Dentro de la historia del comercio
portugalujo traemos hoy uno singular y cuya fama ha traspasado las fronteras
locales como es el de Bacalao Eguino.
Al igual que nos ha ocurrido en otras
ocasiones, detrás de toda esta historia hay una mujer que se la recuerda como
la Viuda de Eguino, y que nosotros queremos hacer visible: Dolores Ruiz
Martínez.
Nacida en Villarcayo en 1923, llegó a la
villa con apenas 18 años. Su padre Alejandro Ruiz, tenía abiertos desde 1937 dos establecimientos en General Castaños 35 y en Coscojales 20, dedicados según se anunciaba a la "Venta de patatas de siembra".
Por su parte Juan Eguino Gil, nacido en
Carranza en 1922, llegó procedente de Santurtzi, cuando su padre Santos Eguino
Canales, consigue licencia para abrir a comienzos de 1943, en la misma calle, su
“Almacén de vinos El Kilómetro”, con
el mismo nombre que otro que tenía allí o el que tuvieron en el comienzo del
Ojillo. Tanto Alejandro como Santos, pusieron al frente de sus negocios a Dolores
y Juanito. Este en el nº 15 (actualmente el bar Patxin) y ella enfrente, en el número
20.
Esta proximidad propició que en 1945
ambos jóvenes se casaran, con lo que como se ve en la foto superior Dolores pasó
a ayudarle también en la bodega, donde sobre las barricas apreciamos ya el
incipiente negocio del bacalao. Unos años después dejan este local y trasladan
el negocio enfrente al local de patatas de Alejandro Ruiz, que luego ampliarían
a la lonja inferior como se aprecia en la otra foto.
En 1959, Juanito, fallece con 37 años, por
lo que Dolores, con un hijo de 13 años, tiene que seguir ella sola. Cuatro años
después, en 1963, tras haber intentado abrir un bar frente a su
establecimiento, donde había tenido su bodega, lo abre en Carlos VII, con el
nombre de “Las Vegas” (al igual que otro que los Eguino tenían en Santurtzi), y
que luego su hijo Adolfo convirtió en la actual tienda exclusiva de bacalao.
Y es que aunque Dolores se mantuvo al
frente de su negocio hasta 1988, año en que se jubiló cerrando la tienda de
Coscojales, su hijo dio al negocio otros aires empresariales. Consiguió que el
nombre de Eguino se identificara con los numerosos concursos festivos de
bacalao, (su escaparate de Coscojales servía de exposición a numerosos trofeos
concedidos en dichos concursos), empezó a abrir nuevos establecimientos (uno de
ellos estuvo en General Castaños nº 91) y se involucró también en la
importación de bacalao a través de una empresa que le permitía diferenciar su
bacalao por ser solo de una especie procedente de Islandia y las Islas Faroe,
hoy reconocida como el auténtico bacalao.
El negocio del bacalao lo ha continuado
la siguiente generación, a través de sus hijas, como se ve en la foto inferior,
y actualmente se han extendido a Barakaldo y Bilbao, o en una tienda “on line”
a través de internet.
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