En el diario DEIA del día de ayer, con la foto de Borja Guerrero, MIGUEL A. PORTO recogía esta noticia anunciando que los trabajos se centrarán sobre todo en la limpieza de la obra y finalizarán a principios de año:
La basílica de Santa María es
una de las grandes joyas de Portugalete, de hecho, ella fue la primera en
brillar tras la Torre Salazar. Este templo cuya construcción se inició en 1492 y se finalizó en 1580 destaca por muchos detalles tanto en su imponente
fachada exterior como en su espectacular interior. Uno de los elementos que más
miradas atrae entre quienes visitan la basílica jarrillera es el retablo mayor, una obra creada entre
1533 y 1555 por varios artistas entre los que destacan los escultores lorenses
afincados en Bilbao Guiot y Juan de Beaugrant y que eran grandes firmas en
aquella época. El paso del tiempo, como es lógico, va ensuciando y deteriorando
ligeramente la obra, por lo que se han comenzado una serie de trabajos de
restauración y limpieza del retablo, labores que se extenderán hasta principios
del próximo año.
En esta ocasión, la
parte nuclear de los trabajos será la limpieza de los diversos elementos que
componen el retablo. Y es que desde que se llevase a cabo la última restauración de la obra allá por 1988, se ha ido acumulando polvo y demás impurezas en el
retablo. Ahora, con estos trabajos se procederá a limpiar la obra para que
vuelva a mostrar su imagen original, sin impureza alguna. "Las labores a realizar son, fundamentalmente, de limpieza del
retablo. También se hará alguna pequeña restauración de algún punto de la obra,
pero el aspecto más importante de los trabajos es la limpieza. Estas labores
son muy necesarias y esperamos que para principios del próximo año esté todo
acabado", explica José María Arieta-Arauñabeña, párroco de la basílica
de Santa María.
Al igual que ha
ocurrido con otros muchos proyectos, esta limpieza y restauración del retablo
mayor de la basílica portugaluja se ha retrasado por la pandemia pero,
finalmente, ya se han podido iniciar las labores. Así las cosas, las obras
dejan también una imagen impactante en Santa María. Y es que se ha montado un
altísimo andamio para que los operarios puedan llegar hasta el lugar más
recóndito del retablo para que en unos meses vuelva a lucir impecable.
La obra que tiene casi 500 años de vida es un retablo renacentista espectacular y destaca en un templo cuyos interiores cuentan con infinidades de detalles, de pequeñas obras de arte que, muchas de ellas, pasan desapercibidas para el público por estar ubicadas en espacios recónditos del templo o a gran altura. Así, el retablo se organiza en una máquina de tres calles verticales con sus respectivas entrecalles. Asimismo, en altura la obra se organiza en banco, tres cuerpos y ático y, quizá, lo que más llame la atención del espectador sea la parte central de la obra. En ese punto, la policromía de las composiciones hace más espectacular si cabe este retablo cuyos laterales están en madera vista. A lo largo de la obra se puede contemplar un gran número de escenas de la vida de Cristo, además de varias esculturas de evangelistas, apóstoles y santos. Entre todas las esculturas y composiciones que dan vida a este retablo destaca la imagen de Andra Mari en la casa central.
LISTO PARA EL 700 ANIVERSARIO
La historia de Portugalete sería
difícilmente explicable sin la basílica de Santa María. No en vano, desde su
construcción los aledaños del templo han sido uno de los grandes epicentros
de actividad de esta villa fundada en 1322. Por todo ello, la basílica no
iba a ser ajena, ni mucho menos, a la conmemoración
del 700 aniversario de Portugalete que se celebrará en poco más de un año.
En este sentido, estos trabajos de limpieza y restauración del retablo mayor de
Santa María servirán para que esta obra central luzca en toda su inmensidad
cuando Portugalete sople las 700 velas.
"Los trabajos no se hacen porque en 2022 la villa vaya a cumplir 700 años,
pero sí es importante para nosotros ese aniversario. Digamos que esta
restauración es un anticipo de la celebración del 700 aniversario de la
fundación de la villa", señala el párroco de
Santa María. A la espera de que llegue ese momento tan especial para la
ciudadanía jarrillera, los operarios siguen trabajando en el retablo para
quitar del mismo lo que el paso del tiempo ha ido dejando. Será una labor a
desarrollar con mimo, muy minuciosa, pero cuyo resultado, a buen seguro, será
muy satisfactorio. Así se verá a principios del próximo año, cuando el retablo
mayor de la basílica de Santa María de Portugalete vuelva a brillar con todo su
esplendor.