Nos dice Mariano Ciriquiain que los galeones y bajeles
portugalujos llegaron hasta Flandes desde el siglo XV y en las relaciones de
maestres de naos entrados en La Exclusa durante varios años, que obra en Brujas,
nos encontramos con portugalujos como Juan de Martiarto, que llevó lanas y
hierro, Martin Ochoa de Larrinaga, Martín de Salazar y otros.
En la revista “Biekorf”, del
año 1933, en un artículo sobre la Casa
de Contratación de Vizcaya en Brujas firmado por el abate Viaene se dice que
parece cierto que los vascos fueron los primeros mercaderes de Iberia
que tuvieron un establecimiento comercial fijo en Brujas y que instalaron
una “Nación permanente” o “Consulado” y no se dejaron nunca absorber por el Consulado
General de España, erigido más tarde. Quedaron independientes,
incluso después del establecimiento del “Consulado de Burgos“, y por eso
Brujas tenía, además de la “Corte de la Nación de
España“, en la
“Calle de los españoles”, la “Casa de Contratación o
Consulado de Bizkaia“,
en la “Plaza de los vizcainos”, cuyo nombre se ha conservado hasta hoy.
El
2 de agosto de 1454 se firmaron unas escrituras públicas para regular las
relaciones entre el Consulado de Bizkaia y el Consulado de España, y entre los
mercaderes que lo hicieron en representación de los vascos estaban tres
portugalujos: Ochoa de Salazar, Martin del Casal Salazar y Lope Ruiz.
Esta
conexión del comercio jarrillero se mantuvo hasta bien pasado el último cuarto
del siglo XVI, cuando la flota que cubría aquella ruta acabó totalmente
desbaratada y nuestros armadores decidieron buscar nuevos derroteros
comerciales.
Son pasajes de nuestra historia de siete siglos que de vez en cuando debemos recordar.
Son pasajes de nuestra historia de siete siglos que de vez en cuando debemos recordar.
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