Juan Fermín López Markaida, nacido en la década de los 40, nos desgrana ayudado por amigos del Ojillo, sus recuerdos de aquellos vecinos suyos en las dos primeras décadas de posguerra.
Empezando por el número 2, casa de solo tres alturas, de tres pisos con sus balcones de hierro que daban a la fachada principal, la del Ojillo, dando vista al cruce con el guardia municipal y a la isleta del quiosco de Sofía, donde ya nos habló del bar El KILOMETRO. La amplia familia de Arsenio Macho que lo explotaba vivían en el primer piso, y recuerda al zapatero remendón Ruiz y sus tres hijos en el 2º, puerta con puerta Justo Martínez Castro. Bonachón y crédulo, hombre aplomado donde los halla, a su esposa Puri y su hermana Conchi, zarambolas calmosas ellas, con una gracia, un temple y saber estar detrás de una barra emblemática con la que los años han esculpido en sus cuerpos desgastados de tanto trajinar en la carismática tasca de EL METRO, en la Ranche, con mesas de madera corridas y olor a lejía.
También vivían en el sotabanco, un buchinche habitable, Merche y sus dos hermanas.
La siguiente casa correspondía a la calle General Mola, que en 1979 se cambió por Calle Correos, recordando que en ella estuvo la estafeta de correos durante cuatro décadas hasta 1967.
En esta casa de la Cooperativa (nº 2 de Correos) vivían en aquella época, en el primer piso, las familias de Vicente Díez y Luis Larrazabal, y en el segundo el veterinario municipal Garabieta y sus hijos, y la familia de José Miguel Gorostiaga (Josito).
En el tercer piso vivía Velilla y sus tres guapas hijas y Teresa la maestra de Zubeldia con sus hijas Blanqui y Mari Tere, y en el cuarto el maestro Ángel Sádaba y su esposa Faustina Garay con sus hijos Ángel, Javier, Jesús y Fernando y sus dos hijas Mª Carmen y Ana María.
En la última planta, el piso 5º, vivían la familia de Dani Bezares y su hermana y Severino Villar, el de la tienda de chucherías de la casa nº 1 del Ojillo.
Seve instaló su negocio cuando cerró su carnicería la gallartina Angelita Suberbiola, conocida como la navarra pues él era de Nafarroa. Este conspicuo personaje, con buena voz para el canto, de poca estatura, instaló sus estanterías de golosinas polícromas y bagatelas, con vasares que eran del agrado de los chiquillos por sus abarrotados estantes de chuches multicolores, gollerías a granel con un gran atractivo visual cromático.
A los menos críos les llamaba más la atención, sin dejar de ser chavalería, el Biscuter o Zapatilla que tenía, micro automóvil que una sola persona podía levantar o desplazarlo, al que siguió otro curioso vehículo que llamábamos Huevo, que era en realidad una Isetta, otro micro coche italiano éste.
Enhorabuena por el trabajo realizado. Como dice un amigo: "más vale lapicero pequeño que memoria grande". Ésta se nos va "apolillando" con los años y se nos cuelan gazapos involuntarios. Al hablar del nº 2 del Ojillo (antes Plazuela del Cristo), dice Juan Fermín que Justo Martínez Crespo y Puri Torre tenían en el segundo piso como vecinos de puerta al zapatero Eusebio Ruiz y familia. Ruiz vivió en el cuarto piso. Los que sí fueron vecinos de puerta, en 1935, fueron Eulogio Crespo y Francisca Martínez Crespo (hermana de Justo), los fundadores de El Metro. Otra precisión más, es que en el nº 2 de Correos y como vecinos de Severino vivieron mis tíos, Daniel Bezares y Caridad Flaño con sus hijos Dani y Arantza. Os recomiendo a los Amigos del Ojillo una visita al Archivo Municipal donde consultando los padrones de esos años podréis resolver cualquier duda sobre los moradores de las casas del Ojillo, Correos y Gipuzkoa. ZORIONAK!!
ResponderEliminarDonde Severino,no hubo carnicería, había una tienda de frutas y ultramarinos regentada por dos hermanas.¿
ResponderEliminarEn el segundo vivía Eusebio Ruiz, se mujer Agustina y los cuatro hijos de ambos
ResponderEliminarHe preguntado a la nieta de Eusebio y Agustina y me aclara que ambos vivieron en el cuarto y después de la guerra bajaron al segundo, piso en el que nació ella en 1955. Mis disculpas.
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