Siguiendo con las vivencias de Juan Fermín López Markaida, nos encontramos sus recuerdos del Fielato del Ojillo, la caseta de arbitrios municipales, que hacía tabique con el bar El Kilometro:
El Fielato de
arbitrios, garita, oficina, celaduría, almotacenazgo, inspectoría, caseta veeduría,
telonio, colecturía, desde donde vigilar y recepcionar, expedir, colectar el
importe del arbitrio, era la barrera aduanera municipal que la ejecutaban
funcionarios municipales, consumeros, cuya vigencia se prolongaba en el tiempo
desde el siglo XIX y que desaparecerían en 1963.
Era un gravamen
impositivo, es decir indirecto al consumo, que se recaudaba en el tráfico y
tránsito de mercaderías tanto de comer, de beber como de quemar.
Había todavía en 1956 los siguientes impuestos municipales
para el gasto público que el exactor hacía cumplir y neutralizar al evasor:
.- Arbitrio o tarifa impositiva sobre carruajes, caballerías de tiro y silla y velocípedos (vehículo de 2 o 3 ruedas a pedales), un biciclo.
.- Sobre artículos de consumo: bebidas generosas, alcoholes, vinos y licores.
.- Sobre carnes, volatería, caza menor y sebo en rama o fundido.
.- Sobre pescados de mar y río, mariscos finos
Recuerdo haber pagado una tasa en el Ayuntamiento por la bicicleta que tenía. Era una chapa metálica esplendente de unos 6 cms por 3 de ancho, dúctil, pues se podía flexar un poco y curvarla para colocarla en el tubo inferior en la horquilla y sujetarla por detrás. Los "munis" controlaban que la tuvieras bajo pena de sanción.
La matricula de la bici nos costaba 5 pelas (1 duro) y tenía la validez de un año.
Los fielato estaban en las principales arterias de entrada y salida del municipio, Azeta, Abatxolo, Kabieces, el Salto o frente a la Plaza, junto a la estación (foto inferior), donde luego hicieron unos urinarios públicos que había que pagar por su uso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario