viernes, 27 de noviembre de 2020

LAS NUEVE FUENTES PÚBLICAS DE FINAL DEL SIGLO XIX

 


Veíamos en una entrada anterior, el proyecto de traída de aguas a la Villa desde los manantiales de Hiedal, Durañona y Chávarri sitos en San Salvador del Valle, así como la nueva captación de los llamados Mora, Tejeda, Cabaña del Tuerto y Bacillao también del mismo ayuntamiento.

Decíamos, que el proyecto se culminaba en 1889 con la instalación de nueve fuentes, encargando al Maestro de Obras Francisco de Berriozabal su compra. Aunque no tenemos completos los datos (maldita pandemia), sí sabemos que Berriozabal encargó una fuente metálica a Hamburgo y que en Junio de 1889 le llegó la letra de 225 ptas. como mitad del importe de la fuente para el servicio público, “con la circunstancia de satisfacer la otra mitad cuando dicha fuente funcione en debida forma”.

En Septiembre, se aprobó el pago de las otras 225 ptas. de la fuente “que se había colocado en la parte superior de la calle Santa María” y cuya imagen se aprecia en la fotografía fechada en 29-4-1929 que forma parte de los fondos de la Colección El Mareómetro. La fuente, toda ella metálica se componía de una parte inferior prismática cuadrangular, con molduras, que tenía adosada una taza circular con reja superior y que se apoyaba en el suelo mediante dos patas metálicas. En la zona del grifo lucía en sus cuatro caras unos grabados florales de bella factura, quedando rematada por un capitel corintio sobre el que coronaba una copa con tapa y asa de bola.

Y aquí viene la curiosidad de la fuente, ya que todos los datos nos llevan a pensar que sirvió como modelo para que Altos Hornos la “fusilara” y realizara los otras ocho del pedido. Así vemos como el 19-10-1889 se aprobó el pago de la conducción de NUEVE fuentes desde el Desierto (la original alemana y las ocho vascas) y el pago del traslado desde la estación de un “aparato construido para la colocación de las mismas”.

Para Noviembre, ya estaban instaladas, ya que se acordó “que se arreglen los pavimentos de las fuentes públicas por cuenta de los contratistas…” y en Diciembre, se acordó igualmente el pago de “otra partida de 2.800 ptas. producida por el Administrador de la fábrica de Altos Hornos para la construcción de OCHO fuentes de hierro destinadas al servicio público a respecto de 350 ptas. c/u., incluso cuatro llaves de metal y tubos galvanizados a 20 ptas. c/u.”.Como se puede apreciar el ahorro era de 100 ptas. por fuente. Igualmente se acordó el pago de 397,87 ptas. a Andrés Azpeitia “por los trabajos y materiales invertidos en la apertura y preparación de huecos para la colocación de las fuentes en las calles General Castaños, Muelle de Vallecilla y barrio de Aceta o calle de Mier”. Da la sensación, por el número de grifos, que inicialmente solo se instalaron CUATRO, la del Campo y estas tres.

Como ya expusimos en la entrada sobre la conducción de aguas, el proyecto contemplaba NUEVE fuentes: Aceta, Colegio del Carmen, Muelle Viejo (antiguo puerto), Campo de la Iglesia, Ojillo, General Castaños, junto a Santa Clara, Plaza y María Díaz de Haro.

Ya en Abril de 1890, se acordó la adquisición de 42 piezas de piedra labrada en curva para nivelar la base de cada fuente, encargo que realizó el cantero de Durango, Benito Garamendi, a 13 ptas. el metro lineal. Este bordillo se aprecia en las dos fotos que han llegado hasta nuestros días. La del Campo de la Iglesia (1929) y la del Muelle Viejo (1949) junto a los bares Rovira y Siglo XX.

Se podría pensar que la fuente alemana fuera distinta a la del Muelle Viejo, pero si la observamos con detenimiento, vemos que eran idénticas. Queda la duda de si la del Campo fuera trasladada en 1931 al Muelle Viejo (junto al Siglo XX) al alinear el muro de la finca de Chapa con la Escuela del Campo, pero lo que sí está claro, es que Altos Hornos utilizó aquel modelo para seguir fabricándolas, no sabemos si con permiso, ya que en Barakaldo hubo una idéntica en Lasesarre o Murrieta, y otra en la Plaza Zaballa, que ha sobrevivido a las portugalujas y se encuentra hoy (sin taza) en el Parque de San Vicente tal y como podemos apreciar en estas fotos de 2016, en la que posa junto a ella mi nieto Peio, y en esta otra de Antonio Merilla Ramos de 2020 publicada en Facebook, en la que se aprecia muy bien la filigrana. Según me cuenta mi amigo barakaldés, Manu Orbe, Barakaldo contaba y cuenta con un modelo propio de fuente metálica, con su escudo municipal, fechadas en 1888 en recuerdo de la llegada del agua a la anteiglesia. De las fuentes portugalujas, ni rastro. 

JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO

Fotografías:
Colección El mareómetro, Koldo Rovira,
Jose Luis Garaizabal, Antonio
Merilla
y Colección Manu Orbe




 

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