La Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de
los Dolores, más conocidos como Amigonianos,
serán seguramente los religiosos menos conocidos en la Villa.
Creada por el fraile obispo Luis
Amigó y Ferrer en 1889, iniciando su apostolado entre reclusos internados en
penales. El objeto de la pedagogía amigoniana incluye la educación, prevención,
corrección y orientación de niños y jóvenes con problemas consigo mismos o con
la sociedad.
En 1916 se había creado en el
País Vasco la Asociación Tutelar del Niño, que fue bautizada oficialmente como
Asociación Casa Reformatorio del Salvador, bajo la presidencia de Gabriel Mª de
Ybarra, que abrió la Casa del Salvador de Amurrio en 1920 (el famoso
reformatorio con el que se amenazaba a los balas). La presencia de los
amigonianos en la villa se remonta a 1950, año en el que María Vallejo y Arana
(hija de Prisca Arana que la había edificado), donó a la Asociación Casa del
Salvador, su finca llamada El Saltillo, sita en Abaro en la carretera a
Santurtzi, sin que viese cumplido su deseo, por fallecimiento, de ver
inaugurada allí una Casa de Familia para los jóvenes más necesitados de apoyo
tras su salida del internado de Amurrio. Cogieron el testigo, su hijo Pedro
José Galíndez y su esposa Mercedes Maíz, corriendo con los gastos de
rehabilitación del edificio que había estado diez años deshabitado. Comenzó su
andadura en diciembre de 1951, tomando como nombre oficial: “Casa de Familia Hogar Saltillo Nuestra
Señora de la Merced”.
Los Terciarios Capuchinos tiene
como emblema el mismo escudo que ostenta la Orden de Santa Clara al tener su
origen en San Francisco de Asís. Este escudo presenta surgiendo de una nube y
sobre fondo azul, los brazos cruzados de Cristo y San Francisco con una cruz en
medio. Se distinguen de aquel escudo, el figurar en el centro de la cruz un
corazón ardiente rodeado de una corona de flores y atravesado por siete puñales
que representan a los siete dolores que sufrió en su vida:
1.- La Profecía de Simón, 2.-
La huida a Egipto, 3.- El Niño perdido en el Templo, 4.- El encuentro con Jesús
camino del Calvario, 5.- La muerte de Jesús en la cruz, 6.- El cuerpo de Jesús descendido
de la cruz y 7.- La colocación en el sepulcro.
Este corazón individualmente, lo llevaban prendido del pecho del hábito
capuchino, los frailes en otra época.
Ya que hablamos de corazones, al
igual que en “las javerianas”, no me resisto a hablar de la vidriera que figura
en la capilla del Hogar Saltillo y que será desconocida por la mayoría de los
portugalujos. Se encuentra flanqueada por la Cruz esculpida por Moisés de
Huerta (de la que ya dimos noticia en este blog) y por la imagen de la Virgen de
La Merced (en recuerdo a Dª Mercedes Maiz).
En ella podemos contemplar una
sencilla vidriera que se realizó al trasladar la capilla de lugar, antes de la
inauguración, en cuyo centro destacan por su diseño los Sagrados Corazones de
Jesús y María.
En primer término, el de Jesús,
ardiente y con una cruz entre las llamas. Se encuentra rodeado por una corona
de espinas y bajo ella, se aprecia que está partido.
El de María, de color más pálido,
se muestra ardiente con una flor de azucena (símbolo de pureza) surgiendo de
las llamas, estando atravesado por un puñal que representa las palabras del
Evangelio de San Lucas en las que Simeón dijo a María: “Una espada atravesará
tu corazón”, al contemplar a su Hijo morir en la Cruz. Bajo el puñal, una
guirnalda o corona de flores ciñe el corazón.
Estas dos imágenes figuraban en
los escapularios que se llevaban en otra época y que muchos de vosotros
recordaréis.
JOSE
LUIS GARAIZABAL FLAÑO
Fotografías: José
Luis Garaizabal, e internet (emblema y escapulario)
Bibliografía: “Hogar
Saltillo, 50 años de vida familiar” y Wikipedia
Agradecimiento:
César Rodríguez Alonso (Terciario Capuchino)
No hay comentarios:
Publicar un comentario