Como hoy miércoles a la 7 de la tarde tengo que presentar el libro Diccionario Biográfico Portugalujo, con una conferencia sobre personajes portugalujos, aprovecho para recoger esta reseña con las noticias sobre la figura de Antonio López, cuya amistad con Manuel Calvo unida a negocios conjuntos, duró toda la vida y a la muerte de Calvo éste dejó como principal heredero al hijo de su amigo, también Marqués de Comillas.
Antonio López
nacido en el seno de una familia humilde de
Comillas, en Cantabria, emigró de joven y en Cuba empezó en un almacén casándose
con la hija del dueño, Andrés Bru, del que acabaría siendo socio. Allí conoció
a Manuel Calvo, un año mayor que él y con su misma trayectoria vital pues había
llegado con 17 años a trabajar en una ferretería, y un año después se había
casado con la dueña, una adinerada viuda.
Antonio López con dinero de su familia
política emprendió su empresa, Antonio
López y Hermano que se dedicó entre otras cosas a explotar líneas marítimas
regulares dentro de la isla. Manuel Calvo no fue ajeno a esta actividad dado
que en 1835, dos años después de su llegada a Cuba, también era propietario de
un vapor, que fue apresado trasportando 450 esclavos.
Dicha actividad,
pese a estar prohibida
desde 1821, supuso hasta 1867
el desembarco ilegal de cientos de miles de personas en Cuba. De los 900.000
que se estima que desembarcaron en la isla, 600.000 lo hicieron en ese período.
Calvo y López,
fundaron en 1848 (nuestro indiano tenía 32 años) la Compañía de Navegación Trasatlántica, que junto con otras compañías
en las que eran socios dieron cobertura a sus negocios.
Este tráfico de
esclavos fue base para sus negocios, que
consistía en comprarlos en Santiago y venderlos a otros puntos de la isla,
desde Matanzas a Cienfuegos o la Habana, donde servían de mano de obra forzada
en cafetales y los campos de azúcar.
Del futuro Marqués de Comillas hay
constancia de que durante más de una década, entre 1844 y 1856, hizo negocio
con la intermediación comercial de decenas de esclavos, cada año más que el
anterior, según se documenta a partir de actas notariales y de los archivos de
las escribanías de Santiago. En ese año ambos eran accionistas del Banco Español de La Habana, y Calvo
propietario de ingenio Flor de Sagua
procedente de su mujer, base de su futuro ingenio Portugalete donde trabajarían más de 200 esclavos.
Un anuncio en el periódico El
redactor de Santiago de Cuba, de junio de 1852,que encabeza esta entrada,
da un vistoso testimonio de ello. “Compran
negros de ambos secsos [sic] en partidas o sueltos al contado; los Sers.
Antonio López y Hermano, calle de la Marina, 38”.
Todo aquello era legal. Aunque el
tráfico de esclavos desde África a América estaba prohibido desde 1821, por un
acuerdo bilateral entre España y el Reino Unido, la esclavitud y las
transacciones con esclavos estuvo permitida en Cuba hasta 1886, cuando ya solo
era legal en Brasil.
Nuestros personajes fusionaron sus
navieras, en 1876 siendo Manuel Calvo el consignatario de la nueva Compañía Trasatlántica, la más importante del momento, que logró contratos
para prestar el servicio de correos y de envío de soldados hacia las Antillas.
En internet
encontramos también que ambos participaron activamente en todas las iniciativas
anti abolicionistas que lideraron las grandes fortunas españolas. Uno de los hechos diferenciales de España
respecto a otros países europeos es que la cronología de la abolición de la
esclavitud es más tardía, y uno de los factores que lo explica es sin duda la
fortaleza de los proesclavistas, ya fueran los de Madrid, Barcelona o la
Habana.
Antonio López fue
también un mecenas y un hombre que quiso y pudo entrar en los círculos más
exclusivos de la alta sociedad. Prueba de ello es su relación con Alfonso XII,
que veraneó con él en Comillas y le dio primero el título de marqués y luego de
grande de España.
Recientemente en Barcelona algunas entidades defendían que un hombre que se había enriquecido con el comercio de esclavos en Cuba, incluso con el tráfico ilegal, no podía tener una estatua en una plaza pública. Algunas voces, por contra, tacharon ese gesto de revisionismo histórico sobre una figura que ellos loaban como la de un exitoso emprendedor indiano fruto de su tiempo, que emigró sin nada y volvió para construir un todopoderoso imperio empresarial desde la capital catalana. En marzo de 2018 el Ayuntamiento retiró su estatua, como muestra la foto inferior.