Dadas las penurias que, año tras año,
sufría la Villa para suministrar agua a la creciente población, se encargó al
arquitecto Casto de Zavala la realización de un proyecto para la reunión y
aprovechamiento por parte de la Villa de las aguas de los manantiales llamados
Hiedal, Durañona y Chávarri, sitos en San Salvador del Valle.
Los planos los firmó el 22 de Marzo de
1884 y contienen un detallado recorrido en el que se especifican los
propietarios y características de todas las fincas por las que debería
conducirse la tubería y que vamos a narrar dada su novedad e interés.
Las aguas se consiguieron gracias a una
Real Orden de 19-10-1886 que dictaba la enajenación forzosa de los manantiales,
ante la que Agustín Soto en nombre de Baracaldo, municipio que se aprovechaba
de las aguas, solicitó la suspensión de los efectos fundándose en que, contra
la R.O. había presentado demanda contencioso administrativa y que de ejecutarse
la R.O. inmediatamente, se causarían perjuicios notorios e irreparables tanto
para Baracaldo como para Portugalete. La demanda fue desestimada.
Las aguas, una vez cruzado el río
Ballonti, entrarían hacia la Villa junto a los antiguos viñedos, huertas y
heredades de Cástor Andéchaga, en Galindo, dirigiéndose al mojón de la antigua Poza
de Abácholo paralelamente al túnel del FC de Galdames. Atravesaría las heredades
(Hd), viñedos (Vñ) y terrenos incultos (Ti) siguientes, situados a la izquierda
del camino: Hd. de Juan de Durañona, Hd. de San Jinés, Vñ. de Ramón de
Durañona, Ti. Herederos de Menchaca, Ti. de Antonio Zaballa, Vñ. de Manuel
Villanueva, Vñ. de Juan de Durañona, Hd. de Antonio Zaballa, Hd. de Juan
Durañona, Hd. de Pedro Arteche, Vñ. de Juan Durañona, Hd. de Pedro Arteche, Hd.
de Timoteo Otaduy, Hd. de Antonio Zaballa, Hd. de Claudio Sopelana y Hd. de
Benigno Galarza.
Una vez llegado al mojón de Abácholo,
recorrería el lado derecho del camino (hoy calle Abatxolo) a través de la Hd.
de Felipe Corral y Hormaechea, el Vñ. de Juan Bautista Echevarría, terrenos de
Sotera de la Mier en los que se indica que se estaba construyendo un gran
colegio. Al otro lado de estos terrenos, estaba la “casa de Abacholo”, llegando después al punto donde se construiría
el Depósito General en un terreno de Benigno Salazar, lindante con una heredad
de Laureana Menchaca. En frente, estaba el gran viñedo de Antonio López, abarcando
desde la parte izquierda del camino a Repélega (hoy Avda. Repélega) hasta, al
menos, la parte superior del Colegio del Carmen (poblado B&W).
A partir de este depósito, un ramal cruzaría
los terrenos de Dª Sotera suministrando agua al colegio y barrio de Acetas (sic)
e instalando en ellos dos fuentes públicas. Mientras, otra rama cruzaría la
huerta de Andrés Salaberri (barranco o caño del Marqués) para continuar hacia
el Cristo a través de la carretera general bajo la huerta de Máximo Castet (Grupo
Miramar), surgiendo desde allí, un ramal hasta el Muelle Viejo con otra fuente
a la altura del antiguo puerto de mareantes y, un poco más adelante, otro bajaría
hasta el Campo de la Iglesia, junto a su torre, donde iría otra fuente que será
la protagonista de una próxima entrada.
En el Cristo, un ramal ascendería por el
Ojillo finalizando en una fuente situada en su parte superior, más o menos
donde en 1945 se construyó bajo los árboles la cuarta ermita donde “vivió” San
Roque. Otro, seguiría la actual General Castaños con una fuente a la altura del
antiguo Cine Ideal.
Desde el Cristo, un ramal abastecería al
Casco Viejo, surgiendo una derivación hacia Santa Clara donde iría otra fuente.
Por la calle del Medio y Salcedo llegaría a la Plaza, con otra fuente más,
antes de continuar por María Díaz de Haro hasta la trasera de la casa de
Casilda Iturrizar lugar en que se instalaría la novena fuente.
La traída de aguas hubo de ser demorada
al tener que realizar en Agosto de 1888 un replanteo de parte de los terrenos
por donde habían de conducirse las tuberías, trabajo que realizaron Casto de Zavala
y Francisco de Berriozabal.
Entre los acuerdos compensatorios con
San Salvador del Valle, Portugalete se comprometió a construirle varias
fuentes, abrevaderos y lavaderos, autorizando, en Marzo de 1889, a Francisco de
Berriozabal para representar a la Villa en esos asuntos.
También se autorizó, el mismo mes, al
Alcalde para que incoara dos expedientes de ampliación de toma de aguas. Uno,
captando los manantiales denominados Mora, Tejeda, Cabaña del Tuerto y Bacillao,
situados en el Valle, aprovechando tres litros por segundo y otro, sin nombre,
situado a 50 metros de el de Hiedal, aprovechando dos litros y medio por
segundo.
En Diciembre de 1889, se instalarían las
9 nuevas fuentes de la Villa, de las que hablaremos en una nueva entrada porque
tienen su historia curiosa.
La recepción definitiva de las obras de reunión
de manantiales, depósito de aguas y distribución, correspondiente a los
contratistas Miguel Armona y Sotero Gorostiza, se realizó el 13-9-1890, seis
años después del plano objeto de esta entrada.
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