viernes, 24 de agosto de 2012

DESAPARICIÓN DEL MERCADO DOMINICAL


 
Continuando con el tema del Mercado Dominical de la entrada de ayer vamos a seguir a Tasio Munárriz y su libro República y guerra en Portugalete, para conocer su desenlace.

Fue el 8 de junio de 1925 cuando un Real Decreto prohibía el trabajo material en fábricas, talleres, almacenes, tiendas, comercios fijos y ambulantes en domingo. El Ministerio de la Gobernación suprimió en 1929 el referido mercado, pero el 12 de febrero de 1932, en plena República, una sentencia del Tribunal Supremo de lo Contencioso-administrativo lo restableció. El Ayuntamiento celebró este acontecimiento con un banquete y otros festejos populares.
De nuevo la Dirección General de Trabajo prohibió el mercado y envió en agosto de 1932 un oficio al Ayuntamiento abriendo un plazo de 30 días para reclamar. Un grupo de dependientes del comercio de la Villa se quejó ante el Ministerio de Trabajo y Previsión social de que no disfrutaban a lo largo del año del descanso dominical y alegó que la concesión del mercado dominical había caducado hacía tiempo porque los pueblos de la periferia ya disponían de comercios y cooperativas tanto o más importantes que los portugalujos. Una comisión de comerciantes visitó al gobernador para decirle que su propósito no era utilizar a los dependiente en domingo y que al frente de los establecimientos estarían los dueños y sus familiares.
En mayo de 1933 se confirmó la derogación. El alcalde reunió a los comerciantes y vendedores ambulantes para plantearles la nueva situación legal y la “Unión Comercial” de la Villa decidió trasladar el mercado del domingo al sábado, decisión que fue corroborada por la Corporación. Pero en septiembre fue admitido por el Tribunal Supremo el recurso elevado contra la orden del Ministerio de Trabajo.
En septiembre del 36, ya en época de guerra, los alcaldes de Sestao, Baracaldo, Erandio, Santurce y Guecho y una representación del gremio de comerciantes de sus pueblos visitaron al ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero, para solicitar que desapareciera el mercado dominical portugalujo porque les perjudicaba. El ministro les dijo que en noviembre finalizaba esa concesión y que se le obligaría al comercio de Portugalete a cumplir el descanso dominical. Parece que, al final, se impuso esa obligación porque en el mismo noviembre tres empresarios fueron multados por obligar a sus dependientes a infringir la legislación sobre el descanso dominical.

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