Ya que hemos hablado de
la figura del sereno dentro de la historia de la policía municipal
portugaluja, que nos ha descubierto Roberto
Hernández Gallejones, vamos a recoger también otro personaje que existió
durante años como fue el guarda o guardia de la Playa del Salto en los meses
veraniegos.
Este era en realidad un policía municipal dedicado a tales
menesteres. Su nombramiento se registra en el acta de 1.883: “…con motivo de las justas quejas dadas por
las personas, ya forasteras como vecinas, que durante la época del estío
concurren a la Playa llamada del Salto, con el fin de solazarse, ya tomando el
fresco ambiente que en ella se respira o bien bañándose, fundándose en que
gentes, que sin religión, educación ni pudor, se bañan en dicha playa sin
llevar cubierto su cuerpo con ninguna clase de vestido, y en vista de que los 3
alguaciles, con que cuenta el municipio no pueden atender a todas partes, pues
si acuden aquel sitio tienen por necesidad que abandonar otros puntos, acaso
tanto o más necesarios de vigilancia, como son las fuentes públicas,…”.
Al vigilante de la playa, se le demandaban los siguientes
requisitos, tal como aparecen en un documento del 20 de Junio de 1.892: saber
nadar; leer y escribir; llevar nota diaria de las casetas que se coloquen y
retiren en la playa practicando la recaudación; custodiar las cuerdas y útiles
de la playa, conservándolos bien colocados y en buen estado para el servicio; hacer
observar y cumplir las disposiciones de los bandos, y prestar auxilio a las personas
que lo precisaran.
El sueldo de tal
policía alcanzaba las 100 ptas. mensuales. Su período de trabajo principiaba el
1 de Julio, acabando con el fin de la temporada de verano.
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