Seguimos ofreciendo las fotografía que nos pasó Laura San José Castro, que le había facilitado nuestro amigo Angel Comonte y que muestran a esta zona de Portugaluja que tanto desarrollo urbanístico
tuvo tras los años 70 del siglo pasado y como aprovechaban la actual avenida
Kanpanzar como espacio de esparcimiento.
Como Tasio Munarriz
nos ha enviado también una entrada reivindicando a los inmigrantes obreros de
Portugalete, de la que esta zona es una buena muestra, aprovechamos para
ofrecerla acompañando a estas fotografías.
La Villa de
Portugalete ha sido durante siglos lugar de acogida de gentes nacidas en otras
poblaciones y comunidades autónomas. Algunas llegaron a convertirse en
personajes insignes y populares como los médicos Juan José Conde Pelayo o
Antonio Bergillos Gurruchaga, el maestro Ruperto Medina, etc, a los que se
dedicó el nombre de una calle o una escuela. Otras, la inmensa mayoría,
vinieron a trabajar como obreros en las grandes fábricas de ezkerraldea y a
vivir en la Villa.
Al final de la
dictadura se produjo un salto espectacular en el aumento de la población. De 22.713
habitantes en 1960 se pasó a los 45.000 en 1971 y a los 57.053 en 1978. Además
del crecimiento vegetativo, la mayoría de los nuevos vecinos eran inmigrantes.
Estos se
encontraron con un ambiente popular en el que se hablaba castellano, las
costumbres eran parecidas a las de sus pueblos de origen y había trabajo en las
fábricas, para el que tuvieron que especializarse. El concejal Joaquín Córdoba contaba
que la empresa en la que trabajaba le enviaba a su pueblo (creo que en
Palencia) a contratar a familiares y conocidos para venir a trabajar en ella.
En general la
población les recibió bien, excepto algunos pocos que hablaban de los recién
llegados tildándolos de “maquetos” “pardillos”, “coreanos”, “moros”, etc.
desconociendo que sus propios antepasados habían venido también de fuera años
atrás.
La primera
generación de los recién llegados tuvieron problemas para encontrar vivienda
debido a su escasez en la Villa y algunos vendieron su casa y sus tierras, si
las tenían, en su pueblo. En esa época se construyeron:
9 casas
adosadas en el Grupo Pozo Pando por parte del Ayuntamiento en 1955.
106 casas en
el Poblado Babcock & Wilcox construído por la empresa para sus obreros en
su primera fase y 182 en 1960 en la segunda.
310 viviendas en
el Grupo La Florida en 1958, proyectado por el Instituto Nacional de la
Vivienda.
90 viviendas
en el Grupo Miramar en 1959 por parte
del Ayuntamiento.
40 viviendas
en el grupo Bailén en 1960, de protección oficial, compradas por los
particulares.
56 viviendas
en el Grupo Federico Martínez en dos fases ) en 1952 y en 1963) construidas por
la empresa benéfica Viviendas de Vizcaya.
391 viviendas
en el Grupo Alonso Allende también en dos fases construidas por Viviendas de
Vizcaya.
El resto de
las viviendas en Abaro, Carlos VII, Correos, Gipuzkoa, Danok Bat, etc. se
fueron construyendo como libres, aunque con alguna ayuda oficial, por parte de
empresarios como Cotera, Aroma, Olano, etc.
Los nuevos
propietarios tuvieron que pedir créditos a las cajas de ahorro y los bancos con
hipotecas a pagar entre 10 y 20 años.
Algunos
inmigrantes volvían a su pueblo a pasar las vacaciones con sus hijos. Estos, al
volver, contaban a sus compañeros y al maestro que habían estado en el “pueblo”
con la envidia de los que no tenían “pueblo”. Bastantes de los inmigrantes
todavía tienen casa propia o heredada y, ya jubilados, pasan meses en su
“pueblo”.
Al entrar a
trabajar en las fábricas se encontraban con que sus compañeros llevaban años
reivindicando mejores condiciones laborales, sobre todo el sueldo. La
Administración estableció el salario mínimo interprofesional para 1963 en 60
pesetas pasando a 186 en 1973. Pero los sindicatos lo consideraban insuficiente.
Los inmigrantes se afiliaron fundamentalmente en UGT, CCOO (fundado en 1962) y
Unión Sindical Obrera (USO), no en ELA-STV.
La segunda
generación de los inmigrantes, ya jóvenes, empezaron a romper los lazos que les
unían a su “pueblo” y se integraron en las sociedades que se estaban formando
en la Villa con un trasfondo vasquista:
El grupo de
montaña Ganerantz, en 1953.
Los Boy-Scout
de las parroquias en los años 1960.
El Elai-Alai,
en 1963.
El Lora Barri,
en 1965 en La Florida.
Los Barbis en
1966.
El Ikusgarri, en 1967 en Repélega.
El Gaurko
Gazteak, en 1968 en Buenavista.
El
Berriztasuna, en 1970 en el Casco antiguo.
Ya la tercera
generación empezó a estudiar euskera (AEK en 1975) y en euskera (Ikastola del
Elai-Alai en 1963, Ikastola Herrikoa en 1974, Modelos B y D en los centros
públicos y privados).
Hola.Soy la hijade Joaquín. Mi padre era de Barcelona. Es verdad que lo mandaroan a buscar mano de obra a Castilla
ResponderEliminarÉl trabajaba en Metacal, empresa de Etxebarri
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