Desde comienzos del S. XX se
venía arrastrando en Portugalete una alarmante escasez de vivienda para la
clase obrera que trabajaba en las fábricas de Sestao y Baracaldo y la mayoría
de los pisos eran de alquiler. Por eso, hubo gente que se decidió a constituir
cooperativas de casas llamadas “baratas” como fueron los casos de “Villa Nueva”
(1926) y “El Progreso” (1931).
Ya en plena época republicana el
gobierno reformista proyectó una ley subvencionando con 300 millones de pesetas
a los constructores de casas baratas. En Madrid se formó la cooperativa “Pablo
Iglesias” en honor del fundador de PSOE y los socialistas llamaron a los
obreros de todo el país para que organizasen cooperativas similares. El plazo
de construcción era de dos a doce años. Los cooperativistas podían construir su
casa individualmente o en grupo.
En Portugalete cuajó la idea
sobre todo entre las jóvenes y se constituyó una filial con el lema “Casa
propia por una peseta”. Las cuotas dependían de las posibilidades económicas de
cada cooperativista siendo la más baja de una peseta. Se dio el caso de que la
persona más joven era una niña de poco más de un año de edad. En julio de 1934
eran ya 115 los cooperativistas.
El encargado de explicar en la
Casa del Pueblo (Santa María 8) los beneficios del proyecto fue Angel
Conde-Pelayo, que, además, recaudaba las cuotas en su domicilio familiar,
Salcedo 2. Su sobrina Leonor Tejada Conde-Pelayo, que tenía 18 años, fue a
Madrid al tercer congreso de esta cooperativa como representante de la sección
portugaluja. Estos eran hijo y nieta, respectivamente, de Juan José
Conde-Pelayo, el llorado “médico de los pobres”.
Las personas que componían su
junta directiva eran: Presidente, Jerónimo Galdiano, Vicepresidente, Eulogio
Bilbao, Secretario, Angel Conde-Pelayo Urraza, Vicesecretario, Francisco Díaz,
y Tesorero: Juan Morales.
En 1936, el cobrador era Narciso
Saavedra y en junio el ayuntamiento del Frente Popular proyectó ceder
gratuitamente a la cooperativa unos terrenos municipales en los barrios de
Pando y Rivas y junto al cementerio de Sestao.
La única casa que se construyó
fue, en 1936, para el socio Tomás González. Era una casa individual con planta
baja, primer piso y un pequeño jardín sobre un terreno de 204 m2 que corresponde al Nº
45 de la actual calle Grumete Diego.
El resto del proyecto nunca se
realizó porque llegó la guerra y en la posguerra nadie se preocupó de
revitalizarlo.
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