Continuando con los recuerdos de la gente de Repélega,
que Aitor González Gato, está
recogiendo, nos habla hoy de Esperanza Blanco:
Nació en Sestao en
octubre de 1931. Su primer recuerdo es también uno de los más atroces, pues se
refiere al bombardeo que sufrió la villa a manos de la aviación italiana en
1937, cuando una bomba cayó en una de las llamadas “casas de Escribano”, en
Rivas Nuevo, donde ella se encontraba con tan sólo 6 años.
Hacia 1940-1941 su madre compraba en la droguería Pascual
de Sestao, sebo, sosa cáustica y resina. Con estos elementos combinados en sus
justas proporciones y vertidos en un molde de hierro, la madre hacía pastillas
de jabón, que luego Esperanza, con 10 añitos, llevaba en el mismo estuche de la
escuela a venderlas en Portugalete y Santurce. El precio de las pastillas de
jabón era de 2 pesetas y 50 céntimos, pero cuando alguna vecina se hacía la
remolona porque le parecía demasiado caro, la pequeña Esperanza tenía que bajar
el precio hasta las dos pesetas.
Esperanza recuerda vivamente el lavadero de generosas
proporciones que construido en 1893, aún existía en los años 40 poco antes de
llegar a la Casa del Fielato que hacía límite con Sestao (casa que Esperanza ha
conocido con su actividad de recaudación de impuestos), arrimado aquel al
acantilado que daba a la ría, muy cerca del colegio del Carmen. Recuerda perfectamente
que el lavadero era rectangular, con un tejadillo, y que se dividía en dos
partes, una para lavar la ropa sucia, y otra para enjuagarla. Allí iban las
lavanderas contratadas por quien podía permitirse pagarlas, a lavar la ropa,
sábanas y otras prendas del hogar.
En 1959 se trasladó junto con su marido Esteban a
Portugalete, donde vivió en una de las casas del entorno de la calle La Vid,
entorno que por aquel entonces era en buena parte campas. Hablando de este
lugar, es interesante reseñar que su tío (el hermano de su padre), Jacinto
Blanco, y el hijo de este último, Armando Blanco, construyeron en la década de
los 60 del siglo XX varios de los edificios que hoy se conservan en las calles
La Vid y Travesía de Arantza (como constructores, también construyeron otros
bloques de pisos en otras localidades cercanas).
Entre 1961 y 1962 Esperanza solía ir al río Ballonti a la
altura de Galindo, a lavar la ropa de su hija pequeña, en una estampa bucólica
que hoy nos parecería impensable, debido a la contaminación que actualmente
lleva este río. Pero no sólo era normal lavar la ropa en este riachuelo
entonces limpio, sino que por aquel entonces existía en el mismo lugar un
pequeño arroyuelo que desembocaba en el Ballonti, donde iba nuestra
protagonista a por agua potable; recuerda que en verano tardaba mucho tiempo en
llenar los cubos, pues en esa época era muy escaso el caudal de agua que
llevaba el arroyo. Hoy día nos parecería casi imposible imaginar arroyos de
agua en Galindo aptos para el consumo humano.
Completamos esta entrada con una fotografía cedida por
Santos Fernández, del año 2001, donde se ve la conocida como “casa del cura”,
es decir, las escuelas de Ramón Durañona en Rivas Viejo, después de haber
sufrido un incendio y poco antes de su derribo.
Las casas de Escribano no existían en 1937, ni estaban en Rivas Nuevo. Se construyeron a finales de la década de 1950, y se encontraban donde hoy se levanta el bloque más moderno del grupo Alfredo Alonso-Allende. Aparte de esto, lo de la "casa del cura" fue uno de los incendios que, por lo menos desde que ardió uno de los chalés de Butrón, suelen afectar a elementos patrimoniales situados en zonas destinadas a la construcción. Periódica y casualmente, por supuesto.
ResponderEliminarGracias por tus aclaraciones José Manuel. Es normal que gente de edad avanzada (91 años en este caso), no siempre tengan claros sus recuerdos, y olviden o cambien ciertos detalles. En mi opinión, es probable que Esperanza se refiera a alguna de las casas que se empezaban a construir en Rivas Nuevo.
ResponderEliminarEn cuanto a los edificios histórico-artisticos de nuestro pueblo, efectivamente parecen tener un extraño "karma" con el fuego.
Las casas del escribano en sestao de donde vivió Esperanza blanco tiene más de 100 años toda via hoy en día se pueden ver las marcas de la metralla de las bombas de la aviación
ResponderEliminarEfectivamente. En una posterior conversación que tuve con Esperanza Blanco, me confirmó que las bombas cayeron muy cerca de las casas de Escribano, pero de Sestao (no las de Portugalete).
ResponderEliminarDe paso me cuenta que fue testigo de cómo llevaban en camilla a Pedro "el zapatero", quien tenía una zapatería muy cerca de la calle del Medio (¿en General Castaños?; este punto no me quedó claro). De resultas de las heridas este hombre perdió la pierna.
Entonces se trata del actual grupo Vista Alegre, en Sestao. Aclarado.
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