Siguiendo
con esta sección, que trata de recoger las noticias existentes sobre la
presencia del euskera en Portugalete a lo largo de la historia, traemos una
sacada del artículo de Roberto Hernández
Gallejones, La policía municipal de Portugalete en el siglo XIX, publicado en su día en la revista EPA PORTU, que
representa toda una reivindicación del código fundamental del País Vasco y la
necesidad objetiva del uso del euskera en la Villa:
Parece
ser que hasta la década de los 70 por lo menos, las autoridades valoraron en
cierta medida el hecho de hablar euskera. Esto se debía, a que desde la segunda
mitad del Setecientos, y primera parte del siglo XIX, habían arribado a la
Villa muchos euskaldunes de Bizkaia y Gipuzkoa. Para confirmar nuestro aserto
tenemos un dato aportado por cierto documento.
En él,
el solicitante de una plaza de guardia, Francisco de Aguirre, -en su petición
fechada el 15 de Noviembre de 1.869-, dice que desea el puesto de ministro
alguacil (a la sazón dotado con 288 escudos anuales, y vacante desde el día 8
de idéntico mes), “teniendo además la ventaja de ser natural del País
Vascongado, en donde según su código fundamental, tienen la preferencia los
hijos del mismo a obtener tales destinos,…”. Para ello alega incluso la
ventaja, “de poseer el idioma del país, “euskera”, que es indispensable
en esta localidad, para desempeñar con el debido acierto tal destino”.
El
trabajo completo se puede leer pinchando en su título (en azul).
La foto
del Guardia Municipal portugalujo con su traje, casco, incluso porra, apareció
en el libro de Pedro Heredia, La música y otros aspectos costumbristas de
la Villa jarrillera, de nuestra colección. En color el municipal captado
por Juan AntonioCortés a final del siglo.
La
entrada de hoy me surge organizando los fondos fotográficos que nos ha cedido Cheché
García-Borreguero. Estas fotos puede servir para aquellos que se decidan a
estudiar la figura de los prácticos de la Ría, que en palabras de Rafael
Lizarraga dirigiéndose a su amigo Rafa García-Borreguero, ejercen “la más
portugaluja de las carreras, la de piloto lemán o práctico”.
En la
foto superior junto a la foto de Rafa con su uniforme de capitán de la marina
mercante con su esposa Gudelia Palacios y su placa de práctico del puerto, un
grupo de prácticos del que desconocemos muchos nombres, pero que sería interesante
su relación.
La foto
inferior, sacada hace un siglo por Julio García-Borreguero, nos muestra el tipo
de barco que utilizaban entonces, tomada frente a la costa santurzana, con sus
muelles en construcción y la ladera del Serantes detrás.
Era yo muy niño y en mi pueblo, que miraba a la mar con mas
cariño temeroso que ahora, solían los marineros hacer sus lemanajes, es decir,
su pilotaje práctico, en lanchas valientes como tritones.
Estos marineros los días de invierno, cuando los vientos,
las lluvias y los fríos acuciaban, se revestían de grandes trajes de agua con
sudestes frigios que les daba un carácter de lobos marinos, no obstante carecer
de sotabarba y pipa.
Calzados de bota de agua o grandes choclos, chapoteaban y
estremecían las aceras cuando bajaban a puerto para conducir a bordo al práctico.
Entonces no había turnos que la necesidad, la justicia y el
espíritu de superación han introducido en su reforma más humana y equitativa.
Era de ver el pugilato que las lanchas establecían entre sí
por llegar al vapor o a la barca, que esperaba fuera de la barra devoradora de
los más bravos capitanes ingleses sin temor a la muerte, que algunas veces les
esperaba entre los restos de otros buques náufragos.
Entonces se ganaba el pan con verdadero anhelo bíblico, como
una sentencia celeste, por lo que la vida era un dolor…al que se ama y teme
como a la mar.
Cuando en la baliza se izaba la bandera negra, que recordaba
la de los piratas, con su calavera, estos heroicos marinos desde el antiguo
castillo las peripecias de la tempestad y callaban, a pesar de ser tan
habladores.
Era el silencio del forzado de luchar mano a mano, con el
Golfo de Vizcaya, el insobornable.
Esas noches no se levantaba el marinero de turno a tocar la
aldaba de cada tripulación, que gritando decía: ¡A la lancha ¡
Los niños nos acurrucábamos, nos arropábamos tapándonos las
cabezas con las mantas, y quietos sin respirar, sudando oíamos los latidos
medrosos de nuestro corazón, sobre todo si el, sereno repetía “¡Las tres y
lloviendo ¡”
Las tres era una hora fatídica, más que las doce, que es la
hora bruja, la hora de las citas de amor y de aquelarre.
Pero la sorpresa es aún mayor, si mayaba un gato su quejido
humano.
Recuerdo que cuando los naufragios del “Sumerle” y el
“Propitius”, Aldecosia que era un botero, un pescador chirenisimo, original y
fuerte, se ató una cuerda a la cintura y con el inmenso Manolo Hormaza se lanzó
al salvamento de los ingleses que en medio de la noche gritaban pidiendo
auxilio, y sus voces llegaban o se perdían según la ráfaga de viento se
ausentaba.
Estos marineros han desaparecido, los que quedan son sombras
que pasan sin dejar estela de su vida, llena de inquietud, de lucha, de
encantos dolorosos, que solo son gratos para referirlos al amor del hogar, pero
que dejan en el alma el destello de la ejemplaridad, que salva a los
pueblos.
Las regatas, entonces, podían ser de potinandis, lanchas
enormes que llegaban hasta el cabo Ouessant con la brújula llena de escamas y
roto el palo mayor por la galerna.
