Finalizamos hoy este tema, que Tasio Munárriz recogerá con mayor
profundidad en su próximo libro, recordándole que este blog estará siempre
abierto a sus colaboraciones.
16.- Otro acontecimiento importante
en el que se manifestó la colaboración de la Iglesia con el Ayuntamiento fue la
consagración del templo parroquial de Santa María como Basílica por el obispo
Monseñor Morcillo el 12 de junio de 1950. Las arcas municipales se encargaron
de “desinsectar” el retablo y poner un nuevo altar.
17.- En octubre de 1961 el
Doctor, Prelado doméstico de Su Santidad, Cura párroco y Arcipreste Monseñor D.
Angel de Chopitea y Múgica fe cesado y nombrado canónigo chantre de la catedral
de Bilbao. En esa ocasión el Ayuntamiento le concedió “la medalla de la Noble Villa de Portugalete, en su segundo grado,
fundida en plata, como consecuencia de los méritos contraídos por dicho
sacerdote, con los que se ha realzado el nombre de la Villa”
En 1966 se celebraron las bodas
de oro sacerdotales de Víctor Sarduy con la asistencia de la Corporación
municipal y del Presidente de la Diputación. También se la merecía Julio Ruiz
que repetía muchas veces “Hispanidad,
proa de la Cristiandad”, según
recuerdan personas de más de 90 años.
La simbiosis entre Ayuntamiento e
Iglesia consagraba la analogía “Derechas
es a religión como izquierdas es a ateismo”. Esta analogía era compartida
también por los republicanos. En la etapa anterior a un portugalujo le
expulsaron de las Juventudes Comunistas porque se había casado por la Iglesia.
¿Qué beneficios conseguía la
Iglesia? Además de la subvención económica mencionada, recuperó los bautismos,
las primeras comuniones, los matrimonios y los entierros religiosos. Para no
ser sospechosos de republicanismo, todos tenían que practicar estos ritos,
aunque no creyesen en ellos. Como bastantes niños no habían sido bautizados en
la época republicana, algunos padres decidieron que sus hijos recibiesen ese
sacramento meses o años después de nacer en la posguerra. En concreto fueron
bautizados con ese retraso 2 en 1942, 1 en 1941, 9 en 1944, 8 en 1945, 2 en
1946 y 2 en 1947. Hubo una familia que bautizó a sus tres hijos de uno, tres y
cinco años a la vez. La pregunta lógica es: ¿Estas familias bautizaron a sus
hijos voluntariamente o porque era socialmente más ventajoso?
El beneficio del Ayuntamiento
consistía en el reconocimiento y la legitimación de un poder que no estaba
justificado por elección popular.
Nota final. Angel Chopitea
publicó en 1946 un libro titulado “Mis primeros 25 años de sacerdocio” y
repartió unos pocos ejemplares entre familiares y amigos. Seguramente todavía
sobrevivirá algún ejemplar en alguna familia portugaluja. Este documento es una
joya que convendría hacerlo público de alguna manera. El que lo conserve puede
hacer una copia y pasarla a la Biblioteca Municipal o al Archivo o al
Mareómetro. Merecería la pena conocer su versión de los hechos en los que
participó directamente desde 1932
a 1961.
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