miércoles, 1 de julio de 2009

EL GENERAL CASTAÑOS EN EL CUADRO DE FERNANDO BAYO

Aunque hoy es día festivo en Portugalete, por celebrar la Virgen de la Guía y además entramos en el mes de julio en el que dejamos la Villa para pasar fuera los meses veraniegos, recogemos esta primera entrada, tras la cual, las siguientes, es fácil que no guarden la diaria periodicidad que hemos mantenido en los meses pasados.

En la Crónica del siglo XVIII, incluiremos la reseña del General Castaños que recoge Mariano Ciriquiain en su Monografía, aunque su vida corrió a caballo entre los siglos XVIII y XIX.
En lugar de recogerla aquí traemos el retrato que figura en el Salón de Plenos del Ayuntamiento y una pequeña reseña del autor de la obra.

En un acuerdo del ayuntamiento de fecha 9 de abril de 1948, a propuesta “del Gestor” Julio Gutiérrez Lumbreras se decidió por unanimidad que en la Casa Consistorial figure “como homenaje de la Villa a su memoria y ejemplo imperecedero de su gloria”, retratos de don Francisco Javier Castaños, Duque de Bailen y Marqués de Portugalete, Regente del reino, y los Almirantes de la Armada, Don Martín y don Francisco de Vallecilla, don Francisco Díaz de la Pimienta, don Cristóbal del Mello y Rebonza y don Justo Salcedo y Arauco.
De momento se acordó contratar el retrato al óleo del primero de ellos, al artista portugalujo, don Fernando Bayo Vellés y facultar al alcalde para su encargo.
De la correspondencia entre ambos que nos ha facilitado Roberto Hernández Gallejones, hemos entresacado las líneas que acompañan al cuadro.

2 comentarios:

  1. Sobre este pintor Fernando Bayo Vellés, lo único que se puede encontrar en Internet es que perteneció al Opus Dei.
    www.opuslibros.org/PDF/tras_umbral.pdf
    Sería interesante conocer algo más como pintor.

    C.

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  2. Gracias por la referencia. Se trata del libro “Más allá del umbral” de Maria del Carmen Tapia. En él se dice que en 1954 fue a Roma a poner en marcha la imprenta de mujeres de la orden.
    “Monseñor Escrivá vino con don Fernando Bayo, que nos repitió que "le habían ordenado diácono para que pudiera enseñarnos, pero que esto era una excepción en la Obra porque no habría diáconos". “Cuando nos quedamos a solas con don Fernando, éste, que es vasco, nos miró entre divertido y con cara de asco, agarrándose la sotana, nos dijo: ¡Me acaban de poner estas faldas para que os enseñe, o sea que ¡hala!, aprender rápido porque es lo que me faltaba en mi vida: ¡dejar mi estudio de pintura en Madrid a uno que no sabe ni agarrar un pincel, y vestirme de sotana para trabajar en la imprenta con mujeres!
    La autora reconoce que “don Fernando Bayo fue como un hermano mayor para nosotras. Encantador, simpático, de buen humor y con un sentido práctico docente admirable. Nos llevábamos todas muy bien con él y no solamente nos enseñó a dominar las máquinas impresoras con gran tacto y eficacia, sino a querer la labor de imprenta en sí”.
    Lo incluyo en la entrada de Fernando Bayo Vellés (1914-1995)

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