Tenemos que agradecer a nuestros colaboradores de ALCARAN,
la asociación del antiguo alumnado del Colegio del Carmen, y en especial a Iñaki Ruiz, esta descripción que nos
han preparado de los primeros años del siglo XX, con destino al próximo libro
del mareómetro.
En estos
primeros años del siglo XX lo que en un principio se ideó como un orfanato para
niñas fue evolucionando hasta convertirse en un colegio al que acudían niñas
del cercano Sestao y Portugalete respondiendo a la demandas que la sociedad de
entonces solicitaba sobre todo en el ámbito femenino. A la muerte, en diciembre
de 1900, de Doña Sotera, pasó a regentarlo Don Rafael Chapa y a su muerte en
1907, su esposa Doña Genoveva de Arisqueta. (foto derecha)
A las
dieciséis huérfanas sostenidas por la fundación, se le unen en estos años un
número considerable de alumnas pensionistas, mediopensionistas, e
internas,
y una clase de externas gratuitas del
cercano Sestao y Portugalete. Debido al éxito que tuvo estos años el colegio, desde
hacía unos años también se habían abierto clases de vigiladas que tuvo mucha aceptación entre lo más distinguido de Portugalete,
pues las niñas permanecían en el colegio hasta que sus padres podían ir a
recogerlas a la salida del trabajo. Asimismo, se tiene constancia de la
presencia de varias alumnas de familias adineradas que vivían en Algorta, como
las hijas del eminente tenor Florencio Constantino que el 16 de abril de 1903,
con motivo de la Primera Comunión de sus hijas, cantó en la capilla del colegio.
A esta variedad de procedencias, desde las más humildes a las adineradas, se
añade la de alumnas de origen alemán, británico o austrohúngaro, cuyas familias
regentaban minas, industrias o ferrocarriles relacionados con la floreciente
industria siderúrgica que rodea el colegio.
Es en estos
años cuando, ante la demanda de acoger también a párvulos, se ve la necesidad
de acercar unas cuantas hermanas a algunas casas del pueblo con el fin de atender
a niños y niñas más pequeñas.
La iniciativa
laboral y académica marca la vida del colegio desde su fundación, sin embargo
comienzan en estos primeros años del siglo XX a lo largo de toda Europa
iniciativas religiosas y sociales unidas a centros religiosos que en el Colegio
del Carmen nacen en forma de la Obra de la Santa Infancia en 1902 con el objetivo
de que sean las propias niñas las que ayuden a otras niñas en necesidad, o en
1917, los Jueves Eucarísticos de marcado carácter religioso y moral. La
necesidad de formar a las alumnas de forma generalista era muy importante, sin
embargo las asignaturas derivadas de la religión o de la moral, propias de la
época, tenían si cabe mayor importancia entre las niñas pues la sociedad demandaba
un perfil muy concreto de mujer en el mundo laboral y eran muy pocas las continuaban
con estudios superiores.
El colegio constaba de jardines, y cumplían con la disposición de su fundadora poco antes de morir “que las heredades del molino de viento y el frente desde el frontón queden para siembra de pastos para el ganado del colegio Nuestra Señora del Carmen”. Años después el Centro de verificación de leches del Ayuntamiento de Portugalete certifica, a fecha de 12 de junio de 1915, que el colegio posee 3 vacas lecheras. Todo ello para cumplir la disposición de Doña Sotera de la Mier que ya en el Acta de Fundación del Colegio disponía todos esos medios para el uso de las internas y de la comunidad de religiosa.
Las dos fotos de grupos escolares que hemos recogido corresponden, el superior a la Hna. María Compés, con un grupo de párvulos entre los que se distingue a portugalujos como Villarán, Lizarraga, Garaizabal,... hacia 1910 y la inferior al año 1922.