Tras los primeros momentos de la triste noticia de su fallecimiento en
que uno se encuentra un poco anonadado, retomamos su recuerdo dado que creemos que
su figura y su dedicación a la sociedad que le tocó vivir es un ejemplo a
seguir.
Nacido en Ortuella, ya desde sus primeros años de juventud se involucró en
la JOC Juventud Obrera Católica cuya militancia le marcó personalmente ya que
según sus palabras le “iba haciendo descubrir la realidad en que vivíamos,
cuestionarla y comprometernos con otros jóvenes en su transformación”.
Profundamente católico, seguidor de las directrices de la doctrina
social de la Iglesia, continuó luego en la HOAC (Hermandad Obrera de Acción
Católica), y se involucró en la lucha sindical lo que le llevaría a pasar por la cárcel de Basauri por ser miembro
del comité de empresa de Babcock Wilcox representando a ELA.
Animando con
su ejemplo a la juventud a participar en la vida social a través de sus asociaciones,
participó en la fundación del movimiento scout de Bizkaia y en el Grupo de Montaña Ganerantz cogiendo cargos directivos desde los que aportar su
trabajo.
Su amor al Pueblo Vasco y a su cultura y tradiciones le hizo
tomar parte activa en el nacimiento de las ikastolas, así como en la fundación
y desarrollo del ELAI ALAI y en concreto de su ikastola, siendo presidente de la
Junta Rectora de ASTI LEKU.
Con la llegada de la
democracia fue de los primeros que dio un paso al frente para participar en el
gobierno municipal por las listas del Partido Nacionalista, de la que formó
parte de su Junta Municipal, ocupando el área de urbanismo con su participación
en el Consejo de SURPOSA.
Como decíamos ayer su participación
se extendió a todos los ámbitos que supusieran una mejora de las condiciones de
nuestra sociedad, desde impulsar las escuelas de Formación Profesional, o la
creación de la Colección El Mareómetro para dar a conocer la historia
jarrillera.
Llegado a su madurez y firme
defensor del envejecimiento activo, se involucró en el movimiento a favor de
las Personas Mayores de Bizkaia, ocupando el cargo de Presidente de “Nagusiak”
donde siguió trabajando en la defensa de los derechos de las personas mayores y
de su participación y empoderamiento en todos los aspectos de la vida”.
Su larga trayectoria y
dedicación solidaria a todos aquellos colectivos que luchan por ganarse un
lugar en la Sociedad le valió el reconocimiento institucional al concederle el
Premio BIHOTZA SARIAK 2016, por toda su trayectoria vital que recibió de
manos del Lendakari.
Aunque todos los comentarios sobran, quiero despedirme de Sabin como un amigo. Tasio.
ResponderEliminarDe parte de la familia os agradecemos profundamente este homenaje y el cariño y reconocimiento que se aprecia en él. La Fundación El Abra y el Mareometro fueron para el un referente en su faceta portugaluja.
ResponderEliminarRecibid nuestro abrazo más agradecido, Aitor Ipiña