viernes, 28 de febrero de 2014

CARNAVALES PORTUGALUJOS


 En el último libro de la Colección El Mareómetro, se citan ya los carnavales en la Villa hace un siglo. Se dice que los bailes con máscara eran los más habituales y tenían lugar en locales cerrados como el Frontón La Estrella, el Hotel, el Balneario y hasta en el salón del Ayuntamiento.
Además eran corrientes los grupos de los pueblos vecinos que venían disfrazados con sus instrumentos. Se suelen encontrar grupos disfrazados de gitanos con guitarras y bandurrias y hasta algunos disfrazados de toreros acompañados de orquesta que venían de Baracaldo.
La foto de la izquierda con dos chicas con sus disfraces carnavalescos corresponde a jóvenes que venían de Urioste (Santa Zamarripa y Manuela García), mientras las dos niñas de la derecha son Ana Mari y Fidela Hermosilla del Campo.
Tras la guerra estas fiestas estuvieron prohibidas, y últimamente está tomando cuerpo la iniciativa del ELAI ALAI del Portugateteko Maskaradak, con una base tradicional vasca y un contenido actual, que este año está apoyado por otras organizaciones y que esperamos que acabe arraigando como un acto popular típicamente portugalujo.

Recrea unas figuras de leyenda, como el malvado EGOI, y la lamia buena ARGI, pudiendo participar todo el pueblo en torno a una danza de tipo social, en corro, denominada Portugaleteko Zortzikoa. 

miércoles, 26 de febrero de 2014

UN MÚSICO PORTUGALUJO OLVIDADO: BRAULIO ZABARTE


 Este músico portugalujo, nacido el 28 de enero de 1883, tres años antes de que su padre Narciso Zabarte, levantara el frontón La Estrella, es prácticamente un músico olvidado, mientras sus hermanos, que se dedicaron a la pelota, son más conocidos.
Hoy lo traemos a esta entrada ya que José Manuel López Diez, en su labor de investigación de la familia Conde-Pelayo, nos ha pasado un artículo dedicado a él, que con el titulo de Un gran músico ciego, escribió Volney Conde-Pelayo en la primera página de EL PAIS (periódico republicano de Madrid) del día 15 de mayo de 1919.
Habiendo perdido la visión por un accidente en su niñez, fue enviado a estudiar al Colegio de Ciegos de Madrid, con gran aprovechamiento.
Su virtuosismo como interprete al piano, no solo le hizo muy admirado en su pueblo, sino que le trataron personalidades de aquella época como Saborit, Besteiro, Pérez Solis, …
Volney, además de enumerar una buena parte de sus obras, empezando por minuetos, mazurcas, zortzikos, Misa de Requien, Obertura, o Marcha vasca, hace una buena descripción de sus cualidades.
Debía tener buena relación con él, así como con su familia, dado que su sobrina Leonor también le dedicó un recuerdo al hablar de los Conde-Pelayo en Portugalete.
Como Volney no se prodigó mucho en sus escritos en temas relacionados con Portugalete, dado que su tema favorito era el político y social, lo incluiremos en el próximo libro, pero los interesados pueden consultarlo en la hemeroteca nacional.

Al no disponer de fotografías suyas, hemos recurrido a un detalle de una foto que le sacó Guyma, en 1956, en el Hospital San Juan Bautista donde murió el último día del año 1964, con casi 81 años.

martes, 25 de febrero de 2014

HISTORIA DE LA CALLE ZUBELDIA: LAS VAQUILLAS Y LAS COMEDIAS


 Completando la entrada anterior en la que señalábamos las pocas fotos de festejos en “la tejavana”, de que disponíamos, Jose Luis Garaizabal nos envía la foto superior, que le facilitó el director de Zubeldia Ikastetxea, de los fondos que recogieron en su aniversario y correspondiente a algún festejo cómico-taurino. 
Sin embargo tenemos que reconocer que el que mejor refleja aquellos espectáculos es el desaparecido cuadro de Reguera, que ponemos bajo estas líneas.
Otro de los espectáculos que llevaba mucha gente (algunos iban provistos de su banco, banqueta o similar) eran las “comedias” o funciones de los comediantes y titiriteros que recorrían todos los pueblos del país. Por cierto que entre número y número siempre había una rifa y hasta que no vendían las papeletas, no continuaba la función.

Fue famosa la “compañía” del enano Cosmín, que tenía su propia canción con la melodía de las tabletas Okal: “Cosmín, Cosmín, te quiero porque eres tan chiquitín…”. Aquellas comedias calaron entre la chavalería y después les superamos con creces, con el mundialmente famoso CIRCO ZUBEL.


