Para empezar planteo al usuario
de este blog tres incógnitas: ¿Quién es el propietario de este reloj? ¿Cuántas
esferas ha tenido y tiene ahora? ¿El sonido de los cuartos, medias y hora es
natural o se amplía con altavoces?
Desde que se construyó la
primitiva iglesia de Santa María con su torre ya existía en ésta un reloj para
informar de las horas al vecindario y a los marineros que usaban el puerto y la
ría. En el archivo histórico municipal hay documentos que se refieren a ello en
1.506, 1.507, 1.508, 1.566 y 1.649.
Construida la nueva iglesia a
finales del s. XVI, se remató la torre actual en 1.741. En ésta se instaló un
nuevo reloj con un funcionamiento mecánico. La propiedad de este reloj siempre
ha sido municipal y su mantenimiento ha corrido a cargo del ayuntamiento, de
tal manera que en 1938 pagó a Lucio Delgado (Relojería Delgado, en la calle
Salcedo) 300 pesetas al año para darle cuerda y ponerlo en la hora exacta una vez
a la semana.
¿Cómo le daba cuerda? Con una
manivela y un juego de poleas subía unas pesas de cerca de una tonelada a
través del tronco cuadrado de la torre. Al descender las pesas, funcionaba la máquina
que movía el péndulo, hacía girar las agujas de la esfera exterior y tiraba de
un cable en cuyo extremo un martillo golpeaba las campanas para tocar los
cuartos, las medias y las horas. En el museo parroquial se conserva esa
maquinaria. Era lo más parecido a los relojes de péndulo que sobreviven en
algunas casas, pero a lo grande.
El asedio y ocupación de la villa
liberal por el ejército carlista en 1873-1874 desmochó la torre y destrozó el
reloj y las campanas. En 1890 el ayuntamiento decidió instalar un nuevo reloj,
esta vez con dos esferas luminosas, aunque todavía no había llegado la
corriente eléctrica a la villa. Las dos esferas estarían situadas en las
fachadas Norte y Oeste. Al final no se realizó el proyecto.
En 1937 de nuevo el pobre reloj
quedó deshecho por los tiros que lanzó contra la torre la batería italiana
apostada en La Boronita (Lamiako). En el campanario de la torre un batallón del
ejército de Euskadi había instalado una ametralladora. .
En 1960 el ayuntamiento decidió
reparar el reloj e instalar una esfera nueva de 2 m . de diámetro por el importe
de 17.000 pesetas. Con el tiempo volvió a estropearse y pasaron muchos años sin
arreglo.
Por fin, en los años 1991-92 la
Sociedad Urbanística de Rehabilitación de Portugalete (SURPOSA) restauró la
torre y sustituyó el reloj mecánico por otro electrónico con dos esferas luminosas
cubiertas por cristales que dan al N. (a la ría) y al OE (a la puerta
principal). Pero surgió un problema: al fundirse las lámparas, era muy complicado
descolgarse desde el campanario para sustituirlas. Por eso, se decidió en 2006 eliminar
la luz y los cristales. Las esferas y las agujas son de metacrilato y soportan
al descubierto la climatología. Juan de Pagoeta tuvo la suerte de que le sacaran
la fotografía de la torre con las dos esferas iluminadas para ilustrar la portada
de su libro “Portugalete y su basílica de Santa María” antes del último
arreglo.
El sonido del reloj es el
natural. Está programado para que por medio de unos cables dos martillos
golpeen sendas campanas pequeñas que están en la fachada N para marcar los
cuartos y las medias y otro golpee la campana que está al OE para marcar las
horas.
¡Cuántos portugalujos habrán
llegado a tiempo al tren, al trabajo o a la cita gracias al reloj municipal … cuando
ha funcionado!
Tasio Munarriz
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