En
el pasado homenaje a Roberto Hernández Gallejones, José Luis Garaizabal
recordó su figura, tras tantos años al frente del Archivo Histórico Municipal,
y como las exigencias del tiempo me obligaron a recortar su intervención pública,
recojo hoy aquí su discurso completo, junto con diversas fotografías facilitadas por Andoni Maseda:
Querido
Roberto
Me
ha tocado a mí dirigirte estas palabras en representación del colectivo de
historiadores, investigadores, estudiantes o simplemente curiosos de mil y un
temas a los que siempre nos has atendido con la máxima disposición para
ayudarnos a localizar datos para nuestras investigaciones.
Yo
te conocí en 2009, una vez prejubilado, cuando comencé el trabajo sobre las
calles de nuestra niñez, Maestro Zubeldia y la Cruz. Aún recuerdo el coscorrón
que me dí el primer día con la viga al acceder al Archivo Administrativo sito en
el camarote del Ayuntamiento.
Desde
el primer día, me inculcaste que debíamos ser minuciosos y respetuosos citando
las signaturas de los expedientes o la página de los Libros de Actas, pues así
allanábamos el camino a futuros investigadores.
Me
fuiste enseñando los entresijos del archivo, a diferenciar el Administrativo,
el de Patrimonio Municipal y el Histórico. A acceder a los Padrones Municipales,
Actas de Plenos y Comisiones, así como a consultar los paquetes de fichas que, debido
a mi antigua profesión de informático, intenté convencerte de que nos
facilitaría mucho las cosas si estuviesen digitalizadas para poder ser
consultadas online. Con los años he comprobado que lo que te gustaba era el
papel y que te llevabas fatal con la informática. Si está en papel, “va a misa”.
Pronto,
me hiciste ver que la administración es lenta a la hora de tomar decisiones y
he podido comprobar en estos años, que no presta la atención debida a tener un
Archivo fácilmente accesible.
Por
mi cuenta, fui fotografiando expedientes de obras y otros temas de interés,
confeccionando en mi domicilio un archivo particular que en varias ocasiones
sirvió para daros una solución rápida a alguna de las consultas urgentes que os
hacían desde Urbanismo. La última, creo recordar, fue con motivo de la
instalación del mural en la calle María Díaz de Haro. Como no podía ser de otra
forma, os hice partícipes de esa “base de datos particular”.
Durante
estos años, hemos conocido a múltiples de tus colaboradoras y hasta tuviste uno
masculino, empezando por la siempre atenta Nieves y terminando por Nerea. Todas
ellas nos atendieron con gran eficiencia, así que, desde aquí, quiero
agradecerlas su buen hacer y simpatía.
Igualmente,
hemos compartido mesa con historiadores e investigadores como Bañales, Tejedor,
González Gato, Egiluz, López Díaz, Vitores, Domingo, Gutiérrez Martín de
Vidales, Quiroga, Las Heras, Rovira, etc. y no quiero olvidarme de nuestro
amigo Tasio Munarriz, que nos dejó después de realizar una exhaustiva
investigación de los años de la República, Guerra y Posguerra.
El
poco espacio disponible en el Archivo Histórico lo compensábamos con un buen
ambiente de trabajo, compartiendo los hallazgos y comentándolos, después,
tomando un blanquito en Polvorilla, un caldito donde Marije o una sidra en el
Txiki. Nunca olvidaré como te ponías los guantes blancos antes de facilitarnos
el o los expedientes solicitados mientras, luego, nosotros los ojeábamos “a
pelo”.
Tú,
siempre con la carpeta de cartón debajo del brazo, al subir la calle Santa
María a las diez y antes de volver, a la una, a tu puesto de trabajo en el
ayuntamiento, nos animabas a seguir la investigación por el camino empezado o a
coger otro rumbo para ampliar la búsqueda. Este intercambio de comentarios, nos
han ayudado, muchas veces, a dar con la pista que desbloquease el punto muerto
en el que nos encontrábamos algunos. Otros investigadores eran más cerrados con
el motivo y avances de sus investigaciones. Yo siempre he creído en el lema:
Compartir, te facilitará el recibir.
Recuerdo,
como te alegraste cuando por casualidad localicé la fecha del acto de
inauguración del Parque del Doctor Areilza en 1917 y como rápidamente fotocopiaste
el acuerdo municipal para incluirlo en una de las carpetas que formaban torres
de trabajos pendientes a ambos lados de tu mesa. Mesa siempre llena de
bolígrafos ordenados meticulosamente y en un rincón: piedras, bellotas,
castañas o lo que te hubiese llamado la atención en tus paseos.
No
quiero dejar de citar lo friolero que eres, contrastando la alta temperatura de
tu despacho con las gélidas mañanas de invierno en la sala para investigadores
del Archivo Administrativo. Algún constipado ya hemos pillado, sin coger la
baja ¡eh!.
Has
leído con atención los borradores de nuestros trabajos y nos los has corregido
antes de su publicación, aportando tus sabios consejos que extraías de amplia
cultura y de tu prodigiosa memoria.
Hemos
recibido de tu parte, lecciones básicas de paleografía e historia, aunque la
letra más difícil de descifrar siempre haya sido la tuya, aunque con el paso de
los años, casi lo hemos tenido “chupao”. No has dudado en apadrinarnos al ponernos
en contacto con los responsables o trabajadores de otros archivos para que
pudiésemos abrir nuevas vías de investigación. Eskerrik asko.
Nos
has prestado libros de tu pequeña biblioteca formada con los ejemplares que te
fueron regalando los historiadores o investigadores una vez publicado el fruto
de tantas horas entre papeles.
Siempre
has estado abierto a custodiar en el Archivo documentos no municipales. Allí se
custodian fotocopias de los libros de actas de la Cofradía de Mareantes, la
copia de los de actas y cuentas de la Cofradía de San Crispín y San Crispiniano;
el libro con los análisis de la leche realizados por el Veterinario Municipal,
Benigno Montejo, entre 1913 y 1915; el Reglamento de la Hermandad de San José;
o los volúmenes de Escudos de Vizcaya, que salvaste de ir a la basura tras la
última reestructuración de la Biblioteca Municipal.
A
pesar de nuestros intentos, nos quedamos con un tema pendiente y que creo ha
sido tu mayor custodia: El expediente X con tu número de teléfono móvil
privado.
Bueno,
querido Roberto, ya ha llegado el día de tu despedida, si la salud nos respeta,
nos quedan muchos temas por investigar y te echaremos mucho de menos en
nuestras próximas visitas a los archivos, si los responsables municipales
deciden mantenerlos, como hasta ahora, en Portugalete y como TODOS deseamos,
ABIERTOS AL PÚBLICO. Que él o la próxima archivera sea tan maja como tú.
Que
disfrutes de esta nueva vida y te acuerdes de nosotros mientras paseas con
Arantza y el perro.
BIHOTZ BIHOTZEZ, ESKERRIK ASKO ROBERTO
JAUNA