lunes, 24 de febrero de 2014

HISTORIA DE LA CALLE ZUBELDIA: LAS VAQUILLAS


 Vamos a presentar hoy dentro de la historia de los cien años de la calle Zubeldia, de José Luis Garaizabal,  un festejo que fue muy popular: las vaquillas de las fiestas de San Roque.
Salían de la calle del Ojillo, el camión que traía las vaquillas se colocaba a la entrada de la calle Correos, y tras pasar por el Cristo subían hacia la calle Zubeldia, que recorrían a todo lo largo hasta llegar al “ruedo” de la tejavana.
En la foto de Andrés Rueda se ve a dos “valientes” cogiendo a la vaquilla por los cuernos, uno era el guardia municipal y el otro Edu Garaizabal y los espectadores presenciando el gentío desde la tapia de la leñera de la que hablábamos en el anterior entrada del blog.
Son de las fotos que habría que tener en cuenta a la hora de la elección de Imágenes Portugalujas 2014, dado que es poco conocida.
Bajo estas líneas en otra foto de vaquillas, se ve la “barrera” a reventar y también todo este montón de gente en primer plano a la izquierda, que tal vez estarían subidos en algún camión que impediría el paso San Roque arriba. Fijándonos, en la tejavana, se ven los tendidos que se montaban en la portería de los pinchos.
Son festejos que todavía están en la retina de muchos pero que contamos con escasas fotografías, ya sea en la calle como en el campo de la “tejavana”.
Hojeando los programas de fiestas de posguerra, encontramos que en 1945 y 46 anunciaban “suelta de vaquillas” hasta el frontón, donde también se hacían las corridas.
Será en 1947 cuando se anuncia, a las 7 de la mañana, “chupinazo y encierro de vaquillas desde Correos hasta la plaza de las Escuelas del Maestro Zubeldia (tejavana)”
Los dos años siguientes también se celebraban a las 7 de la mañana, aunque no se especifica gran cosa, y será el programa de 1952, el que resulta más explicito:
A las 6 de la tarde, suelta de vaquillas en la Tejavana. El día de San Roquillo, Gran Gala Taurina en la Plaza de Toros de Zubeldia (tejavana), con afamados diestros y aficionados. Al final regocijante Suelta de Vaquillas”. (A este último acto corresponde la foto de Andrés Rueda).
En los años siguientes ya no aparecen en los programas.




viernes, 21 de febrero de 2014

MONSEÑOR CHOPITEA Y LA POSGUERRA EN PORTUGALETE


Seguimos con el análisis que nos hace Tasio Munárriz, del libro que Angel Chopitea escribió con motivo de sus bodas de plata sacerdotales.

¿Cómo describe la época de la guerra?
“LA BONANZA Y LA PAZ.- Después de los años calamitosos vinieron los de la paz. No detengo mi pluma en la descripción de los episodios que pudieran ocurrir y ocurrieron de hecho, mientras la guerra civil tuvo ocupado este Arciprestazgo”.
No dice nada más. Y tiene razón. No sabía directamente lo que pasó porque desapareció. Con otros sacerdotes de la parroquia, excepto Hilario Ugalde, se escondió o se marchó. Me interesaba encontrar este librito para ver si contaba dónde había estado él y cuáles habían sido sus vivencias, pero me encuentro frustrado. Después de alabar a los sacerdotes de su arciprestazgo por no abandonar sus puestos en los años duros 1933 y 1934, no fue consecuente. Y, si lo fue, debía haberlo explicado.
¿Cómo vivió la posguerra?
Chopitea mismo resume lo que muchos portugalujos mayores de 70 años recuerdan y que describiré en otro libro dedicado a la posguerra:
“En estos años que corren desde 1938, el trabajo de los sacerdotes es más fácil, más intenso y mejor comprendido y premiado. La autoridad civil, coadyuvando con el sacerdote, atendiendo a las necesidades del Culto; multiplicando las limosnas; corrigiendo abusos de toda índole; purificando el ambiente moral, legitimando matrimonios, bautizando a centenares de niños …”
Termina haciendo una apología de sus logros: El congreso eucarístico, la escuela parroquial, los quince jóvenes que estudiaban en el seminario, la escolanía de tiples, la catequesis de niños, su certamen anual con premios pagados por la Caja de Ahorros Provincial y las grandes fábricas, las procesiones, la adoración nocturna, la Acción Católica, la Juventud Mariana, etc. Creo que no hay mejor expresión de la autoestima del Dr. Angel de Chopitea y Múgica que estas frases: “¡Nada hay comparable a una solemne función parroquial! Cuando la Madre, la Santa María de Portugalete, se viste de gala; cuando exhibe sus mejores joyas y se cubre con el esplendor y brillo de la luz, y el canto robustece la fe con sus notas imponentes y el órgano de una sonoridad incomparable abre sus amplios registros; y los ministros con ricas vestiduras ofician ante el altar, coronado con un retablo artístico y bello, y el Párroco, Padre de todos los hijos arrodillados levanta en alto la Custodia y bendice  a su pueblo en el nombre de la Santísima Trinidad; no hay cuadro, repito, que pueda superarlo, ni colorido, ni en gracia, ni en suntuosidad”

Pese a todo su esfuerzo por atraer a la gente a sus solemnes cultos y procesiones, reconoce su impotencia: Y, sin embargo, la apatía resiste a todo, y la indiferencia hiela el espíritu y la apostasía atosiga el corazón. ¡Cuándo, Señor, llegará la hora tuya, que aprietes cabe tu amantísimo Corazón a los extraviados: ignorantes, indiferentes y pecadores!”.


jueves, 20 de febrero de 2014

ANGEL CHOPITEA MUGICA (1893-1991)