El vapor ha matado a la lancha: pero la trainera quedara
siempre para recordar que hubo una raza de bogadores los mejores del
mundo.
Y una fragata a toda vela correrá siempre por la mar como el
fantasma maravilloso de lo que es inmortal.
La belleza del viento que canta en las jarcias su amor a las
velas de los templos de la mar.
Esta foto de los fondos de David Juarrero, nos muestra el frente de la Villa un día de
regatas. A la izquierda la iglesia y la torre de Salazar que había sido quemada
en octubre de 1934, con el caminillo en zigzag que descendía al muelle viejo,
con las casas del Siglo XX y de Rovira, y con gente viendo las regatas.
Frente a ellas junto al edificio de la estación, todo el
muelle cubierto con una tribuna escalonada para presenciar la regata con gente
en distintos niveles. Todo el resto desde “los tubos” del embarcadero hacia la
plaza con una gran muchedumbre.
El frente de edificios de la Plaza se muestra perfectamente
como estaba entonces, desde el ayuntamiento hasta la casa baja de Marta por
donde se entraba a Coscojales y enfrente, cerrando la foto, la casa de Valle,
que con la guerra fue destruida. Esto último demuestra que fue anterior a la
guerra del 36.
Ello nos conduce a que si en 1936, no estábamos ya para
fiestas, tuvo que ser en el verano anterior de 1935, y según el programa de
fiestas de ese año la regata de bateles solo hubo el 22 y 29 de setiembre, a
las que suponemos que corresponde esta fotografía, que ofrecemos también en un
detalle de las mismas.
Si en traineras compitieron aquel año Kaikutarra, Orio y Fuenterrabía, en bateles lo hicieron Arenas, Kaiku, Santurce, La Peña, Luchana y Deustotarra, sin ninguna representación local.
El pasado miércoles día 29 la Junta del Hospital San Juan
Bautista convocó una sesión informativa en los salones del Hotel para explicar
a la gente portugaluja, que son los verdaderos dueños de la Institución, su
situación actual y su visión de futuro.
Fue en 1783, hace 240 años cuando en una reunión convocada
por el Corregidorde Bizkaia, Colon de
Larreategui, se eligió la primera Junta entre los vecinos, para que al margen
del Ayuntamiento, se encargara de la gestión del Hospital. Su primer libro de
actas que todavía se conserva da fe de dicha fecha.
En aquel siglo se trataba de acoger a los pobres enfermos o
desamparados, y su mantenimiento se efectuaría mediante colectas y aportaciones
de los vecinos.
En 1901, ante la situación de crisis en que estaba sumida,
el alcalde José de la Hormaza, convocó nuevamente a la “gente de mucha moneda”
a quien el pueblo reclamaba a través de su cancioncilla popular para afrontar
la situación. Tras esta segunda reunión surgió una nueva Junta, que actualizó
los estatutos a la Ley de Asociación de aquella época, y que han estado
vigentes hasta 1994, en que se han adaptado a la ley del Gobierno Vasco. De
esta segunda convocatoria surgió la construcción del edificio de la actual
RESIDENCIA DE MAYORES que estaría regida por una comunidad de religiosas.
La tercera reunión celebrada días pasados, fue motivada por
la nueva situación en que entraba la Institución tras haber desaparecido las
monjas que lo llevaban, y haber superado los efectos de la pandemia del COVID
19, aprovechando esta ocasión para reorganizar toda la gestión, adaptándola a
los parámetros y servicios que requiere en la actualidad una moderna residencia
de mayores.
La reunión fue convocada por los miembros de la Junta, dado
que su presidenta Julia Egaña, tras la importante y eficaz labor que tuvo que
afrontar en los cuatro últimos años se retiró de su cargo, realizando sus
funciones el vicepresidente Javier Garate.
Se dieron cita mas de un centenar de personas, todas ellas
pertenecientes a las fuerzas vivas amantes de su Villa jarrillera, a las que se
les hizo presentación de la situación actual.
Recordaron su trayectoria, reafirmando los principios que
han guiado su actuación en ese tiempo y que la estrategia a seguir por la
Institución se basaba en mantener la misión de:
ACOGER Y DAR ASILO
A LAS PERSONAS MAYORES PORTUGALUJAS,
CON UNA ATENCION FAMILIAR Y CERCANA,
AL MARGEN DE SU SITUACION ECONOMICA.
Y en esta nueva etapa, tener como visión de futuro:
SER LA PRIMERA OPCION
COMO CENTRO DE ATENCION A
LAS PERSONAS MAYORES PORTUGALUJAS,
ABIERTO E INTEGRADO EN NUESTRA SOCIEDAD.
Con estas premisas la Junta de Caridad, como oficialmente se
sigue llamando desde hace 240 años, encargó a una importante consultoría
externa un PLAN DE VIABILIDAD, cuyas conclusiones hicieron públicas en dicha
reunión, y que se recogían principalmente en varios puntos:
1º.- La salida de las religiosas y su consiguiente reemplazo
y reorganización, ha incrementado el déficit de explotación, (en los cuatro
últimos años en torno a los 4 millones de euros), sufragado en parte por los
rendimientos de su actividad inmobiliaria y también por los ingresos de activos
financieros, que son poco relevantes en comparación con dicho déficit, lo que
le ha obligado a ir vendiendo parte de estos para generar caja.
2º.- Dada la política seguida de cobrar a los residentes
solo el 80% de su pensión, una parte importante de las cuotas que se cobran
está por debajo de los 1.000 € cuando el coste de mantener a una persona está
por encima de los 2.700 € y la máxima de las restantes no pasa de 2.500 € por
lo que se recomienda subir a las nuevas incorporaciones en torno a un 10%
aunque su efecto económico será a largo plazo. Las cuotas con los actuales residentes seguirán siendo los acordados actualmente.
