Veíamos en una entrada anterior, el
proyecto de traída de aguas a la Villa desde los manantiales de Hiedal,
Durañona y Chávarri sitos en San Salvador del Valle, así como la nueva
captación de los llamados Mora, Tejeda, Cabaña del Tuerto y Bacillao también del
mismo ayuntamiento.
Decíamos, que el proyecto se culminaba
en 1889 con la instalación de nueve fuentes, encargando al Maestro de Obras
Francisco de Berriozabal su compra. Aunque no tenemos completos los datos
(maldita pandemia), sí sabemos que Berriozabal encargó una fuente metálica a
Hamburgo y que en Junio de 1889 le llegó la letra de 225 ptas. como mitad del
importe de la fuente para el servicio público, “con la circunstancia de satisfacer la otra mitad cuando dicha fuente
funcione en debida forma”.
En Septiembre, se aprobó el pago de las
otras 225 ptas. de la fuente “que se
había colocado en la parte superior de la calle Santa María” y cuya imagen
se aprecia en la fotografía fechada en 29-4-1929 que forma parte de los fondos
de la Colección El Mareómetro. La fuente, toda ella metálica se componía de una
parte inferior prismática cuadrangular, con molduras, que tenía adosada una taza
circular con reja superior y que se apoyaba en el suelo mediante dos patas
metálicas. En la zona del grifo lucía en sus cuatro caras unos grabados
florales de bella factura, quedando rematada por un capitel corintio sobre el
que coronaba una copa con tapa y asa de bola.
Y aquí viene la curiosidad de la fuente,
ya que todos los datos nos llevan a pensar que sirvió como modelo para que
Altos Hornos la “fusilara” y realizara los otras ocho del pedido. Así vemos
como el 19-10-1889 se aprobó el pago de la conducción de NUEVE fuentes desde el
Desierto (la original alemana y las ocho vascas) y el pago del traslado desde
la estación de un “aparato construido
para la colocación de las mismas”.
Para Noviembre, ya estaban instaladas,
ya que se acordó “que se arreglen los
pavimentos de las fuentes públicas por cuenta de los contratistas…” y en
Diciembre, se acordó igualmente el pago de “otra
partida de 2.800 ptas. producida por el Administrador de la fábrica de Altos
Hornos para la construcción de OCHO fuentes de hierro destinadas al servicio
público a respecto de 350 ptas. c/u., incluso cuatro llaves de metal y tubos
galvanizados a 20 ptas. c/u.”.Como se puede apreciar el ahorro era de 100
ptas. por fuente. Igualmente se acordó el pago de 397,87 ptas. a Andrés
Azpeitia “por los trabajos y materiales
invertidos en la apertura y preparación de huecos para la colocación de las
fuentes en las calles General Castaños, Muelle de Vallecilla y barrio de Aceta
o calle de Mier”. Da la sensación, por el número de grifos, que inicialmente
solo se instalaron CUATRO, la del Campo y estas tres.
Como ya expusimos en la entrada sobre la
conducción de aguas, el proyecto contemplaba NUEVE fuentes: Aceta, Colegio del
Carmen, Muelle Viejo (antiguo puerto), Campo de la Iglesia, Ojillo, General
Castaños, junto a Santa Clara, Plaza y María Díaz de Haro.
Ya en Abril de 1890, se acordó la adquisición
de 42 piezas de piedra labrada en curva para nivelar la base de cada fuente,
encargo que realizó el cantero de Durango, Benito Garamendi, a 13 ptas. el
metro lineal. Este bordillo se aprecia en las dos fotos que han llegado hasta
nuestros días. La del Campo de la Iglesia (1929) y la del Muelle Viejo (1949) junto
a los bares Rovira y Siglo XX.
Se podría pensar que la fuente alemana fuera distinta a la del Muelle Viejo, pero si la observamos con detenimiento, vemos que eran idénticas. Queda la duda de si la del Campo fuera trasladada en 1931 al Muelle Viejo (junto al Siglo XX) al alinear el muro de la finca de Chapa con la Escuela del Campo, pero lo que sí está claro, es que Altos Hornos utilizó aquel modelo para seguir fabricándolas, no sabemos si con permiso, ya que en Barakaldo hubo una idéntica en Lasesarre o Murrieta, y otra en la Plaza Zaballa, que ha sobrevivido a las portugalujas y se encuentra hoy (sin taza) en el Parque de San Vicente tal y como podemos apreciar en estas fotos de 2016, en la que posa junto a ella mi nieto Peio, y en esta otra de Antonio Merilla Ramos de 2020 publicada en Facebook, en la que se aprecia muy bien la filigrana. Según me cuenta mi amigo barakaldés, Manu Orbe, Barakaldo contaba y cuenta con un modelo propio de fuente metálica, con su escudo municipal, fechadas en 1888 en recuerdo de la llegada del agua a la anteiglesia. De las fuentes portugalujas, ni rastro.
JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO
Fotografías:
Colección El mareómetro, Koldo Rovira,
Jose Luis Garaizabal, Antonio Merilla
y Colección Manu Orbe
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