Hoy recogemos la ficha del último personaje aparecido en el periódico enportugalete.com correspondiente al que fuera párroco de Portugalete Monseñor Chopitea.
Hemos aprovechado el librito que escribió con motivo de sus bodas de plata sacerdotales titulado “Mis veinticinco primeros años de sacerdote”, y que subtituló “Sugerencias íntimas del alma, en los diversos ministerios espirituales”, que Tasio Munárriz, tras mucho tiempo tras él, localizó en una librería de viejo en Oviedo. (Biblioteca Digital pinchar aquí)
Parece ser que no lo puso a la venta sino que encargó en una imprenta de Donostia unos pocos ejemplares y los repartió entre sus familiares y amistades.
Al margen de lo que se dice en la ficha, debemos recoger algunas reflexiones que nos ha preparado al respecto:
Como muestra del anticlericalismo que reinaba en la zona de su arciprestazgo que comprendía catorce parroquias de la margen izquierda de la ría y de las Encartaciones, están las prohibiciones del alcalde, la quema de templos, o su visita a Somorrostro con fieles del arciprestazgo para un acto de desagravio en que fueron recibidos a pedradas. ¿Cómo se comportaron los sacerdotes de la zona minera y fabril?
“Ni uno solo claudicó; ninguno desertó de sus puestos. Uno fue muerto a tiros; varios heridos de gravedad; pero todos cumplieron como buenos con su deber de sacrificio heroico y abnegado”
Cita también el suceso del 6 de mayo de 1934 en el que, con motivo de la bendición de la bandera del centro juvenil con cientos de jóvenes de toda la provincia en Portugalete, hubo un enfrentamiento entre la guardia civil y un grupo que supuestamente quería boicotear el acto religioso. Menciona que hubo tiros y heridos graves, pero no dice que uno de éstos murió días después ni de quiénes procedían los disparos.
Como contrapunto a tanto odio y desorden destaca la labor de los sacerdotes del arciprestazgo que organizaron misiones en la cuaresma de 1934, certámenes catequísticos y fundaron centros de juventudes parroquiales.
Entrando en el terreno social ataca con una terminología ambigua a “los amos”, “los señores feudales” a “la indiferencia, la tibieza, la inmoralidad y la incomprensión de los que pudiendo redimir a estos obreros de las minas y de los talleres, no han querido durante tantos años remediar estos males del espíritu y del corazón”.
Y reduce el conflicto social a un problema religioso-moral:
“No, no afecta solamente al pobre, al obrero, esta horrible tragedia del pensamiento y del corazón. Quizá en los de arriba sean más profundas las huellas, el vacío de la fe. El poderoso oculta muchas veces sus vicios con la capa que le prestan su dinero y su misma reputación social, y, al abrigo de estas aparentes “virtudes”, viven una vida de miseria moral, atropellando todos los Mandamientos de Dios. Y la palabra encendida del sacerdote católico ha de fustigar, con flagelo de hierro, a los culpables, metiendo el bisturí de la moral sana y fuerte en lo más podrido de la sociedad”.

De sus reflexiones sobre la época de guerra y posguerra, seguiremos mañana, a uno de cuyos eventos más recordados, el Congreso Eucarístico de 1943, corresponde esta foto del grupo de maestros y maestras del Arciprestazgo, en la Asamblea preparatoria del Congreso.




miércoles, 19 de febrero de 2014

LOS PRESOS POLÍTICOS TRAS LA GUERRA: LA LIBERTAD CONDICIONAL


Hacemos un alto en nuestra historia de la calle Zubeldia, en el momento en que las vaquillas subían por la calle en las fiestas de San Roque, para dar entrada durante unos días a otros temas. 
La foto que encabeza esta entrada de hoy corresponde al año 1948, cuando en agosto, dentro de los actos de homenaje a la Marina de Castilla, trajeron a Portugalete en la falúa del Consulado, las reliquias de Fernando III el Santo.
Todavía en ese año eran numerosos los presos políticos que estaban en la cárcel, aunque ya desde principios de la década se habían empezado a conceder la libertad provisional. 

Nos lo cuenta Tasio Munárriz:
Los responsables del sistema penitenciario franquista veían que era imposible gestionar la enorme cantidad de presos políticos (270.719) en 1939. De éstos 256 eran portugalujos. Desde 1940 arbitraron medidas para vaciar progresivamente los presidios y ser utilizadas con fines propagandísticos de generosidad.
La excarcelación se fue ampliando desde los condenados a penas inferiores a 12 años en 1940 hasta los condenados a penas superiores a 20 años no responsables de homicidios en 1943.
Los “liberados” tenían que portar una cartilla de identificación y presentarse quincenalmente en el cuartel de la Guardia Civil. Si no cumplían estas obligaciones, volvían a prisión. La junta local de Libertad Vigilada fiscalizaba y controlaba la conducta político-social de los “liberados”.
Por este sistema la mayoría de los presos políticos portugalujos lograron la libertad. Los jueces militares y los directores de las prisiones preguntaban al ayuntamiento si se podía dar la libertad condicional a sus vecinos y, en este caso, si podían volver a la villa. En el archivo municipal hay documentos en los que consta que el ayuntamiento aceptaba la libertad condicional en 31 casos y la rechazaba en 3, aceptaba la residencia en la villa de 7 y pedía que el recluso fuese desterrado a más de 250 km. en 6 casos. Del resto no hay ningún documento.

Como muestra de cómo funcionaban estas cuestiones en la posguerra aporto
el testimonio de Angel Alday. Su padre, Sotero, fue condenado a 6 años y un día por el delito de auxilio a la rebelión. Al ser ocupada Portugalete por las tropas franquistas, se quedó en la villa porque siempre había cumplido con la ley: Fue el fundador y primer presidente de la Agrupación socialista en 1924 y luego presidente del Sindicato metalúrgico de la UGT.
Después de 3 o 4 años en las cárceles de El Carmelo y Larrínaga (de esto se hablaba poco en casa), fue puesto en libertad condicional con la obligación de presentarse dos veces al día en el puesto de la Guardia Civil. Como Sotero trabajaba en Talleres Zorroza, venir a Portugalete a la mañana y a la tarde, le suponía perder tiempo de trabajo y sueldo.

El comandante de la Guardia Civil solía tomar unos vinos en el bar Minuto con el tratante de ganado Salvador Suberbiola, que tenía unos animales en La Ranche, donde luego se construyó el cine Mar. Como éste era amigo de Angel, quedaron de acuerdo en hablar con el comandante. Un día le presentó a Angel como un compañero de profesión y le contaron el problema de Sotero. El comandante respondió “Hecho”. Y Sotero ya sólo tuvo que ir una vez al día hasta que cumplió totalmente la sentencia.

