El pasado jueves tuvimos el gusto de asistir al magnifico concierto
de la Banda de Txistularis de San Sebastian dirigidos por José Ignacio Ansorena
Miner, que organizado por Portugaleteko Txistu Zaleak, tuvo lugar en el Centro
Santa Clara, y que finalizó con dos piezas del maestro Gerardo Butrón, Pello
Joxepe y Txistu soinuak, y del que recogemos algunas imágenes facilitadas por
Roberto Cuesta.
José Ignacio Ansorena además de deleitarnos a los portugalujos con
una extraordinaria actuación, nos ha dejado sus investigaciones sobre nuestro
poco conocido músico portugalujo Gerardo Butrón:
El autor de las rapsodias Pello
Joxepe, Txistu soinuak o Beti aurrera, que son tan bien conocidas por los
txistularis, nació en Portugalete y fue director de la Banda de Música de
Ortuella, así como profesor de música y organista en la misma localidad. Más
tarde emigró a Chile, donde sigue parte de su familia, aunque a los pocos años
el, su esposa y algunos de sus hijos, retornaron al País Vasco, donde falleció.
Breves notas biográficas
Gerardo Patricio Butrón Ortiz
nació en Portugalete, el veintidós de abril de 1867. No he encontrado datos
sobre su infancia y juventud, pero parece que, tras realizar los primeros
estudios musicales en su entorno, marchó a estudiar a Madrid. El diario La
Correspondencia de España publicó el 28 de junio de 1890 lo siguiente: “En los
concurso privados de armonía verificados en la Escuela Nacional de Música y
Declamación (...) han obtenido (...) Y accesit, D. Gerardo Butrón” (sic). Su
profesor era, según la misma noticia, el Sr. Cantó.
En el año1893 logró el puesto de
organista en la nueva iglesia de San Félix de Cantalicio de Ortuella, que no
llegaría a ser parroquia hasta 1928, y al año siguiente, en 1894, el 10 de
enero, contrajo matrimonio con Emma Guillerma Terrancle Niederlaender en la
Parroquia portugaluja de Santa María. Allí mismo bautizaron a su primer hijo,
Gerardo Guillermo Butrón Terrancle el primero de agosto de 1897
El 27 de julio 1897 el periódico
El Imparcial de Madrid publicó entre las noticias de sociedad un comentario
sobre las personalidades que habían acudido al balneario de Aretxabaleta y,
entre ellas, señala “el conocido pianista Gerardo Butrón”. Sospecho que estaría
en su calidad de artista ofreciendo conciertos y contratado por el propio
balneario. A los tres días nació su primer hijo.
Fue nombrado asimismo profesor de
la Escuela Municipal de Música de Ortuella en 1903, haciéndolo a la vez
director de la Banda Municipal de Música, como era costumbre en la época. Se
presentó como tal en la localidad en un concierto ofrecido el 23 de setiembre
de dicho año. A pesar de estas tareas en Ortuella, su vinculación con
Portugalete siguió siendo fuerte, donde mantuvo una gran amistad con los
txistularis de la localidad, en especial con Benito Okariz, natural de
Zumarraga y alumno del que fue gran maestro Martín Elola, el cual durante
bastantes años ocupo la plaza de director de la Banda Municipal de txistularis
de la villa. Escribió para esta agrupación la tan conocida rapsodia Beti
aurrera, con motivo de su presentación al Concurso de Tamborileros que la Diputación
de Gipuzkoa convocó en el año 1902, en la localidad de Bergara. Con ella
resultaron ganadores los txistularis portugalujos.
Se afirma de él, en la la obra
Historia de la Música de Portugalete que también fue txistulari. En aquella
época era habitual que el director de la Banda tuviera que dar clases de todos
los instrumentos a los educandos, por lo que solían conocerlos en un nivel u
otro bastante bien. Asimismo solían ser responsables de la Banda Municipal de
Txistularis y proporcionaban a los interesados en aprender el manejo de
nuestros instrumentos los primeros rudimentos de los mismos. En el caso de Gerardo
Butrón, a la vista de las obras que nos ha legado, la impresión es que conoció
bien las posibilidades y las limitaciones de los txistus y txistularis de su
época. Pero no tenemos más noticias sobre esta cuestión.
Debía de ser una persona con
preocupaciones sociales, ya que, en el diario La Época, también de Madrid, con
fecha del 18 de febrero de 1904, aparece su nombre entre los firmantes de una
carta de felicitación al Presidente del Gobierno español, Antonio Maura, en
cuyo comienzo se señala: “Apartándonos de toda idea política, felicitamos
entusiastamente al insigne orador y enérgico gobernante, celoso defensor de la
justicia y firme mantenedor del principio de autoridad”. Ignoro el motivo de la
felicitación, pero bien pudo tratarse de alguna conferencia o mitin que el
citado político pronunciara en Bilbao en esas fechas.
