Los siguientes recuerdos me fueron relatados por Ángela, de 62 años, vecina de toda la vida del Grupo Villa Nueva.
A Portugalete llegaron los abuelos de Ángela y su
pequeña hija en 1924 procedentes de Gallarta. Cuatro años después, en 1928, se
trasladaron a Villa Nueva, barriada de “Casas Baratas” inaugurada dos años
antes, donde compraron una de las casas. Esta hija que hemos citado se casó a
finales de los años 40 con un portugalujo nacido en la Plaza de La Ranchería, y
de su matrimonio nacerán en la misma casa de Villa Nueva dos hijas, una de
ellas Ángela, en 1960.
En la década de los 60, cuando Ángela era aún una
niña, existían en el barrio algunas tiendas: así por ejemplo, en el n.º 2 de
Villa Nueva estaba la carnicería de Asensio, en el n.º 3 la mercería de Blanqui…
y entre Villa Nueva y Repélega Viejo, muy cerca de la antigua iglesia de San
Cristóbal, estaba la tienda de ultramarinos Varona (este caserío, llamado así
por el apellido de sus propietarios, lo ha llegado a conocer quien esto
escribe, con su planta baja habilitada como bar; el caserío fue demolido en
noviembre de 2007).
Además, por aquel entonces muchas de las casas del
barrio tenían en sus patios traseros gallinas, patos y conejos, que completaban
el abastecimiento alimenticio de sus habitantes.
Uno de los entretenimientos de los niños del barrio
era ir a la adyacente Campa de Villanueva (que entonces en buena parte eran
huertas) y recoger postas, que eran unas piezas algo más grandes que una
moneda, hechas de acero o hierro, que las fábricas cercanas tiraban allí como
desperdicios.
Ángela recuerda que en la Avenida de Repélega, hacia
1970, existía un caserío muy cerca de la actual Plaza Maestro Mateo Hernández,
donde la hija del propietario daba clases de música, a las que asistió Ángela
por un tiempo.
Recuerda cómo todavía en 1980 venían al matadero de La
Atalaya los camiones con corderos, los cuales eran bajados desde los camiones
por una rampa de madera. Muchos de esos corderos -nos dice Ángela- no paraban
de balar, quizá intuyendo lo que les esperaba. Una carbonería y una serrería,
en la actual Avenida Repélega, frente al Progreso, eran de las pocas casas que
se levantaban en el lugar.
Ángela nos ha cedido amablemente las fotografías
inferiores, que complementan sus recuerdos:
En la primera fechada el 27 de julio de 1955, aparecen
los abuelos de Ángela a los lados, flanqueando en el centro a la madre de
aquella. Agachado, uno de sus tíos, y sentada la hermana de Ángela. La familia
se sitúa en unas amplias campas, que años más tarde acogerán el Grupo Alonso
Allende. Al fondo tan sólo se ven tres bloques de casas, en lo que en veinte
años se convertirá en la populosa Avenida de Repélega.
La segunda imagen es muy interesante y está fechada en 1975: en primer plano aparece Ángela en sus años mozos junto a una amiga, y detrás de ella la actual Plaza Maestro Mateo Hernández (la que hoy se abre en frente del ambulatorio de Repélega), que entonces, como se ve en la imagen, estaba carente de edificaciones y totalmente en obras. Al fondo se ven varios bloques de edificios de la Avenida Repélega, y a la izquierda parte del recientemente desaparecido Mercado de Repélega.
Aitor González Gato.
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