lunes, 17 de febrero de 2014

HISTORIA DE LA CALLE ZUBELDIA: LA PANADERÍA DE MIGUEL Y EL CUARTEL DE LA GUARDIA CIVIL


 Siguiendo con la edificación que se fue realizando en la calle Maestro Zubeldia, según José Luis Garaizabal, nos encontramos con la actual casa nº 6 de Eduardo Miguel.
Entre los edificios de Arrugaeta y Miguel, quedó un callejón en cuyo fondo hemos conocido el taller de cepillos de alambre de Araco, que separaba a los Arrugaeta del solar al que denominábamos “La leñera” y que servía para almacén de la leña de la panadería, garaje donde se guardaban las furgonetas y recinto de juegos de la chavalería.
La citada casa nº 6 fue construida en 1914, y recrecida en 1924 y en sus bajos, se almacenaba la harina de la panadería. Miguel, también mandó construir la casa nº 8, según proyecto de 1915 de Zunzunegui y ejecutado por Nicolás Garaizabal. En sus bajos se instaló una moderna panadería. Una terraza, bajo la que se encontraba uno de los dos hornos de leña, une aún las casas nº 6 y 8.
A esta altura de la calle, la separación con la alineación de casas del Ojillo, empezaba a ser considerable por lo que daba pie a dejar otra calle más corta, denominada La Cruz, considerada al principio “particular” y donde Juan Arrugaeta disponía también de otro solar que tras venderlo al ayuntamiento, se edificó una casa cuartel para la Guardia Civil donde estuvieron hasta finalizada la guerra en que se trasladaron a Buenavista. La casa tenía un sinfín de dependencias, calabozos y viviendas.
Dejando entrada a la citada calle La Cruz, también en 1915 Alberdi, Beascoechea y Cía, solicitan la construcción de dos edificios, el nº 10 y 12, a los que la Babcock & Wilcox daría continuidad con otros dos, en 1918, para sus primeros ingenieros ingleses, que nunca vivieron en ellos, pero que se quedaron con el apelativo de “casas de los ingleses”, reconstruidas tras un incendio que sufrieron en 1928.
La calle la remataron los Suárez y Barroso, al construir una casa y talleres, con litigio incluido con el Ayuntamiento por cuestión de alturas, con una fachada a Zubeldia y otra a la campa del Lavadero, hasta que se construyeron las escaleras de bajada al Ojillo en 1944.
En la imagen superior se recoge en torno a la casa de la panadería de Miguel y la calle La Cruz, con la antigua casa cuartel de la Guardia Civil, la foto de Eduardo de Miguel, su camioneta de reparto, en 1928, con Eusebio Santa María y su familia, que vivían en dicha casa, el edificio de la tintorería de Plus Ultra y la última casa de Suárez junto a la campa de San Roque, y la simpática foto de los crios en el carro de pedales.





HISTORIA DE LA CALLE ZUBELDIA: LAS PRIMERAS EDIFICACIONES


 Al analizar las primeras edificaciones que se realizaron en la nueva calle, José Luis Garaizabal, indica que en diciembre de 1913, Juan Arrugaeta, que había comprado algunas parcelas tras las casas del Ojillo, solicitó permiso para construir una casa almacén de pinturas, pero que también Eduardo Miguel hizo otra solicitud en 1914, aunque ya lo tenía construido para almacén de harina.
La casa nº 2, de Juan Arrugaeta Aboitiz, que su nieta Begoña Barredo Arrugaeta, nos dejó plasmada en el lienzo superior, fue conocida como de “la Barrera” tuvo en la planta baja el bar Choche (José González) y su patio arbolado, era lugar de meriendas y encuentro de cuadrillas para jugar a la rana. En la parte trasera, un almacén albergaba los útiles de pintura. Desapareció en 1966.
En el grupo de la foto que celebra el día de San Roque, están, Juanito García, Tomás Miguel y Celestino García, y en el trío, hacia 1930, Ramón Arrugaeta y Ramón Tejada.
Bajo estas líneas, como aclaración, señalando en rojo algunos títulos para mejor orientación, presentamos unos fragmentos de los planos que se conservan en el Archivo Histórico, que muestran cómo la entrada desde la calle de San Roque estaba cerrada por una tapia y una fuente, que se tirarían. (detalle del plano a la derecha de estas líneas).

Respecto a la alineación y patios, vemos que seguían pensando en patios estrechos entre filas de viviendas, al estilo del casco medieval. Este modelo lo siguieron después en la construcción de los numeras impares de la calle Bailen, ahogando a las casas de la calle San Roque.


viernes, 14 de febrero de 2014

EL NACIMIENTO DE LA CALLE ZUBELDIA HACE UN SIGLO


No son los primeros que reivindican “su calle”. Ya hace muchos años que se creó la Asociación de Amigos del Ojillo, donde ahora Josetxu “Sirimiri” anda enredando con su pasado y recuerdos, o que la calle Santa María, contó con un libro recordando su historia, y ahora es José Luis Garaizabal, arropado por los de “Zubeldia y La Cruz” que le han aportado numerosas fotografías, quien tiene casi finalizada la historia de esta calle portugaluja, aunque su trabajo es más amplio y abarca “El ensanche de San Roque”.
Para el próximo número de Cuadernos portugalujos, queremos dedicar una parte, al igual que lo hicimos con Azeta, a recordar que esta calle hace ahora un siglo que se creó, para lo cual ha puesto a nuestra disposición su trabajo.
Encabezamos estas líneas con una vista panorámica parcial de la Villa en la primera década del siglo pasado, con el depósito de aguas cubierto de San Roque en el ángulo inferior izquierdo y los edificios más característicos como la casa de los tres portales, el palacio de Martínez, el palacio de Chavarri, hasta el de Oriol, en construcción …
Pero a nosotros lo que más nos interesa es la hilera de casas del Ojillo, en la parte inferior derecha, con su fachada posterior bien soleada pues no existían las casas de Zubeldia que le hicieran sombra. Esta panorámica la completamos con la inferior, que recoge la otra mitad de la Villa con el Puente Colgante y la Iglesia, y coloreada en verde la zona de la ladera del alto de San Roque donde crecería la nueva calle, o ensanche.
Estamos en torno a 1913, la ermita del Cristo, se había trasladado a la campa del lavadero, debajo del citado depósito de aguas, cuando una importante propietaria de gran parte de esos terrenos, comprendidos entre la calle del Ojillo y de la calle San Roque, Doña María Uriarte, impulsa el proyecto de abrir una calle que luego se denominaría Maestro Zubeldia. Era propietaria además de los dos primeros edificios número 2 y 4-6 de la calle que subía hacia el frontón.
Ella cedía gratuitamente al Ayuntamiento, 2.750 m², para la apertura de la citada calle, proponiendo que éste corriera con su urbanización y que las casas fueran económicas dada la crisis que se vivía en aquellos años. Se aceptó su propuesta con la condición de que derribara su casa nº 2 de San Roque (señalada con un círculo), para abrir la calle y alinearla adecuadamente. Ella aprovechó para edificar otra nueva más elegante y alta, en chaflán con la nueva calle, que es la que actualmente existe. 