Presentó la Banda de Música de
Ortuella, como director, al concurso que se celebró en la Plaza de Toros de
Indautxu, en Bilbao, en 1906. Concurrieron en la categoría C, que les
correspondía por el número de intérpretes, en su caso veintiuno, y en ella
obtuvieron el primer premio. La obra obligada fue la marcha Etiopía, de Edmond
Filippuci y desconocemos qué obra presentaron como libre.
Sabemos que en 1913 dimitió de
este puesto y no tardó mucho emigrar a Chile. El 9 de enero de 1916 se funda
allí el Centro Español de Rancagua y Gerardo figura como su primer presidente.
Queda en duda la razón por que emigró, así como por qué duró tan poco tiempo su
estadía en aquel país, donde no parece que le fue mal.
A su vuelta, allí quedó su hijo
Francisco, que daría lugar a la dinastía de los Gerardo Butrón de Chile (nieto
y biznieto de nuestro biografiado), que regentan unas importantes bodegas, pero
él y la mayoría de la familia volvieron al País Vasco. Falleció en Las Arenas
de Getxo, el primero de marzo de 1927, con sesenta y ocho años de edad. Al día
siguiente, el diario La Gaceta del Norte publicó la esquela en que se
anunciaban un primer funeral en la iglesia parroquial de Nª Sª de las Mercedes
de Las Arenas, el traslado de sus restos en transbordador al cementerio de
Portugalete y un segundo funeral en la Parroquia de Santa María de Portugalete.
En ella figuran su esposa, con el nombre de Emma Terrancle y los hijos Gerardo,
Julia, Emilia, Joaquín, Francisco (ausente) y María.
Resulta sorprendente que en su
tumba del cementerio portugalujo tan solo reposen sus restos. No ha vuelto a ser
enterrado allí nadie más, ni nadie ha reclamado la propiedad del panteón. Sin
embargo, en el cementerio de Getxo se encuentra la tumba de una de sus hijas,
Emilia Butrón Terrande, así como la de un cuñado, Julio Terrande Minderlander,
por quien posiblemente llamaron Julia a otra de sus hijas. Es de notar cómo los
apellidos de la esposa aparecen ya aquí con distinta ortografía. A pesar del
tesón de mis amigos portugalujos y en especial de Jon Iñaki Carnicero Urra, no
hemos averiguado nada mas.
Su aportación como compositor
Además de las rapsodias para
txistu citadas en la introducción, en el archivo de compositores vascos,
Eresbil, de Errenteria, existen diversas obras de nuestro autor.
Para piano:
• Atrevido (galop a cuatro
manos).
• Danza oriental (obra 23.
Capricho).
• El gachó (tango).
• Julia (obra 18. Tanda de
valses).
• Pilar (obra 22. Mazurka para
piano).
• The foot ball (vals para piano).
• Ensueños (vals lento. Boston).
Hay otra serie de obras que se
corresponden con su tarea como organista religioso:
• Ave, Maria (solo de tenor y
órgano).
• Letanía de la Virgen (tiples y
órgano/coro y órgano).
• Mes de mayo: letanía y flores
(tiples y órgano/coro y órgano).
• Misa a tres voces (tiples,
tenores, bajos y órgano).
• Stabat mater: a tres voces y
órgano (tiples, tenores, bajos y órgano).
• Sub tuum: motete a la Sma.
Virgen (bajo solo y órgano).
Otras:
• Ortuella: himno escolar (coro y
piano / voces y piano /Banda).
• Pranchiska: polka (Banda).
• Nere eche zuri = Mi casita
blanca (tenor o barítono solo y piano).
• Siempre esperando (violín y
piano).
• Bajete para las oposiciones de
director de la Banda de música, para Portugalete (Banda).
• Bajete del concurso de 1890
(Banda).
• Melodía del concurso del año
1889-90 (Banda).
Estas obras evidencian que
Gerardo Butrón fue una persona dotada para la composición, siempre inspirado y
con muy buen oficio. Su escritura es clara, bien centrada en las tesituras
apropiadas de los instrumentos y con una intuición armónica excelente. Sin
embargo, por las fechas, parece que, al dejar la Banda de Ortuella y emigrar a
Chile, abandona la música como profesión, aunque sospechamos que la mantendría
como afición y que deja de lado su faceta de compositor. Quizá ronden por ahí
más obras de este autor que desconozcamos. Sería bueno recopilarlas y ponerlas
a disposición de los intérpretes.
Los txistularis al menos tenemos
que agradecer su escasa pero hermosa aportación a nuestro repertorio. Sabiendo
en qué años escribió las tres rapsodias para banda de txistularis, muy a
comienzos del siglo XX, hay que señalar que se adelantó bastante a lo que el
resto de compositores hacía en aquellos años para nuestro instrumento.