su actividad hasta 1969 en que cesó de modo definitivo. En
1977 a pesar de su interés histórico-industrial fue desguazado, y en la
actualidad solo queda la pilastra central de obra de fábrica que se ve en la
foto final.
Al día siguiente
del hundimiento se realizó el sentido sepelio de los fallecidos con la
asistencia de vecinos y autoridades de la zona. La homilía la realizó el
sacerdote R.P. Pachón que era profesor de idiomas y realizó el responso en
español y alemán. Tras finalizar los actos religiosos los restos mortales de los fallecidos fueron trasladados al
cementerio de la Ballena de Castro Urdiales.
El 20 de abril
de 1982 los cuerpos de los dos alemanes fallecidos Herbert Kucklack y Josep Spiller fueron exhumados y sus
restos mortales trasladados al cementerio militar alemán de Cuacos de Yuste,
donde descansan con otros 180 compatriotas suyos fallecidos en España durante
las dos guerras.
El “HMS Sceptre P215” fue el submarino
británico que obtuvo más éxitos en las aguas territoriales: hundió cuatro
mercantes con 14.393 TRB; dos escoltas con un total de 1.444 TRB; además de ser
el único submarino que nunca perdió uno de los submarinos tipo "X"
que remolcaba.
JAVIER GARCIA-BORREGUERO