3º .- Una posibilidad que se sugiere es conveniar con la
Diputación una serie de plazas (16) que aportarían un ingreso mayor, pero que
en contrapartida tiene el inconveniente de que las plazas financiadas de esa
manera no corresponderían a personas de Portugalete, lo cual choca con los
principios de la Institución.
4º.- En cuanto al patrimonio
de la Institución, que es elevado, recomiendan mejorar la gestión de la cartera
por su alta concentración y riesgo implícito, y los inmuebles menos rentables
deben ser liquidados para acumular un mayor volumen de activos financieros con
mayor rentabilidad.
Siguiendo las recomendaciones de este Plan de Viabilidad, la
consultoría no detecta ningún problema insalvable de futuro.
Así que a completar el número de miembros de la JUNTA y a
iniciar una nueva e ilusionante etapa de esta querida Institución portugaluja, que parece que tiene asegurada su existencia para muchos años más.
El cuadro que encabeza esta entrada que se encuentra en el Capitolio de
los EEUU, representa la presentación al Congreso del documento que establecía la Declaración de Independencia de los EEUU y en el que aparece en el centro con la mano en la cintura, el
famoso John Adams.
Este personaje fue un estadista, abogado, diplomático y escritor
estadounidense, teórico político y líder del movimiento por la independencia de
los Estados Unidos del que fue primer vicepresidente (1789-1797) y
segundo presidente (1797-1801).
En un viaje a España llegó a Bilbao el 15 de enero de 1780, donde le
recuerdan con un busto suyo junto al edificio de la Diputación, y estuvo en una posada de San Nicolás, junto al templo de este nombre.
Según contó en su diario, «poco
después de nuestra llegada nos visitaron el capitán Babson y el capitán
Lovatt», ambos al mando de barcos amarrados frente a Portugalete y preparándose
para zarpar hacia América.
El
19 de enero llegó a nuestra Villa por la ría a visitar los citados barcos americanos
que le recibieron con salvas de cañón.
En
su diario dejó reflejado: «Cenamos en una taberna en tierra y pasamos un día
agradable».
No sabemos de qué taberna se trataría, seguramente del Muelle Viejo, si no hubiéramos puesto una placa similar a la que existe en Bilbao
que dice:
Aquí se
situaba la posada en la que se hospedó en 1780 John Adams, segundo presidente
de Estados Unidos (1797-1801) cuando iba a París en misión diplomática.
Recientemente en una entrada sobre si nuestros vecinos de Santurtzi nos
robaron la imagen de San Jorge, refiriéndose a la puerta existente en las
antiguas murallas que daba a la calle de la Barrera, frente al monasterio de
Santa Clara, Aitor González Gato nos
apuntaba que existía todavía en 1757, citándola como Puerta de San Jorge.
De ella partía el camino que nos unía con Santurtzi y que cuando se
construyó por la zona alta desde la carretera provincial que iba a Somorrostro,
la nueva carretera atravesando Abaro, una parte del antiguo camino se quedó
encajonado entre los muros de las fincas de la burguesía, como era en su
comienzo la de Tomás de Epalza y el convento de las monjas, conociéndose
entonces como “callejón del muerto”, que muchos lo recuerdan y sobre cuyo
origen existen peregrinas interpretaciones. Romualdo Arce (1920-2006) en una de
sus poesías que le dedicó nos dice que era conocido también en su época de
niñez como callejón de los frailes o de las monjas.
Hoy es Javier García-Borreguero y Ondiz,
quien nos apunta una versión del origen de tal nombre al leer un artículo de Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales, en
su blog LA VIDA PASA, sobre Claudio Quintín de
la Tova Manzanal.
Este portugalujo nacido en 1791 y bautizado en la parroquia de Santa María
el 31 de octubre, vivía en el Barrio
Nuevo de La Chicharra que tenía entonces casi 70 habitantes, y que dado su
proximidad a la iglesia de San Jorge, aunque en lo civil su jurisdicción
pertenecía a la Villa, en lo espiritual eran feligreses de dicha parroquia, allí fue donde le administraron los Santos Sacramentos al morir en 1843.
Su deseo, reflejado en testamento, era ser enterrado en la iglesia de Santa
María donde había sido bautizado, que desde principios de siglo disponía de
Campo Santo trasero en el término de Las Canteras.
Siguiendo la costumbre, la conducción del cadáver acompañado del cabildo
santurtziarra hasta la entrada de la Villa, se hacía por el citado camino y en
la Cruz de Santa Clara, divisoria de las dos jurisdicciones según consta
escriturado en el archivo de la iglesia del nominado Santurce, se hizo entrega del muerto al Cabildo
portugalujo.
Igualmente este les mandó 25 ducados por la
cuarta funeral, según costumbre de la matriz y aneja de San Salvador del Valle
en toda persona mayor.
Parece pues que en ese barrio, hasta 1866 fecha de su desanexión de la
Villa, el que moría era llevado a enterrar por dicho camino a nuestra iglesia parroquial o a su Campo Santo posterior, lo que originaría la denominación del
camino del muerto, o a su tramo final al llegar a la entrada de la Villa, callejón
del muerto.
Pedro Heredia en el libro de la Colección El Mareómetro, La música y otros aspectos costumbristas de
la Villa Jarrillera, nos habla de este
camino de los muertos, pero hablando de los entierros de los barrios, también
santurtziarras, de Rivas y Repelega, que para ser enterrados en la iglesia de
San Jorge, pasaban por el alto de San Roque, bajaban al Cristo y tras pasar por
la calle del Medio salían por el cantón de Santa Clara y frente al convento
cantaban el tercer responso.
