QUERIDO LECTOR
Permíteme que esta vez te cuente una historia. Una historia
en la que intervino una carta, y por ella, se produjeron unos acontecimientos
que quizás cambiaron el modelo de la Europa que hoy conocemos.
Este año se cumple el setecientos
aniversario de la constitución de la villa de Portugalete, y es
precisamente en esta villa donde se desarrolla esta historia.
Todo empieza en una tarde de junio de 1585, en la que el
barco mercante británico Primrose de
Londres cargado con ciento cincuenta toneladas de grano, estaba anclado en la
bahía del Abra de Bilbao frente a la villa de Portugalete. Durante los días
anteriores, la tripulación había estado descargando el cargamento del mercante Primrose, llevando sacos de grano a una
embarcación más pequeña y con menos calado, que le permitía salvar la temida
barra de arena del fondo de la entrada a la ría de Bilbao, y a la zona de
atraque del puerto de Portugalete. Ya se habían conseguido descargar varias
toneladas de grano del Primrose.
En aquella época, los barcos ingleses no entraban con
frecuencia en los puertos españoles. Desde la muerte de María de Tudor en 1558,
reina de Inglaterra y esposa de Felipe 11, y la subida al trono de su hermana
Isabel I de Inglaterra, las tensiones entre España y Gran Bretaña fueron
creciendo gradualmente, y el catolicismo frente al protestantismo crearon una
brecha insalvable. Los ataques de barcos y corsarios británicos a navíos
españoles iban en aumento, y el comercio entre ambos países había prácticamente
cesado.
Pero al parecer en esos años, la cosecha de trigo en España
había sido mala, y hubo un acuerdo especial entre ambas potencias para traer
grano a la península. El mercante Primrose
junto a otras dos embarcaciones, habían venido a Vizcaya por un acuerdo
especial entre el rey de España y la reina de Inglaterra para traer grano.
Durante la tarde, una pinaza del puerto de Portugalete se
acercó al Primrose. Abordo había siete
hombres aparentemente comerciantes, y que ofreciendo frutas frescas a los
tripulantes del navío inglés. El capitán del Primrose los recibió abordo, e igualmente ofreció a los españoles
comida que traían en el buque, y conversaron en general sobre naves y
cargamentos.
Según dicen las crónicas británicas, uno de los españoles
intentó negociar con los cañones pesados y unas culebrinas que llevaba el Primrose, para la defensa contra
corsarios y piratas, sin acuerdo alguno. Sin terminar las cervezas, los invitados
se levantaron de la mesa y regresaron apresuradamente a Portugalete.
Los armadores del Támesis, habían tenido noticias de algunos
apresamientos de barcos ingleses en puertos españoles, y el capitán del Primrose era conocedor de ello. A pesar
de que la nave llevaba un salvoconducto especial para la entrega del grano, el
capitán del barco había avisado a su tripulación para que estuvieran alerta.
A las pocas horas, dos embarcaciones regresaron al Primrose. Una pinaza con veinticuatro
hombres, y una segunda llevando más hombres aún. La pinaza se colocó junto al Primrose, y desembarcaron parte de los
hombres que venían en las naves.
El oficial al mando se acercó a Foster, capitán del barco,
que estaba junto al palo mayor. Foster alarmado, ordenó a los españoles que
permanecieran en las embarcaciones. Ellos le ignoraron, y le increparon de
forma hostil: "Ríndete ahora mismo.
Eres prisionero del rey''.
Al parecer la tripulación alertada, se había reunido en la
bodega, armada con puñales, lanzas y mosquetes de pequeño calibre. En ese
momento se inició una refriega sobre la cubierta, pero varios hombres de la
tripulación inglesa permanecieron abajo, y comenzaron a disparar a través de
las rendijas de la bodega hacia los atacantes.
El fuego desde debajo de la bodega cogió a los españoles por
sorpresa. Aunque los atacantes venían bien protegidos con sus jubones, no
tenían protección alguna por debajo. Según cuentan las crónicas, las balas
provenientes de la bodega causaron un gran daño, y la sangre corría sobre la
nave en gran cantidad.
Un buen número de los atacantes supervivientes saltaron a
sus barcos o intentaron alcanzar la orilla a nado, algunos heridos perecieron
también en el intento. En mitad de la refriega, el Primrose levó anclas y se hizo a la vela. Pero cuatro de los
atacantes fueron rescatados del agua y hechos prisioneros.
Pero la casualidad de la vida, hizo que uno de los
prisioneros era quien estaba al mando de la expedición atacante, y se trataba
de Francisco de Guevara, gobernador de la provincia de Vizcaya (1). Al ser
interrogado en el barco y preguntarle por qué había tratado de confiscar el
barco, el funcionario pidió sus ropas que se estaban secando. De un bolsillo
tomó una carta empapada. Se trataba de una orden real que decretaba hacerse con
cualquier navío británico que recalara en sus puertos (2).
El Primrose tuvo
suerte, ya que fue la única nave británica que escapó. Al parecer, todos los
otros mercantes ingleses que habían recalado en algún puerto español esa
primera semana de junio fueron incautados y se detuvo a sus tripulaciones. Pero
además de ser la única nave que pudo escapar, llevaba una carta de un valor
trascendental firmada por su Católica Majestad el Rey Felipe 11, y que quizás
pudo cambiar el destino y modelo de la Europa que hoy conocemos.
El Primrose llegó
al Támesis el 18 de junio, trece días después de su partida de Portugalete (3).
A su llegada fue inmediatamente avisado Sir Francis Walsingham, secretario
principal de la Reina Isabel y jefe de su servicio de inteligencia, quien
convocó con urgencia una sesión del Consejo.
Los cuatro prisioneros españoles fueron sacados de la Torre
de Londres donde estaban presos para ser interrogados de cuales eran los
motivos de apoderarse de los navíos británicos, y sus respuestas fueron enviadas
al consejo el mismo día.
En esa carta con la orden real del rey Felipe 11, aparecían
meticulosas instrucciones de las razones y de como apoderarse de las naves
británicas. Los necesitaba, para una armada masiva que ahora se estaba
preparando en Lisboa y Sevilla, con soldados, provisiones y armamento.
En un principio, nadie en Inglaterra imaginaba para qué se
podría utilizar esa flota. ¿Quizás para crear una gran escuadra contra los musulmanes,
que esporádicamente habían invadido algunos territorios españoles? ¿Podría
tratarse de crear un gran escolta para el envío anual de oro y plata desde
América a Sevilla? ¿O tal vez como un apoyo para los ejércitos españoles que
luchaban contra los rebeldes en Flandes?
Pero había otra posibilidad, una posibilidad que también
barajaron en aquel consejo. Una gran armada española que pretendiera una
invasión a Inglaterra.
Carlos CELLES ANIBARRO
Publicado en la
Revista de Filatelia
Nº 602 Abril 2022
(1) En algún trabajo se le cita como "Teniente del
corregidor de Vizcaya"
otros al "Gobernador interino de la provincia
de Vizcaya':
(2) Esta carta del rey Felipe II se encuentra en el Public
Record Office de
Londres. Papeles de estado 94/2/78 (Información facilitada por
Simon
Adams en Lapolítica isabelina ye/ principio de la Guerra Naval contra el
Imperio español.1584-1585
(3) Unos trabajos informan de la llegada del Primrose a
Londres
el 9 de Junio y otros el 18 del mismo mes.