No son los primeros
que reivindican “su calle”. Ya hace muchos años que se creó la Asociación de
Amigos del Ojillo, donde ahora Josetxu “Sirimiri” anda enredando con su pasado
y recuerdos, o que la calle Santa María, contó con un libro recordando su
historia, y ahora es José Luis Garaizabal, arropado por los de “Zubeldia
y La Cruz” que le han aportado numerosas fotografías, quien tiene casi
finalizada la historia de esta calle portugaluja, aunque su trabajo es más
amplio y abarca “El ensanche de San Roque”.
Para el próximo
número de Cuadernos portugalujos, queremos dedicar una parte, al igual que lo
hicimos con Azeta, a recordar que esta calle hace ahora un siglo que se creó,
para lo cual ha puesto a nuestra disposición su trabajo.
Encabezamos estas
líneas con una vista panorámica parcial de la Villa en la primera década del
siglo pasado, con el depósito de aguas cubierto de San Roque en el ángulo inferior
izquierdo y los edificios más característicos como la casa de los tres portales,
el palacio de Martínez, el palacio de Chavarri, hasta el de Oriol, en
construcción …
Pero a nosotros lo
que más nos interesa es la hilera de casas del Ojillo, en la parte inferior
derecha, con su fachada posterior bien soleada pues no existían las casas de
Zubeldia que le hicieran sombra. Esta panorámica la completamos con la
inferior, que recoge la otra mitad de la Villa con el Puente Colgante y la
Iglesia, y coloreada en verde la zona de la ladera del alto de San Roque donde
crecería la nueva calle, o ensanche.
Estamos en torno a
1913, la ermita del Cristo, se había trasladado a la campa del lavadero, debajo
del citado depósito de aguas, cuando una importante propietaria de gran parte
de esos terrenos, comprendidos entre la calle del Ojillo y de la calle San
Roque, Doña María Uriarte, impulsa el proyecto de abrir una calle que luego se
denominaría Maestro Zubeldia. Era propietaria además de los dos primeros
edificios número 2 y 4-6 de la calle que subía hacia el frontón.
Ella cedía
gratuitamente al Ayuntamiento, 2.750
m² , para la apertura de la citada calle, proponiendo que
éste corriera con su urbanización y que las casas fueran económicas dada la
crisis que se vivía en aquellos años. Se aceptó su propuesta con la condición
de que derribara su casa nº 2 de San Roque (señalada con un círculo), para
abrir la calle y alinearla adecuadamente. Ella aprovechó para edificar otra
nueva más elegante y alta, en chaflán con la nueva calle, que es la que
actualmente existe.
Como se suele decir:
Continuará…
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