Heredia nos lo confirma con dos pleitos sobre el tema entre los cabildos de
ambas parroquias en 1664 y 1672 y finaliza sugiriendo que mejor que Callejón
del muerto hubiera sido Callejón de los muertos.
Recordamos hoy
la breve existencia de un club de remo que surgió en 1966 en la
Villa, el TXANPA.
Txomin
Hermosilla que fue
protagonista de aquellos años, nos facilita la información exhaustiva de la
actividad remera de los mismos, de entre la cual entresacamos algunos datos así
como las fichas que presentamos:
El Club se
fundó en 1966 y estuvo activo ese año y el siguiente, para a continuación
juntarse casi al completo, Junta Directiva incluida, al club San Nicolás.
Tenía su domicilio social en el bar Txanpa, en
la travesía Manuel Calvo nº 3, y su camiseta era negra con ribete amarillo,
utilizando el segundo año el nombre de PORTUGALETE BUMA.
Centrándonos
exclusivamente en el primer año de su fundación, 1966, señalaremos que su
primera Junta la componían:
Presidente:
Antonio Pérez Ruiz, Vice-presidente: Julio Abuín Santín. Secretario: Juan
Carmona. Vocales: Pablo del Val Fernández y Ramón Armendariz San Pelayo.
Como patrones
contaba con Hilario Duarte Morentin y Adolfo Martínez Lasuen y bogadores, con
ficha, Luis Arriola Ontoria, (piloto), Deogracias Barañano Trimiño (Deo), Juan
Luis Bastida Lorenzo, Pablo del Val Fernández (Pablito), Ángel Ponce Esteban,
Txomin Hermosilla del Campo, José Ignacio del Horno Elguezabal (Trole), y Román
Murga Beraza.
Durante ese
primer año su batel compitió en seis regatas.
Txomin mantiene
un amplio material con todas las regatas y tripulaciones, tanto fotográfico
como documental.
Esta hornacina es bastante desconocida por la mayoría de los
portugalujos, por encontrarse empotrada en un murete del jardín
interior del Hospital Asilo de San Juan Bautista.
Desconozco su data, y al preguntar a varias
trabajadoras del Asilo (a quienes doy gracias por permitirme el acceso a la
hornacina y efectuar las correspondientes fotos), todas coinciden en que ya estaba allí cuando ellas eran niñas, lo que nos lleva, al menos, a
la década de los 60 del siglo XX. Pero una inspección detenida del paramento
revela más bien que con toda probabilidad la hornacina es coetánea de la tapia
en la que se encastra, ya que no se observan parches o reformas posteriores.
Parece pues, que tapia y hornacina son una obra unitaria y realizada al mismo
tiempo. Lamentablemente no he encontrado ninguna referencia a esta hornacina y
su Virgen en la bibliografía consultada, por lo que tendremos que recurrir a
las fotografías antiguas de esta zona para intentar dilucidar su data.
Según Rubén Las Hayas, que se encargó de escribir la MEMORIA
DE 100 AÑOS, 1907-2007 del Santo Hospital del Glorioso San Juan Bautista de
Portugalete, opina que es posible que al comienzo de los años 70 entre las reformas que contemplaba
el proyecto para convertir el Hospital-Asilo en Residencia para Mayores figuraba
el contar con un agradable jardín que sustituiría a parte de las huertas, con
plantas y ganado (desaparecieron totalmente en 1974) y se construiría entonces el
pequeño estanque con un decorativo puente así como la hornacina con la imagen
de la Virgen que cuidarían las monjas.
La hornacina está encastrada en un muro del citado jardín y alberga una figurilla de la Virgen del Rosario que parece de piedra,
de unos 30 cms de altura. Se viste con un vestido largo que le cubre incluso
los pies, con un cinturón ceñido a la cintura. Por encima de este vestido tiene
un largo manto que le cubre la cabeza, decorado con motivos vegetales. Sobre la
cabeza tiene una corona. La Virgen tiene las manos unidas en posición de rezo,
de las cuales cuelga un largo rosario que llega hasta el pedestal sobre el que
se alza, acabando dicho rosario en una pequeña Cruz. Este rosario parece
posterior a la talla. La imagen sufre los rigores de la humedad donde se ubica,
teniendo varios desconchones en su pintura blanca. La Virgen se yergue sobre un
cuerpo abultado y redondeado, quizá imitando una nube, que se apoya a su vez en
un bonito pedestal de tipo “copa”.
En cuanto a la
hornacina, originalmente era algo más artística que como la vemos hoy día.
Gracias a una foto efectuada por Rubén Las Hayas en 2007 (que publicamos arriba
a la izquierda), sabemos que exteriormente tenía una moldura con un tímido
punteado en el intradós, que convergía en la clave en un airoso motivo floral,
casi imitando una flor de lis. Con posterioridad a esa fecha, en algún momento
se picó o desmontó esta moldura exterior, quizá por su mal estado debido a la
humedad que de continuo afecta al muro en el que se inscribe la hornacina. Lo
que queda es un simple vano apuntado y pintado modernamente de azul; mide casi
80 cms de altura por 60 cms de anchura. El vano se cierra con un cristal, que
según pude observar, no hay posibilidad de abrirlo. La hornacina apoya en una
repisa que sobresale del muro. Bajo esta repisa, y como única 26 decoración,
hay una moldura y un triángulo invertido de lados redondeados. La sencillez de
esta hornacina destaca sobremanera con la rica decoración de las fachadas del
Hospital-Asilo, por lo que es claramente posterior a este, diseñada y ejecutada
con escasos medios.
