Dentro del conocido como “bienio negro” de la II República,
el hecho más conocido fue la Revolución de octubre del 34, sobre todo en
Asturias, por lo que Tasio Munárriz nos
describe lo que ocurrió en la Villa:
El PSOE estaba dividido, pero su ala izquierdista
(Largo Caballero) y su ala centrista (Indalecio Prieto), por miedo a ser
rebasados por los anarquistas y los comunistas, llegaron al acuerdo de
organizar un movimiento revolucionario si la CEDA, antirrepublicana y
considerada fascista, accedía al poder. No podemos olvidar que el fascismo
estaba instaurado en Italia desde 1922 y que Hitler fue nombrado canciller en
1933 y presidente de la República alemana en 1934 persiguiendo a los
socialistas y comunistas alemanes.
Después de un pequeño paréntesis de cinco meses del
Gobierno Semper, Lerroux formó el 4 de octubre otro gobierno en el que entraron
tres ministros de la CEDA. Este hecho fue el detonante para iniciar la
revolución que pretendía recuperar la República y las libertades en peligro por
la amenaza fascista. Los socialistas decían que el gobierno de centro-derecha
era legal pero que ellos eran los legítimos representantes del pueblo y tenían
que recuperar el poder, por lo que convocaron una huelga general. El día 5 la
huelga pacífica triunfó en todas las ciudades importantes. En Asturias se
convirtió en una insurrección armada.
En Bilbao la huelga fue también pacífica y duró hasta
el día 12 cuando la UGT y el STV decidieron volver al trabajo. En la zona
minera, en la margen izquierda y en Erandio la revuelta estuvo encabezada por
gente armada. El PNV había dado la orden de abstenerse. Bastantes miembros del
STV participaron en la huelga porque, al estar sus centros clausurados, no se
enteraron de las órdenes de su dirección que la rechazaban.
El 4 de octubre la fuerza pública mató en la carretera
de Santurtzi, al portugalujo Florencio Serrano de las Heras, vecino de
Atarazanas 2. Este suceso excitó los ánimos de la población.
La insurrección en Portugalete fue promovida por los
socialistas, a los que se unieron los anarquistas, comunitas y militantes de
ANV. Convocaron a los revolucionarios en el Fuerte San Roque a las 9, 30 de la
noche del día 6 para distribuirse armas. Como no tenían suficientes, asaltaron
las casas de derechistas y se las requisaron. Otros aportaron botellas de
líquido inflamable, bombas, dinamita, etc. Bajaron del Fuerte varios grupos
levantando barricadas por toda la villa vacía.
Hacia las 12 de la noche un grupo de ocho
revolucionarios intentaron asaltar la Casa-Torre donde vivía Luis de Salazar
Zubía. Como éste no les abría la puerta, echaron un balde de gasolina e
incendiaron la casa. Salazar salió y se refugió en el domicilio de Iza en la
calle del Medio. Los bomberos de la villa intentaron apagar el fuego sin
conseguirlo. Se quemaron todas las pertenencias, incluidos un archivo y una
biblioteca que algunos dicen que eran muy valiosos.
En la madrugada del día 7 la Guardía Civil pasó desde
Las Arenas por el transbordador, el único acceso que habían dejado los
revolucionarios sin cubrir. Al subir por la calle Nueva una descarga realizada
desde la barricada inferior mató al brigada Gerardo Huici.
Muchos, al enterarse del incendio de la Casa-Torre y
de la muerte de Huici, abandonaron la calle y se metieron en su casa o huyeron.
Según el historiador Tuñón de Lara, la revolución fracasó
en el País Vasco por ausencia de órganos de dirección unitarios y por
falta de unidad de criterios entre los
socialistas. Largo Caballero, junto con el Comité Revolucionario, fue detenido
y Prieto se exilió de nuevo a Francia. También desapareció Cándido Busteros,
que se expatrió a Dinan (Bretaña-Francia).
La fuerza pública ocupó toda la Villa y parecía que
había vuelto la tranquilidad. Pero el día 10 sucedió otro hecho luctuoso. Un
guardia de Asalto (un “pichi”, como se les llamaba), apostado en un balcón de
María Díaz de Haro 4, mató de un disparo al joven Angel García Rodríguez, de 24
años, al entrar con su amigo José Lafuente en el bar del nº 1.
El gobernador destituyó el día 10 a Guillermo Curiel como
jefe de la Guardia Municipal y a otros dos policías municipales por su
comportamiento en la revolución. El comandante militar de la plaza y el
gobernador nombraron jefe de la Guardia Municipal al sargento jubilado de la
Guardia Civil Sisebuto Santidrián Santidrián el 15 de octubre.
En la Villa desde el 7 de octubre hasta el 27 de
noviembre fueron detenidas 133 personas en
su casa o escondidas en los pueblos de las provincias limítrofes y procesadas
168. Algunos fueron detenidos con las armas que todavía tenían en su casa.
Otras armas, bombas y botellas con líquido incendiario aparecieron escondidas
en el cementerio, en un pozo, entre jaros, en cuadras, junto al depósito de
agua de Campanzar, en el hueco de una chimenea doméstica, etc.
La consecuencia más importante fue que el Gobierno de
centro-derecha el 11 de octubre de 1934 restableció la pena de muerte durante
un año para los delitos de terrorismo político. Esta pena había sido derogada
por el gobierno reformista.
El 18 de octubre el delegado gubernativo convocó a los
seis concejales monárquicos, que no habían dimitido, y nombraron alcalde a
Enrique Retuerto.
¡VIVA LA REPUBLICA! PERO, ¿QUE REPUBLICA?