Como se suele decir: Continuará…


jueves, 13 de febrero de 2014

LOS CONDE-PELAYO Y LA COOPERATIVA DE CASAS BARATAS PABLO IGLESIAS


 Para el próximo libro, diversos investigadores están buceando en la historia portugaluja relacionada con la saga de los Conde-Pelayo. Recogemos hoy la aportación de Tasio Munárriz, al respecto:

Desde comienzos del S. XX se venía arrastrando en Portugalete una alarmante escasez de vivienda para la clase obrera que trabajaba en las fábricas de Sestao y Baracaldo y la mayoría de los pisos eran de alquiler. Por eso, hubo gente que se decidió a constituir cooperativas de casas llamadas “baratas” como fueron los casos de “Villa Nueva” (1926) y “El Progreso” (1931).
Ya en plena época republicana el gobierno reformista proyectó una ley subvencionando con 300 millones de pesetas a los constructores de casas baratas. En Madrid se formó la cooperativa “Pablo Iglesias” en honor del fundador de PSOE y los socialistas llamaron a los obreros de todo el país para que organizasen cooperativas similares. El plazo de construcción era de dos a doce años. Los cooperativistas podían construir su casa individualmente o en grupo.
En Portugalete cuajó la idea sobre todo entre las jóvenes y se constituyó una filial con el lema “Casa propia por una peseta”. Las cuotas dependían de las posibilidades económicas de cada cooperativista siendo la más baja de una peseta. Se dio el caso de que la persona más joven era una niña de poco más de un año de edad. En julio de 1934 eran ya 115 los cooperativistas.
El encargado de explicar en la Casa del Pueblo (Santa María 8) los beneficios del proyecto fue Angel Conde-Pelayo, que, además, recaudaba las cuotas en su domicilio familiar, Salcedo 2. Su sobrina Leonor Tejada Conde-Pelayo, que tenía 18 años, fue a Madrid al tercer congreso de esta cooperativa como representante de la sección portugaluja. Estos eran hijo y nieta, respectivamente, de Juan José Conde-Pelayo, el llorado “médico de los pobres”.
Las personas que componían su junta directiva eran: Presidente, Jerónimo Galdiano, Vicepresidente, Eulogio Bilbao, Secretario, Angel Conde-Pelayo Urraza, Vicesecretario, Francisco Díaz, y Tesorero: Juan Morales.
En 1936, el cobrador era Narciso Saavedra y en junio el ayuntamiento del Frente Popular proyectó ceder gratuitamente a la cooperativa unos terrenos municipales en los barrios de Pando y Rivas y junto al cementerio de Sestao.
La única casa que se construyó fue, en 1936, para el socio Tomás González. Era una casa individual con planta baja, primer piso y un pequeño jardín sobre un terreno de 204 m2 que corresponde al Nº 45 de la actual calle Grumete Diego.

El resto del proyecto nunca se realizó porque llegó la guerra y en la posguerra nadie se preocupó de revitalizarlo.

miércoles, 12 de febrero de 2014

LA HINCHADA DEL PORTU, LA VERDADERA ALMA DEL CLUB (2)


Mi hijo se extraña de que los temas que se tratan en este blog tengan tantos seguidores, y yo tengo que añadir que además si se trata el tema futbolístico, su número aumenta. Esto es una simple constatación y es que como dicen algunos si además de vasco eres jarrillero, y además del Portu, es que es la ….
La entrada de ayer, en la que tengo que reconocer que había un error cuando escribí que la primera foto era Santoña, en lugar de Laredo, ha hecho que nuestro amigo José Luis Garaizabal, se pique y a vuelta de correo nos abra su álbum familiar con las fotos de hoy, diciendo:

En una de ellas se ve a un grupo numeroso de portugalujos, algunos jugadores o ex-jugadores, el 15-7-1934. Entre ellos, lógicamente reconozco a mi aita Paco Garaizabal (agachado y con pañuelo al cuello, sobre la botella), Martín Aroma, Castaños, Maxi, Rafa "el del Corisco", etc. Sobre ellos una bandera en la que se adivinan dos letras que no puedo identificar. ¿S P? ¿S A?.

La otra, abajo, del año 1936, es en un campo sobre alguna fábrica. ¿Ategorri (Erandio), Las Llanas (Sestao)?. Seguro que alguien nos dará mas pistas.
¡Aupa el Portu!.