La primera de estas casas que en la foto superior aparece al descubierto
en el momento de derribar el CINEMA IDEAL, fue proyectada en 1891 por Francisco Berriozabal a instancias de Manuel Peña
y modernamente la relacionamos con la familia AROMA.
En sus bajos estuvo el almacén
de vinos de Juarrero y luego el bar Corisco de Rafa Rodríguez, y en su portal hubo una casetilla de
un zapatero “remendón”. Este tipo de negocios de portal fueron muy habituales
en aquellos años con su olor característico a cuero y cola de impacto.
El siguiente edificio es el nº 17, proyecto de Manuel Otaduy de 1888 para
Evarista Inchalde y derribada y reconstruida en 1996. En una lonja
servía como segunda exposición de muebles de Luis García y en su portal
estuvo la relojería de Ismael Chico. El citado Luis García
figuraba en 1938 como propietario de una fábrica de gaseosas, pero
desconocemos su ubicación que bien pudo ser esta lonja.
En el número siguiente, el 19, fue muy popular como vemos en la foto, la Confitería
y pastelería LA EXQUISITA, de Florentino Sierra, que fue derribada en 1981 junto
a la siguiente conocida popularmente como LA POSADILLA, que en un plano
de 1876 aparece como la posada de Inchalde.
Fue en 1855 cuando el matrimonio formado
por Juan Antonio Inchalde Eguren y Saturnina Sasia Casal establecieron
una posada. Fueron grandes propietarios de casa y tejavanas que abarcaban, más
o menos, desde el actual nº 13 (Cine Ideal) al nº 27. En ellos disponían de
cochera, fragua y parador. En su patio trasero-merendero se alzaba una soberbia
palmera datilera a cuya sombra se jugaba a la rana y a los bolos. De ahí, el
nombre del bar que ha mantenido la sede del PSE en la nueva casa levantada en
1981, como números 19 y 21.
Según se narra en el último tomo
de la Colección El Mareómetro, en 1904, el matrimonio formado por Vicente
Arostegi y la makindarra Francisca Ezenarro vino a vivir a
Portugalete y tras haber sucedido un sonado delito de sangre, cogieron en
arriendo la antigua posada, de ahí que se conociera por “la marquinesa”.
En 1938 figuraba la tasca a nombre de Vicente Aróstegui. En ese
número se anunciaba la Comadrona municipal Josefa Aróstegui (PF 1935),
hija de Vicente y Francisca.
En el Programa de Fiestas de 1959
se anunciaba bajo la gerencia de Pedro Novales, destacando la imagen de
un gran “aiga” y el alquiler de coches para bodas y bautizos GRAN TURISMO.
También destacaban su Café y licores de todas las marcas. Vinos de Rioja.
Entre los oficios de mujeres a lo largo de la historia están el
de posaderas o taberneras, a las que este personaje quiere representar.
De nombre Gumersinda María, nació en Aguilar del Río Alhama
(Logroño) y con tres hijos, viuda de un churrero ambulante, tras casarse
nuevamente, se estableció en la Villa en 1907. Si compartió con su primer
marido el negocio de churrera, este lo ejercería toda su vida, siendo conocida
como “Mari, la Churrera”, cantándose en la calle un estribillo que decía A la churrera no hay quien la gane. Tres a
la chiquita y cuatro si me da la gana, siendo su figura habitual en las
primeras décadas del siglo XX con su perro, el
Moro, acompañando al grupo de Exploradores
portugalujos, los modernos Boy Scout.
En 1932 tenía su BAR MARI frente a la
Plaza, en Mª Díaz de Haro, y luego en el nº 1 de Coscojales, con el nombre de
LA SIMPÁTICA, BAR MARI. Tras la guerra, los informes desfavorables del Gobierno
Civil, le impidieron ejercer la actividad hasta que en 1942 consiguió licencia
para abrir como BAR MARI en el nº 18 de Coscojales debiendo “observar una conducta ejemplar y digna,
bastando el menor motivo de informes desfavorables para dejarla sin efecto”.
Tenía ya 81 años siendo su hija Mari Jiménez, también conocida también
como Mari la churrera, quien se haría
cargo de él ayudada luego por su hija Gloria. Ambas muy populares, siendo la
primera mujer, que antes de abrir el bar, se la podía ver nadando en la ría, en
unos años en que la rígida moralidad de las autoridades tenían catalogado su
establecimiento como de mala nota, con frecuentes escándalos, “unas veces entre paisanos y otros entre
marineros que hacen escala en este puerto", además de ser frecuentado
por “otras jóvenes de muy dudosa
conducta”.
Cuando llegaba el verano solíamos ir al Dique a bañarnos y
allí aprendíamos a nadar.
Recuerdo que a mí me enseñaron tirando como a un pelele,
desde el pretil, amarrado a la cintura de un balandro quilla al sol y cuando
salí a flote, no emocionado, sino aterrado, me arrastraron como a un tollino y
me sacaron a tierra, mudo y pálido dispuesto a dejarme ahogar, antes que volver
a repetir la suerte.
Solían venir a la dársena barcos ingleses que, al pasar por
el Dique, echaban monedas forradas en un papel.
Todos nos zambullíamos como pitorros y unos sacaban piedras,
otros barro y el feliz mortal la perra ansiada en la boca.
Había uno que tenía tanta resistencia, tal capacidad
funcional respiratoria, que un día, pasando el Marqués de Mudela por el canal,
se lanzó desde un bote, se hundió en el agua, buceó, pasó por debajo de la
quilla del vapor al otro lado no obstante marchar éste a relativa velocidad,
sin temor al reful de la hélice, que, como un pulpo, succiona y mata.
