Nos dice lo
siguiente:
Dado que en
1915 se había decretado, que de forma obligatoria todos los municipios deberían
celebrar la Fiesta del Árbol, con la participación de los escolares de la
escuelas públicas, Portugalete al no contar con un espacio escolar amplio,
“cumplió” el 30-9-1917 al inaugurar el Parque dedicado al Dr. Areilza (no a los
monos), invitando a todos los niños de las Escuelas Nacionales.
El Gobernador
recordó en 1927, la obligación de plantar anualmente al menos 100 árboles, así
que se celebró en el campo de deportes de La Florida, lo que sería quizás la
primera Fiesta del Árbol portugaluja, con la plantación de 550 eucalíptos y el
reparto de libritos de cuentos “Los niños y los árboles”, anunciándose ya, que
al año siguiente y como acto oficial de inauguración del centro escolar de
Zubeldia, el 9 de Febrero, los escolares plantarían más de 300 arbolitos
(tilos, eucaliptos y moreras). La chavalería recibió como premio un cornite y
se desató una polémica entre la corporación y el director del diario “El Pueblo
Vasco”, ya que el corresponsal informó
poniendo verdes a los organizadores por mantener a los niños dos horas de pie
sobre terreno encharcado, algunos con alpargatillas. El periodista parece que
se pasó, ya que hizo sol.
La fiesta de
1929, fue recogida en la prensa nacional como se ve en la foto inferior. A su
lado alumnos de 1941 y tras ellos, un par de árboles supervivientes y dos
caballos pastando a sus anchas. Fue en 1956, cuando tras otra plantación
fallida en 1948 por la mala calidad del suelo, se realizó una nueva plantación
con la asistencia de las autoridades civiles y religiosas, Banda de Música y
actuación del grupo de la Sección Femenina. Los alumnos formaron con sus
maestros y maestras al frente. D. Eufronio, D. Gregorio, D. Julían, D. Ángel,
D. Vicente, Dª Fabiola, Dª Martiniana, Dª Teresa, etc.
Todavía
recordamos, más
o menos, algunas de las estrofas que cantamos del Himno del Árbol y la
del Cu-cu:
“Es el árbol el símbolo augusto; de la industria, el
progreso y la paz; fomentemos la fiesta del árbol; si a la patria queremos
honrar.
Ver los montes cubiertos de fronda, donde viene la novia a pasear; cómo
arrancan del suelo las raíces; agua fresca copiosa y raudal.
Fertilizan los cerros y valles; los ganados se ven prosperar; y el país
antes árido y pobre; se convierte en frondoso y feraz”.
“Cu-cu, cu-cu, se oye cantar; es el cuclillo, la primavera, con su canto
viene a anunciar….”
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