Como complemento nos envía orgulloso el carnet de su padre, correspondiente a la temporada 1935-1936.


lunes, 10 de febrero de 2014

LA HINCHADA DEL PORTU, LA VERDADERA ALMA DEL CLUB


 Entre las fotos de la familia Hermosilla del Campo, encontramos esta de un grupo de portugalujos con Ana Mari Hermosilla, agachada, la primera a la izquierda.
Aunque reconocemos a pocos, Josu Torre o Pablo Palacio, entre ellos, es una foto de la historia de nuestro querido Club de Fútbol, pero no de sus jugadores, ni de sus directivos, sino de la parte más importante del mismo, su verdadera alma, como son su incondicionales seguidores.
Fue en la temporada 1950-1951, cuando el Nuevo Club Portugalete F.C. acabó la liga en primera posición, con lo que pasó a disputar la liguilla de ascenso a Tercera División.
En ellas se encontraban el Mondragón, el Juventud, el Peña Sport y los equipos cántabros de Santoña y Rayo Cantabria.
La foto corresponde al desplazamiento a Santoña, donde se ganó por 1 a 3. El Portu, y el Rayo Cantabria, que quedó en primera posición, consiguieron el ascenso,
Entonces jugaban en el campo de Ibaiondo en Lamiaco y al año siguiente en 1951 se inauguraría el actual campo de La Florida.
Completamos la entrada con otra foto de esa década en 1957, con la hinchada desplazada a Bermeo, donde se perdió por 3-0, pero no se perdió el buen humor.
Como la recogimos en uno de los libros de Portugalete en la fotografía, de Eduardo Benito, podemos poner los nombres de sus componentes:
Javier Pinillos, Miguel Melero, Jerónimo Arana, Maritere Melero, Ciriaco Prieto, José Antonio Unibaso, Angeles Urruchua, y Begoña Melero. 

Con todos ellos: AUPA EL PORTU


COFRADÍA DE SAN CRISPÍN Y SAN CRISPINIANO (2)


El pasado 25 de Octubre, festividad de los Santos Crispín y Crispiniano, publicábamos una entrada anunciando la recepción de unas fotocopias de los libros de Actas y Cuentas de la Cofradía de zapateros de obra prima portugaluja, fundada en 1797 y que se mantuvo en activo hasta 1909. Estas fotocopias, si no aparecen los libros, serán depositadas en el Archivo Histórico de Portugalete. Igualmente tuvimos noticias de la existencia de una imagen de San Crispín que fue adquirida en 1855 y que según testimonios, recaló en Coscojales de Santurtzi bajo los cuidados de los familiares de uno de los últimos cofrades, Felipe Fernández Aransolo.
El portugalujo Toribio Cruz Fernández Zuazo, hijo de Felipe, cuidó de la imagen, primero colocándola en la fachada de su casa en Coscojales-El Campón (Santurtzi) y luego en una hornacina que construyó en la terraza que había delante de la casa.
Animado por la curiosidad, dirigí mis investigaciones a la vecina Santurtzi y debo agradecer desde aquí el interés y amabilidad de todos los entrevistados, que me señalaron a Ana Mª Saracho como posible pista. Y efectivamente di con el hilo correcto ya que ésta me hizo llegar esta foto en la que aparece su prima Mariví Esturo junto a la hornacina. A los pies del santo, que porta en su mano derecha la palma distintiva del martirio sufrido, la clásica caja metálica de dulce de membrillo, con los betunes, trapos y cepillos para dar lustre a los zapatos apilados a sus pies. Bajo él, una perrera de la que asoma una cadena.
Anatxu Esturo, nos confirmó como al tirar la casa a finales de los 60, para construir viviendas en la que hoy en día es la calle Pedro Icaza, los familiares custodios de la imagen la entregaron por fin a algún portugalujo, seguramente un zapatero, y digo por fin, ya que hemos sabido que los zapateros portugalujos realizaban una visita cada 25 de octubre al bueno de San Crispín y reclamaban tozudamente la imagen para trasladarla a Portugalete.
Durante estos tres meses, hemos recogido gran cantidad de anécdotas sobre el santo y hemos recordado además, que César Saavedra dejó nuevos datos, escritos en su obra “Origen, vida y costumbres de la Noble Villa de Portugalete”.
Ana Mª Saracho nos contaba como la imagen estaba muy deteriorada por el paso del tiempo y que su aita Genaro (aparece en la última acta), jugaba todos los años un décimo en Navidad “a medias” con San Crispín y si tocaba, le pondría guapo en un restaurador.

Para no alargar mucho esta entrada y recogiendo todo lo que conozco de este tema, y del auge que tuvo en la Villa la fabricación de calzados, con aquellos portugalujos emprendedores como fueron los hermanos Lángara, su primo Francisco Uriarte, los Suárez, Jáuregui, Amézaga o Timoteo Ortuzar, el de La Bota de Oro, lo hemos subido a la Biblioteca Digital Portugaluja, aprovechando para hacer un llamamiento a los portugalujos en general para que se involucren en la investigación y entre todos podamos dar con la imagen y los libros de actas y cuentas, rogando se pongan en contacto con nosotros a través del blog o en el teléfono 94.460.78.91.
Jose Luis Garaizabal

Dado el interés que tienen las investigaciones de José Luis, las hemos recogido dentro de una carpeta con el título de Pequeños rebollos de la historia portugaluja, donde incluiremos sus nuevas aportaciones y otras antiguas que están ahora dispersas:
http://bibliotecadigitalportugaluja.com/pdf/articulos/historicos/Rebollos.pdf

viernes, 7 de febrero de 2014

LAS NEVADAS DE HACE 60 AÑOS


 Finalizando la semana, en la que hemos sufrido grandes oleajes en la costa como no se recordaban en hace muchos años, recogemos hoy esta serie de fotografías del archivo de la familia Hermosilla del Campo, que nos recuerdan que las grandes nevadas tampoco se dan en la costa desde hace muchas décadas. Corresponden a estos días de los años 1954 y 1956 donde lógicamente aparecen los componentes de esta familia portugaluja.
En la superior, vemos un grupo de personas relacionadas con las pescaderías que existían en la planta baja del Mercado, como son las hermanas, Fidela y Josefa, Fidela del Campo (de pie), Pilar y otros miembros de la familia Negro, los churreros, Olga Lángara, …
A la derecha, en 1954, arriba Ana Mari Hermosilla, recientemente fallecida, frente a la estación de La Canilla y abajo con unas amigas.
Bajo estas líneas, nos llama la atención el tamaño del muñeco de nieve en la calle del Muelle Viejo, con la pared de la estación detrás, con el matrimonio Hermosilla del Campo, sus hijos y otros vecinos de la calle.