En ese intervalo, tan victorioso como romántico y
deportista, a ese gran nadador le dieron galleta… en la camisa, que olía, y no
a ámbar.
Alguna venganza de un rival envidioso de su honor.
Pero para nosotros fue un símbolo; le mirábamos como a un
héroe nacional, y cuando el pasaba a nuestro lado sentíamos la emulación
simpática del que es digno de ser retribuido por su hazaña.
La alternativa nos la daban en pleamar, a diez brazas de
profundidad, fuera de la vigilancia personal del juez que desde el costado del
bote esperaba, reloj en mano, apreciar el tiempo que estábamos en el agua.
Luego el espaldarazo, el cigarrillo y unos cacahuetes,
mientras tiritábamos sonrientes.
Yo aprendí a nadar porque leí un día un cuento titulado
“Aquí se ahogó Benito” y fue tal la emoción que me produjo, que lloré sin
poderme contener.
El maestro me preguntó asombrado
¿Por qué lloras?
Porque no se hubiera ahogado si hubiera aprendido a nadar.
Y era que recordaba cómo se ahogó un amiguito mío.
Tras habernos facilitado nuestro colaborador KEPA las restantes 400 fotografías
que componían los clichés de los fondos de David
Juarrero continuamos dándolas a conocer como nos propusimos desde el primer
momento.
Hoy completamos las fotografías que aparecen en dichos fondos de la
inauguración el 3 de noviembre de 1946 del Campo de deportes de San Roque de la
que ya conocíamos una.
Recordemos, como ya lo hicimos en entradas anteriores, que en 1943 la
corporación cedió a la Delegación Nacional del Frente de Juventudes provincial,
los terrenos de la Campa de San Roque
para construir dicho campo.
En él se instalaron una pista de atletismo, un campo de fútbol, una bolera
y un frontón. En unas lonjas inferiores se instalaron un cuarto de
socorro, unos aseos públicos y un local para la policía. Durante bastantes años
este Campo de deportes tuvo mucha actividad organizándose competiciones en las
que intervenían deportistas de toda Bizkaia.
La prensa nos recordó la “solemne inauguración del estadio del Frente de Juventudes” donde estaban
todas las jerarquías políticas y religiosas, que pasaron “revista a las
centurias formadas en el campo”. El Estadio llevaría el nombre de “Ramón y José
Antonio Ibarra Villabaso, dos patriotas muertos por Dios y por España”. Los
discursos tanto del arcipreste de Portugalete, don Ángel Chopitea, como del
“camarada Elola, delegado nacional del Frente de Juventudes” fueron
pronunciados “en elevados tonos patrióticos”. Tras terminar cantando el “cara
al Sol” y dar “los gritos de rigor”, tuvo lugar un torneo triangular de
atletismo entre Bizkaia, Gipuzkoa y Santander, cuya primera prueba de 100 m.
lisos la ganó el guipuzcoano Areta en 12 segundos y 9 décimas y es que “la
pista no se encontraba todavía suficientemente acondicionada, por lo que los
tiempos no pudieron ser brillantes”.
Las fotos de David
Juarrero nos ilustran perfectamente el acto, y nos recuerdan el panorama urbanístico
de aquellos años, hoy totalmente desaparecido, donde solo se conserva en el ángulo
superior izquierda de la primera foto el convento del Ojillo de las Siervas de
María.
José Luis Garaizabal nos ofrece esta foto cedida por Javi Arrillaga con los nombres que
le había facilitado José Ramón Tejada confirmadas a su vez con Vicen
Pérez de Albeniz, aunque ninguno ha sido capaz de identificar el lugar
donde se hizo la foto.
En ella aparece mezclado el equipo Juvenil y alguno de los mayores de
1955.
Fila de agachados de izda. a dcha:
Gumer Santamaría, “el sastre”; Vicente Pérez de Albéniz; Quichu; Eduardo
Aborruza “ Petache”; Francisco Esteban “Pegaso” del primer equipo; Floren Torre
; XX. Luego está José Ramón Osoro con dos chavales, uno de ellos sentado en su
rodilla que pudiera ser German .
Fila de arriba de
izda. a dcha:
José Luis Rivas; Luki
Arrillaga; Justo Martínez y entre ellos Maqueda; José Antonio Bilbao y detrás
Jordi Cerrato y XX ; Urbano Anda del primer equipo; El de la txapela era el
Presidente Opitz y luego José Ramón Otamendi y el siguiente pudiera ser José
Antonio Alda y detrás, con txapela y trinchera, Moragas el masajista.
Los marcados como XX
vinieron a probarse con el Juvenil cuyo entrenador era José Ramón Osoro. Uno de
ellos es Jordi Cerrato.
Bajo estas líneas una
foto de 1957 de José Ramón Tejada, en homenaje a sus cuatro amigos
fallecidos: Francisco Esteban "Pegaso",
Luky Arrillaga, Félix Marcos, y José Antonio
Bilbao Irasuegui, y otra de “Petache”, cedida por Mari Luz Aborruzaa los
fondos de Amigos de Zubeldia.
Los
chavales del Ojillo de los años de posguerra, recordamos algunas batallas de
piedras con nuestros vecinos y que llamábamos “pedradeo”.
Juan
Antonio de Zunzunegui, que nació en 1900, en sus Recuerdos y relatos de infancia y mocedad, nos relata también como
los “chavales del pueblo iban de pedradeo
contra los de Santurce, porque aquellos habían tenido la desfachatez de hacer
unos comentarios ofensivos tras una regatas”. La batalla la recuerda en los
límites de Campo Grande en el caminito que entonces unía los dos pueblos por el
acantilado.
Hoy
encontramos en el libro de José Ignacio Salazar Arechalde, Adolfo de Larrañaga. El agua silenciosa. Poeta, Portugalujo, Exiliado,
que nuestro poeta, nacido en 1877, también las recordaba pero con el nombre de “pedreas”.
El
libro que se presentará en el Centro Cultural Santa Clara el miércoles día 19,
lo recoge entre los recuerdos de infancia publicados en 1933 en el periódico Excelsius,
y en el que dice:
Las
diferencias vecinas de pueblo a pueblo se solucionaban a pedradas. Nosotros
firmamos un núcleo, el mas extenso posible, con su capitán a la cabeza. La
táctica militar no nos era del todo desconocida sobre todo la de los partos,
celebres guerreros que peleaban huyendo. En
nuestra retirada íbamos lanzando piedras redondas como pelotas, ocultos en
muros y trincheras improvisadas en las ondulaciones naturales del terreno. Recuerdo
que un día salimos de casa con la cartera llena de piedras, y en vez de irnos a
la escuela, nos fuimos a la carretera de Santurce, donde nos esperaban ya
nuestros taimados rivales, mas estrategas que nosotros, pero que usaban las
malas artes del pérfido Cimón contra el gran Diomedes de la Ilíada. El
teatro de la batalla era a campo raso para huir a campo traviesa. Generalmente
nos increpábamos antes para enardecernos, pues no es de caballeros el batirse
sin motivo grave y cuando caldeado el ambiente, y el silencio y la soledad, su
hermana, nos invitaba, empezaba la pedrea. Lanzábamos piedras a mano, que nunca alcanzaban al enemigo;
si algún afortunado lograba dar en el blanco, la desbandada era segura;
entonces era de ver cómo corríamos sobre los vencidos. Pero este caigo día dos santurzanos fingieron una retirada y
nos coparon. Nadie se rindió, todos volvimos a casa maltratados, perseguidos
por la Guardia Civil y con un terror cuyas huellas nos las olfateó la madre. Al siguiente día el maestro noticioso de la derrota, hizo
salir “al medio” a todos los que faltamos. Nos interrogó dónde habíamos estado,
y nadie dijo la verdad. Con una vara de fresno, de aquel que servía de arma defensiva
a los vascos, nos azotó las nalgas, y todos llorando y rascando por donde menos
pecado habíamos, nos sentamos en los bancos del suplicio estático. Pero todos callamos que había un herido de honda, que con un
remache le arrancó los incisivos. Cuando llegó su turno aquel héroe, para que no vieran su
lesión, soportó sonriente la palma. El maestro le preguntó. Tú, ¿Por qué no lloras y sonríes? Porque soy el capitán.
Una parte importante de la “gente del mareómetro” que por lo
tanto llevamos ya tres décadas en ello, hemos alcanzado la edad de los 80, lo
cual quiere decir que estamos llegando al final de nuestro ciclo vital, y este
ha sido el caso de José Ramón, que aunque en los últimos tiempos tenía
problemas de movilidad, su mente y su memoria se mantenía lúcida.
Su colaboración con nosotros, siempre dispuesto a recordar
eventos y fechas, queda reflejado a lo largo de la existencia de este blog,
donde a través de todos sus fondos fotográficos que puso a nuestra entera disposición
y las explicaciones que nos facilitaba, hemos recuperado parte de nuestra
historia, los recuerdos de Repélega y el barrio de La Sierra, o del barrio de “las
casas de Florencio y Pablo Bilbao”, de la calle Zubeldia, su paso por el futbol
y el club Portugalete, como primer presidente del Lora Barri y sus primeros
años con los concursos caninos, su participación en la organización de las
fiestas, …
Joserra, siempre guardaremos un gran recuerdo de ti, pues
eras un gran portugalujo, una buena persona y un buen amigo. El último libro de
la Colección el Mareómetro no me llamaste para entregártelo en mano como de
costumbre, ya que vivimos cerca, y lo recibiste en la cama, desde donde seguías
este blog haciendo comentarios, y que al igual que la Colección tu también habías
cubierto tu ciclo.
Te despedimos con un hasta pronto, con nuestras condolencias
a Pili, tu mujer y a tus hijos, compartiendo tu ausencia con tantos amigos que
dejas.
En la casa nº 11, que en
1903 aparece a nombre de Antonio Gorostiza esposo de Mónica Ariño, es un
referente el Bar Víctor, sede de las tradicionales partidas de
cartas.
Antes de llegar al cine, en el
sótano, estuvo el estudio de fotografía de Francisco Páramo (1929), luego
el estudio ARGOS de José Arana (hasta 1956), para
acabar como FOTO GUYMA de Guillermo Fernández y Matías Pérez.
En la fachada se apreciaba el anuncio de AGFA y dos expositores en los que se
mostraban las fotos de fiestas, acontecimientos, etc. de las que luego podías encargar
una copia.
En el tercer piso estuvo la pañería
y sastrería de Santa Coloma (PF 1928-1931).
El terreno que ocupa el nº 13, figuraba en 1891 a nombre de
Mónica Ariño y en 1903 había una construcción a nombre de A. Anduiza, siendo en
1919 cuando Santos Zunzunegui proyectó el Cine Ideal para Ángel Berriatua,
reformado en 1929 según proyecto de Pedro Ispizua, que luego continuaría, desde
1935, Luis de la Fuente local que popularmente se conocía como “el Revi”.
Bajo su marquesina montaba su puesto de caramelos y demás
artículos Tomasa Martínez, la madre de Nacho el de la tienda de la calle
Santa María.
