El pasado viernes día 9, EL CORREO, con la
firma de Laura González, dedicó una
página entera a un reportaje, EL FULGOR APAGADO DE LA PORTUGALUJA CALLE DEL
MEDIO, “ vía que suma 20
locales cerrados en sus empinados y estrechos 150 metros, tras ser antaño el
epicentro comercial de la zona”.
Al margen del
contenido del artículo, con cuyo contenido podemos estar de acuerdo, y que
reproducimos en esta entrada, hay una frase que en la Junta de Caridad del
Hospital San Juan Bautista, ha dolido por falsa: Una arteria en la que, como en otros puntos de la
villa, muchas de las lonjas son propiedad del asilo. Hay quien critica el
excesivo precio del alquiler…
En estos momentos en que dicha
Junta ha encargado un plan de viabilidad de la entidad, tras la situación de
los últimos años, con la pandemia de coronavirus, la marcha de las monjas que
durante un siglo atendían a los residentes y su sustitución por nuevo personal, se encuentran con una enorme sangría de pérdidas cada ejercicio por el déficit que se produce
entre los ingresos y los costes de la Residencia.
Dicha Institución,
tiene un problema en sus cuentas con un gasto en personal (medio centenar de
personas) para la adecuada atención que una moderna Residencia tiene que
ofrecer a sus usuarios, pero con un desorbitado índice de absentismo laboral
superior al 30 % habitual y unos ingresos, donde se mantienen unas cuotas a los
residentes claramente inferiores a otras residencias y un rendimiento de su
patrimonio tanto financiero como mobiliario muy bajo, dada la situación actual de estos sectores.
Concretamente en la citada Calle del Medio, de que se habla en dicho artículo, tiene algunas viviendas en los números 16 y 19 con tres lonjas. Estas tres
que recogemos en la foto superior, están alquiladas ajustando su precio de
alquiler a la situación actual del mercado y hasta una de ellas, ante la falta de demanda comercial está
alquilada como almacén de material a un local de hostelería.
Por lo tanto la afirmación que sugiere responsabilidad del Asilo “propietario de muchas de sus lonjas vacías” (cuando solo tiene 3) al
parecer por su “excesivo precio de alquiler” (el estar alquiladas las tres lo desmienten), ha resultado dolorosa no solamente
por su falsedad sino por ser algo tendencioso que algunos propagan, quizás
inconscientemente o por ignorancia, añadiendo que esta institución tan
portugaluja está “forrada”.
El citado artículo periodístico es el siguiente:
Pocos vecinos ya
veteranos habrá en Portugalete que no tengan algo en sus casas comprado en la
populosa calle Víctor Chávarri, una de las cuatro arterias originales de la
localidad vizcaína, con siete siglos de historia y conocida como la 'Del
Medio', debido a su ubicación, entre Santa María y Coscojales, en pleno casco
histórico, nombre con el que se la denominó de manera oficial desde 1481 hasta 1900,
pero con el que hoy en día muchos se siguen refiriendo a ella.
Fue rebautizada para
ensalzar a su vecino más ilustre, Víctor Francisco Chávarri Salazar, nacido en
el número 21 de esta misma vía, uno de los políticos y empresarios más
influyentes en la revolución industrial vizcaína y en el desarrollo económico
de Euskadi a finales del siglo XIX. Una denominación que cambió desde 1931 al
37 por Galán y García Hernández, capitanes republicanos, antes de volver a su
rótulo actual. A principios de los años 50 estuvo a punto de ser renombrada
como Tendería, ya que en ella se concentraban las principales tiendas
jarrilleras. Y es que esta arteria, que ahora languidece, con una veintena de
persianas bajadas en sus apenas 150 empinados y estrechos metros, fue durante
décadas el epicentro del comercio tanto en la villa como en la zona, situada en
un punto estratégico, en la bajada hacia la ría, hacia el Puente Colgante.
Con un gran trasiego de
gente a todas horas, se concentraban los establecimientos más destacados, como
la Bota de Oro, una de las 14 zapaterías que llegó a tener abiertas a la vez, a
la que acudían de toda Bizkaia. También estuvo la de Ugarte, Lángara, Suárez,
Pisa, Jur, Gildo, Rumbo -aún con género abandonado en su interior-, Isidrín...;
la cacharrería de Feliciana, la ferretería de Aretxabaleta, y la de Montejo, la
carnicería Gárate, la relojería de Aurelio, la de Álamo y la de Lucio Delgado,
Tejidos Barroso, la librería de Julián Bayo, la sastrería de Germán, la
confitería de Mendizabal, el primer local de Óptica Elías, la mercería El Dedal
y la de Candi, la barbería de Lozano... Una interminable lista que los más
veteranos del lugar recitan casi de carrerilla.