Dos años antes, en 1954, la nevada también había sido de consideración, como vemos a la izquierda con las primas Alicia y Marife del Campo y los hermanos Txomin y Josetxu Hermosilla, en la plaza.


jueves, 6 de febrero de 2014

POSTAL DEL PUENTE COLGANTE DE LUIS LERCHUNDI


 Tras las entradas de la semana pasada referentes a postales portugalujas, José Luis Garaizabal nos recuerda ésta que hoy traemos del Puente Colgante, y que está firmada por Luis Lerchundi.
Este artista bilbaino nacido en 1888, fue uno de los fundadores, en 1917, con Isidro Delclaux, como socio capitalista, Félix Cañada, como maestro vidriero y él como responsable del dibujo y diseño de los motivos decorativos, de la empresa Vidrieras de Arte S.A., a quien se deben las vidrieras que decoran numerosos lugares emblemáticos no sólo de Bizkaia sino de toda España.
Las inquietudes de Luis Lerchundi, hicieron que la pintura, el diseño y la decoración de interiores fueron convirtiéndose poco a poco en su actividad principal, lo que le llevó a abandonar la empresa en 1936, y a partir de la finalización de la guerra civil, comenzó a mantener una más estrecha relación profesional con su hermano José Antonio Lerchundi, propietario de la imprenta Lerchundi, que luego pasaría a llamarse Artes Gráficas Lerchundi S.A.
En estos años cuarenta, dibujó un amplio muestrario de vistas de Bizkaia, y en una de las series, dedicada a BILBAO Y LA RIA, su número 10 era la titulada El Puente Colgante y Las Arenas, que hemos recogido.

Referente a la empresa bilbaína Vidrieras del Arte, tenemos que señalar que en 1993 restauró diversas vidrieras de la Basílica y realizó dos nuevas, que siguiendo las indicaciones de la Asociación de Amigos de la Basílica, recogen a tres devociones muy populares en la Villa, como son San Roque en una de ellas y la Virgen de la Guía, junto a San Nicolás (que no aparecían en el templo), en otra cubriendo un ventanal ciego sobre la sacristía.

Esto nos hace recordar que en la actualidad la citada Asociación de Amigos de la Basílica, sigue trabajando con más dificultades que nunca, para dar a conocer y preservar el rico patrimonio artístico de nuestro monumental templo, y bueno es que hoy en su Junta General anual, a celebrar a las 7 en el centro Cultural Santa Clara, se vean arropados por el mayor número posible de portugalujos y portugalujas. Falta les va a hacer en las actuales circunstancias.

miércoles, 5 de febrero de 2014

LA ROTURA DEL RELOJ DE LA IGLESIA EN 2006


 Tras la entrada de ayer, Txerra Cobos nos envía estas nuevas fotos como complemento a lo narrado por Tasio.
Están fechadas en 2006 cuando se procedió a sustituir las esferas del reloj.
Si la maquinaria se salvó en su momento, no sucedió igual con las esferas que acabaron rotas por el Campo de la Iglesia, siendo objetos que sirvieron de juegos a los chavales de la zona, acabando totalmente destrozadas.
Además de los motivos narrados por Tasio en su reseña, otro de los motivos de la sustitución era que se empañaban y que la aguja que marcaba los minutos, en la esfera que da a la Calle del Medio, se había desprendido del eje y reposaba entre la esfera y el cristal.

Como curiosidad y demostrando el entente que existía entre la Iglesia y el Ayuntamiento, y como este ultimo consideraba el templo como bien municipal, decir que en 1915 existía una persona, Cesar Ocejo, con el cargo de relojero municipal y como sufrió un accidente durante el mantenimiento del reloj, por lo cual, el Ayuntamiento le concedió una gratificación de 200 ptas. por el accidente y otras 50 ptas., por los gastos de la asistencia facultativa durante la curación de las heridas.

