En la superior, de los años veinte del siglo pasado, uno de
ellos es el Galindo, botado en 1919, y bajo estas líneas el gánguil Portugalete,
hacia 1950 (Se estaba construyendo la casa de la Caja de Ahorros en la Plaza).
Para los jóvenes, recordaremos que los escombros y escorias
de las industrias del siglo XIX, que al principio se utilizaba para relleno de
las marismas donde se fueron asentando, eran trasladadas y vertidas posteriormente
en alta mar.
A lo largo de la ría había diversos cargaderos con sus
vertederas y los gánguiles atracaban bajo ellos, recibiendo las tortas y
escorias de los hornos todavía calientes.
Como los gánguiles trabajaban con relevos, era frecuente
verles ir y venir por delante de la Villa, siendo numerosas las embarcaciones
que se remolcaban en ellos saliendo hasta la Galea para pescar.
En el libro Altos Hornos de Vizcaya, historia de su flota. El hito de una siderurgia 1895 -1988 de Marcos Merino Martinez, publicado en el año 2002,se encuentra una extensa información gráfica de la flota de A.H.V.
ResponderEliminarSobre los gánguiles de la Ría.
ResponderEliminarhttp://www.untzimuseoa.net/images/itsas_memoria_02/villar.pdf
Los gánguiles para los que teníamos bote de remos, eran como los camiones de Basterra y Zubiaga para los jóvenes autoestopistas en los primeros 70´s : una gran ayuda.
ResponderEliminarEnseñar un cabo era como mover el dedo gordo de la mano derecha.
Desde aqui, mi recuerdo y agradecimiento para todos ellos.