Una actividad incesante
que vivió María Victoria Gutiérrez, nacida encima de una lonja en la que su
padre se estableció en 1919 como zapatero remendón. Años después ella y sus
hermanas cogieron las riendas, pasando de arreglar a solo vender calzado. Desde
hace 31 años lo regenta su exnuera, Lourdes Sacristán, quien optó por volver a
los orígenes del local. «Es una pena ver cómo está esto. Cuando vine aquí todo
estaba abierto, ahora está medio abandonado», declara. Un poco más abajo, en el
número 14, se encuentra la farmacia Arnáez, uno de los locales más antiguos de
esta vía, abierta hace más de un siglo, y que en 1961 pasó a manos de Manuel
Arnáez. Ahora está al frente su hijo Borja, quien también lamenta el cambio
radical que ha sufrido. «Han intentado revitalizarla pero no lo han logrado».
«Había de todo»
En Portugalete se
recuerda a la calle 'Del Medio' como «lo más». «Había de todo y se vendía de
todo», señala Julia Robles Llamazares y su marido Ángel Pablos, mientras toman
un café en la pastelería Kimetz Gárate, a un paso del Ayuntamiento, uno de esos
numerosos locales donde antiguamente se vendía calzado. Una arteria en la que, como en otros
puntos de la villa, muchas de las lonjas son propiedad del asilo. Hay quien
critica el excesivo precio del alquiler, pero para Santi Benítez
esto no fue impedimento para abrir su negocio de tatuajes hace cinco años, pese
a que tuvo que llevar a cabo una reforma integral.
Nadie se atreve a
señalar cuál ha sido el causante del declive del casco histórico jarrillero en
general, y en particular de esta vía, en la que se encuentra uno de los
edificios de viviendas más antiguos de la localidad, la casa-palacio Sota, que
se intuye que fue levantada a finales del siglo XVII. El cambio de hábitos, la
irrupción del metro, la apertura de los centros comerciales y la instalación de
rampas mecánicas en la cercana Casilda Iturrizar, ha restado paso y ha llevado
la vida comercial hacia arriba, cruzando General Castaños.
«Aquí se encontraba el
motor comercial de toda la zona, y a todos nos da pena el estado en el que se
encuentra, pero desgraciadamente no tenemos la varita mágica», declara a este
periódico Javier Aranburuzabala, presidente de la Asociación Profesional
Comercial de Portugalete, quien en su día, como portavoz del PNV en el
Ayuntamiento, participó en la elaboración de un plan estratégico para
revitalizar la zona. «Los tiempos han cambiado e igual nos ha cogido a
contrapié y no hemos sabido adaptarnos. En cualquier sitio de vacaciones o en
una ciudad está el plan de ir al casco antiguo, a dar un paseo o comprar, pero
aquí en Portugalete no sucede eso».
Empuje del Ayuntamiento
Desde el Consistorio
destacan las «características especiales» que tienen los locales que permanecen
vacíos en la calle Víctor Chávarri, «por su accesibilidad y tamaño». Por ello
señalan que en 2014 se puso en marcha un programa de ayudas para la instalación
de negocios en esta zona del conjunto monumental, con subvenciones de hasta el
50% en el alquiler o hipoteca durante el primer año de apertura. Hasta 2021 se
acogieron a ello 41 negocios, siete en la calle 'Del Medio'. Además, se financian,
como en el resto de la localidad, las obras necesarias para la puesta en marcha
de un comercio con un máximo de 5.000 euros, a lo que se añaden ayudas para la
rotulación bilingüe y para la página web. «Dadas las características del casco
sabemos que esto no es suficiente y estamos trabajando en otras ayudas y nuevos
programas especialmente para los locales que llevan mucho tiempo cerrados, que
hacen que sea más difícil su salida al mercado», adelanta el concejal de
Promoción Económica y Empleo Txema Ezkerra. «Recuperar el casco histórico, si
su declive y degradación fue a lo largo de diez años puede costar el doble. Es
un trabajo que hay que hacer y habrá que buscar la manera de que tenga el
esplendor de antes ya que forma parte de la idiosincrasia de Portugalete».