martes, 4 de febrero de 2014

EL RELOJ DE LA TORRE DE LA IGLESIA DE SANTA MARIA


 Ese reloj tuvo mucha importancia para la vida económica, doméstica y religiosa de la villa durante siglos, cuando no había relojes de bolsillo ni de muñeca y solo algunos de péndulo. Los vecinos del casco histórico que no veían su única esfera se guiaban por el sonido de sus campanas.
Para empezar planteo al usuario de este blog tres incógnitas: ¿Quién es el propietario de este reloj? ¿Cuántas esferas ha tenido y tiene ahora? ¿El sonido de los cuartos, medias y hora es natural o se amplía con altavoces?
Desde que se construyó la primitiva iglesia de Santa María con su torre ya existía en ésta un reloj para informar de las horas al vecindario y a los marineros que usaban el puerto y la ría. En el archivo histórico municipal hay documentos que se refieren a ello en 1.506, 1.507, 1.508, 1.566 y 1.649.
Construida la nueva iglesia a finales del s. XVI, se remató la torre actual en 1.741. En ésta se instaló un nuevo reloj con un funcionamiento mecánico. La propiedad de este reloj siempre ha sido municipal y su mantenimiento ha corrido a cargo del ayuntamiento, de tal manera que en 1938 pagó a Lucio Delgado (Relojería Delgado, en la calle Salcedo) 300 pesetas al año para darle cuerda y ponerlo en la hora exacta una vez a la semana.
¿Cómo le daba cuerda? Con una manivela y un juego de poleas subía unas pesas de cerca de una tonelada a través del tronco cuadrado de la torre. Al descender las pesas, funcionaba la máquina que movía el péndulo, hacía girar las agujas de la esfera exterior y tiraba de un cable en cuyo extremo un martillo golpeaba las campanas para tocar los cuartos, las medias y las horas. En el museo parroquial se conserva esa maquinaria. Era lo más parecido a los relojes de péndulo que sobreviven en algunas casas, pero a lo grande.
El asedio y ocupación de la villa liberal por el ejército carlista en 1873-1874 desmochó la torre y destrozó el reloj y las campanas. En 1890 el ayuntamiento decidió instalar un nuevo reloj, esta vez con dos esferas luminosas, aunque todavía no había llegado la corriente eléctrica a la villa. Las dos esferas estarían situadas en las fachadas Norte y Oeste. Al final no se realizó el proyecto.
En 1937 de nuevo el pobre reloj quedó deshecho por los tiros que lanzó contra la torre la batería italiana apostada en La Boronita (Lamiako). En el campanario de la torre un batallón del ejército de Euskadi había instalado una ametralladora. .
En 1960 el ayuntamiento decidió reparar el reloj e instalar una esfera nueva de 2 m. de diámetro por el importe de 17.000 pesetas. Con el tiempo volvió a estropearse y pasaron muchos años sin arreglo.
Por fin, en los años 1991-92 la Sociedad Urbanística de Rehabilitación de Portugalete (SURPOSA) restauró la torre y sustituyó el reloj mecánico por otro electrónico con dos esferas luminosas cubiertas por cristales que dan al N. (a la ría) y al OE (a la puerta principal). Pero surgió un problema: al fundirse las lámparas, era muy complicado descolgarse desde el campanario para sustituirlas. Por eso, se decidió en 2006 eliminar la luz y los cristales. Las esferas y las agujas son de metacrilato y soportan al descubierto la climatología. Juan de Pagoeta tuvo la suerte de que le sacaran la fotografía de la torre con las dos esferas iluminadas para ilustrar la portada de su libro “Portugalete y su basílica de Santa María” antes del último arreglo.
El sonido del reloj es el natural. Está programado para que por medio de unos cables dos martillos golpeen sendas campanas pequeñas que están en la fachada N para marcar los cuartos y las medias y otro golpee la campana que está al OE para marcar las horas.
¡Cuántos portugalujos habrán llegado a tiempo al tren, al trabajo o a la cita gracias al reloj municipal … cuando ha funcionado!

Tasio Munarriz

lunes, 3 de febrero de 2014

JOSE TEJADA, EL PRIMER PORTUGALUJO ACTOR DE CINE


 En el libro de la Colección El Mareómetro Portugalete, años 20, en que se daba a conocer la revista El Abra del año 1928, recogíamos la biografía de este violinista portugalujo nacido en 1891 y muerto prematuramente en 1927.
Ahora que preparamos el siguiente título, investigando la historia de la saga familiar de la familia Conde-Pelayo, nos empiezan a aparecer datos para completar su historia. Casado con Leticia, la hija del “medico de los pobres”, fue el padre de Leonor Tejada Conde-Pelayo.
Como violinista la noticia nos la proporciona el maestro Ruperto Medina, corresponsal en Portugalete del periódico La Voz de Vizcaya, que nos dice como José Tejada, quien enteramente paralítico se trasladó a Vitoria donde vivía con “su familia hasta su completa curación, a la par que recibía con asombroso aprovechamiento las enseñanzas de un entusiasmado profesor de violín”, debutó con catorce años en el Hotel con un concierto de violín, acompañado de un pianista, a favor del Hospital.
Además encontramos datos sobre su afición al cine y su amistad con Aureliano González, fotógrafo establecido en la Villa en 1913, con estudio en la calle San Roque nº 4, y uno de los fundadores de la Academia Cinematográfica Hispania Film.
Aureliano tras dejar su estudio portugalujo, se dedicó al cine como productor, rodando las tres primeras películas mudas de la historia del cine vasco, Un drama en Bilbao (1923), (dirigida por Alejandro Olabarria), Lolita la huérfana (1924) y Edurne, modista de Bilbao (1924) (dirigida por Gil e Espina). En las dos primeras tuvo como actor a José Tejada, levantando sus estudios, según Manuel Llano Gorostiza, en Bilbao en “Villa Portugalete”.
La primera, un drama social, estaba basada en un hecho real que conmocionó a la sociedad. El asesinato de un político de 46 años. Eran años en que se vivían jornadas muy agitadas en el terreno social y laboral y las pistolas hacían su aparición fácilmente.
Cuenta la historia de un joven adinerado, que estando en la taberna recibe una nota diciéndole que su madre se está muriendo. Sale en su busca, y en la carretera es asaltado en el alto de Castrejana por dos enmascarados que le dejan malherido muriendo en el hospital ante la impotencia de su novia. En el reparto con Antonio Velasco, en el papel de malo, estaban José Tejada, Apolonio Hernández y Fany Lebrero. Se estrenó el 4 de enero de 1924
Desgraciadamente como nos dice Alberto López Echevarrieta, no se conserva la totalidad del film, sino tan solo el segundo y último rollo, unos 14 minutos, aunque supone uno de los preciados tesoros que almacena Filmoteca Vasca.
La segunda Lolita la huérfana, película lacrimógena, trata de una joven huérfana (Fany Lebrero) que huye de sus padres adoptivos que la maltratan, refugiándose en el barco del viejo lobo de mar el capitán Nelo (protagonizado por José Tejada).
Con Aureliano como director y productor, de esta película que no consiguió mantenerse en cartel los tres días que había hecho la primera, también se conserva solamente una parte. Ambas constituyen la prehistoria del cine vasco, a las que siguió la película más importante de esa época, el primer largometraje de la historia de nuestro cine, Edurne, modista de Bilbao (1924) estrenada en Bilbao en 29 de diciembre de 1924 y días después, el día 10 de enero, en el Cine Ideal de Portugalete.