Entre los edificios
de Arrugaeta y Miguel, quedó un callejón en cuyo fondo hemos conocido el taller
de cepillos de alambre de Araco, que separaba a los Arrugaeta del solar al que
denominábamos “La leñera” y que servía para almacén de la leña de la panadería,
garaje donde se guardaban las furgonetas y recinto de juegos de la chavalería.
La citada casa nº 6
fue construida en 1914, y recrecida en 1924 y en sus bajos, se almacenaba la
harina de la panadería. Miguel, también mandó construir la casa nº 8, según
proyecto de 1915 de Zunzunegui y ejecutado por Nicolás Garaizabal. En sus bajos
se instaló una moderna panadería. Una terraza, bajo la que se encontraba uno de
los dos hornos de leña, une aún las casas nº 6 y 8.
A esta altura de la
calle, la separación con la alineación de casas del Ojillo, empezaba a ser
considerable por lo que daba pie a dejar otra calle más corta, denominada La
Cruz, considerada al principio “particular” y donde Juan Arrugaeta disponía también
de otro solar que tras venderlo al ayuntamiento, se edificó una casa cuartel
para la Guardia Civil donde estuvieron hasta finalizada la guerra en que se
trasladaron a Buenavista. La casa tenía un sinfín de dependencias, calabozos y
viviendas.
Dejando entrada a la
citada calle La Cruz, también en 1915 Alberdi, Beascoechea y Cía, solicitan la
construcción de dos edificios, el nº 10 y 12, a los que la Babcock & Wilcox daría
continuidad con otros dos, en 1918, para sus primeros ingenieros ingleses, que
nunca vivieron en ellos, pero que se quedaron con el apelativo de “casas de los
ingleses”, reconstruidas tras un incendio que sufrieron en 1928.
La calle la remataron los Suárez y Barroso, al construir una casa y talleres, con litigio incluido
con el Ayuntamiento por cuestión de alturas, con una fachada a Zubeldia y otra
a la campa del Lavadero, hasta que se construyeron las escaleras de bajada al
Ojillo en 1944.
En la imagen superior se recoge en torno a la casa de la panadería de
Miguel y la calle La Cruz, con la antigua casa cuartel de la Guardia Civil, la
foto de Eduardo de Miguel, su camioneta de reparto, en 1928, con Eusebio Santa
María y su familia, que vivían en dicha casa, el edificio de la tintorería de
Plus Ultra y la última casa de Suárez junto a la campa de San Roque, y la
simpática foto de los crios en el carro de pedales.
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