Aprovechando que ayer el Serantes se llenó de gente con
motivo del día de Cornites, ofrecemos hoy esta foto de los fondos de Juarrero, que puede ser de los años 40
del siglo pasado ascendiendo a la cumbre un numeroso grupo de personas, la
mayoría mujeres.
La segunda foto sacada estos días por nosotros nos muestra la situación actual.
Hoy como día de Cornites,
rescatamos la entrada antigua con el título que encabeza estas líneas,
presentando un curioso artículo, sin fecha, facilitado por José Luis Garaizabal firmado por Critilo, que no deja de ser
curioso y quizás oportuno ante la próxima fiesta de San Jorge, donde la lluvia
no falta, como maldición de las viejas portugalujas cuando sus vecinos les
robaron San Jorge.
Por mi parte quiero aportar mi granito de arena para que no
se crea que Critilo se lo inventó o escribió sin ninguna base. José de Lecue, que nació en 1885, y que se interesó siempre
por la historia de su pueblo, en un trabajo que hizo sobre el monasterio de
Santa Clara, analizando un largo pleito que tuvo lugar en 1631, nos trascribe
textualmente uno de sus párrafos: "...que el lugar de su emplazamiento se describía en
aquella época como de extramuros y a veinte o veinticuatro pasos de distancia
de la cerca o puerta de San Jorge de esta Villa, por la que se entraba viniendo
de Santurce." Y a continuación nuestro convecino se hacía la siguiente
pregunta: ¿Existiría en dicha puerta o mejor aún sobre ella, alguna
imagen de San Jorge, por lo que se la conocía con este nombre, y que a su
desaparición diera lugar a la tradición llegada hasta nosotros de que
"el San Jorge de Santurce fue robado a Portugalete?
En el retablo de nuestra Basílica, donde San Jorge aparece
dos veces, en una vidriera (a no ser que represente al arcángel San Miguel) y en lo alto de dicho retablo, veo que a este último
le falta la lanza y me pregunto jocosamente y sin ánimo de polémica: ¿No se la
robarían también nuestros vecinos?
En este blog Tasio Munarriz nos estudió en diferentes entradas la
historia del actual batzoki del PNV en la calle Nueva, para lo cual
recomendamos utilizar el buscador de la derecha con la palabra “batzoki”.
El final de la historia, queda reflejada en estas líneas suyas dedicadas a
“la reconquista”:
Después de ser ilegalizados los partidos políticos en 1937, el Partido
Nacionalista Vasco tuvo muy poca actividad como tal, igual que el resto de las
asociaciones no adictas a la sublevación militar. Solo quiero destacar la
convocatoria de una concentración en El Arenal de Bilbao con motivo del Aberri
Eguna de 1971. La Policía Municipal de Portugalete recogió unas octavillas en
la calle.
La primera Junta Municipal del PNV de Portugalete después de la dictadura
se creó el 28 de octubre de 1976 y estuvo en ejercicio hasta el 7 de julio de
1977. Sus componentes eran:
Iñaki Aresti Saldisua, presidente.
Sabin Ipiña Ormaetxea, vicepresidente.
Jesús Madariaga Izurza, Secretario.
Félix Arambarri Uribe-Etxebarria, tesorero.
Juan M. Uribarri Santamaría, afiliación y propaganda.
Gaizka Arostegui Alberdi, Afiliación y propaganda.
Ander Aberasturi Egileor, EGI.
Ramiro Cardona Cabia, EGI.
José Angel Arrillaga Urrutikoetxea, EGI.
Pedro Mª Uribarri Santamaría, ordenación y planificación.
Andoni Agirrezabal Aguinaga. Ordenación y planificación.
Andoni Larrauri Puente, problemática municipal.
Gabriel Madariaga Izurza, Problemática municipal.
Una vez que el 19 de enero de 1977 se había permitido el uso de la ikurriña
y el PNV era legal, el 17 de junio dos accionistas de “Gure Kabija S.A”
reclamaron por escrito al Estado la devolución legal del edificio porque les
pertenecía desde que crearon la sociedad y había sido incautado por las
autoridades de la Dictadura.
En junio o julio la Junta municipal del PNV, después de consultar a algunos
militantes, decidió ocuparlo de una manera pacífica y sorpresiva, aún sabiendo
que esa acción era ilegal y arriesgada. En efecto, el 13 de agosto, antevíspera
de las fiestas portugalujas, un grupo de afiliados se juntaron en la calle
Berriotxoa, donde tenían un batzoki provisional, a las 4 de la tarde para
iniciar la marcha hacia “Gure Kabija” con una ikurriña, una pancarta enrollada
y unos txistularis. Bajaron por la acera de los pares de General Castaños para
descender por Casilda Iturrizar. Por el camino se fue agregando gente hasta
llegar a unos cientos de personas. El primero que entró fue José Angel
Arrillaga diciendo “Estamos en casa”. Un grupo subió al segundo piso y colgó la
pancarta que decía:”Estamos en casa. Gure Kabija. PNV-EGI”. Otro grupo fue al
tercer piso, arrió la bandera española y la sustituyó por la Ikurriña en el
mástil.
Antes de las dos horas se presentó la Policía armada ocupando prácticamente
el casco antiguo. Iñaki Aresti, Andoni Larrauri, Gabriel Madariaga y Juan Cruz
Emaldi bajaron a hablar con el teniente y le enseñaron los documentos que
demostraban que el edificio era propiedad de “Gure Kabija” y que no habían
destrozado las banderas. La policía recibió la orden de abandonar el cerco y
desde entonces el PNV realiza sus actividades en esos locales.
En la foto inferior bajo estas líneas un grupo de afiliados con motivo del
Aberri Eguna 1978.