Juan José Conde-Pelayo el conocido “médico de los
pobres”, a quien recordamos en uno de los libros de la Colección El mareómetro,
falleció en 1922.
El cariño y fervor que su figura levantó entre una
gran parte de la población, hizo que por suscripción popular se levantara un
mausoleo para acoger sus restos mortales. Aunque la recaudación no alcanzó la
cifra requerida para acometer el grandioso monumento proyectado en principio,
el que finalmente realizó el escultor Moisés de Huerta, fue también de una
notable calidad.
Situado en el entonces conocido como “cementerio
civil”, pues el doctor además de acérrimo republicano era reconocido
anticlerical, era lugar de peregrinación de algunos de sus admiradores. Uno de
estos José Benito López Okariz, recordaba al respecto:
Este panteón no tuvo buena vida. Durante muchos años permaneció en paz y
tranquilo, pero una noche un tiparraco que no conoció a Don José, ni sabía nada
de su buena labor, entró alevosamente en el cementerio, desmontó el busto, se
lo llevó y me figuro que lo vendió como chatarra. En otra ocasión un camión,
muy cargado, aparcó junto a la tapia del cementerio por la parte exterior. El
terreno, que era de relleno, cedió y el camión con su carga volcó hacia dentro
y los cascotes y piedras de la pared, más tierras y otros elementos, cayeron
sobre las tumbas civiles que había en el pequeño cementerio. Como los
enterramientos no eran "religiosos", el Ayuntamiento (uno de los
últimos elegidos a dedo) no se preocupaba mucho de enmendar el estropicio. Unos
cuantos pelmas, entre los cuales me encontraba yo, protestamos una y otra vez
del abandono y desidia municipal. Al final la cosa se arregló. En cuanto a la
pared, que separaba ambos cementerios, desapareció con la llegada del primer
Ayuntamiento democrático y tuve el honor (junto a otros portugalujos) de dar en
ella un par de martillazos casi honoríficos para que, con su derribo, la muerte
igualara a todos porque feligreses o no feligreses todos somos hijos de Dios.
Actualmente
el pedestal de piedra, que no pudo llevarse el galápago que robó el busto de
Don José, se encuentra instalado junto al monumento dedicado a Manuel Calvo..,
yo lo hubiera puesto en otro lugar. Aquella dedicatoria que años ha no podía
leer ahora se ve claramente que dice:
24 DE MAYO 1847- 5 DE JULIO 1922
POR SUSCRIPCION POPULAR A
JUAN JOSE CONDE PELAYO
Publicado el 3 de agosto 2014
Un recuerdo a José Benito, una persona comprometida, buena y gran portugalujo, muy alejado de los sobachepas que llevan los últimos años fluctuando en la cultura oficial del ayuntamiento.
ResponderEliminarCuando era pequeño alla por los setenta, soliamos jugar al futbol en la campa del butano, muy cercana al cementerio. Pasabamos por alli con respeto supongo que porque nos daba cierto miedo. Un dia al pasar por la parte de arriba vimos una zona medio abandonada con algunas tumbas medio levantadas, todos nos preguntamos que podia ser esa zona y entonces uno conto que su hermano mayor le habia dicho que alli se enterraba a los testigos de Gehova y a los rojos y tambien a los niños que no habian sido bautizados. Yo, siempre me quede con esa angustiosa idea de que pena no estar bautizado, como pensando que los niños no tenian culpa. Con el tiempo veo la injusticia de dividir asi el cementerio, y del poder que la iglesia tenia sobre todos nosotros. Un buen hombre Conde Pelayo por eso lellamaban el medico de los pobres.
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