Dado la acogida que tuvo el
tema de la confitería de la calle del Medio, Roberto Hernández Gallejones, ha investigado sobre este goloso tema
en el Archivo Histórico, y nos aporta otro interesante apunte.
Se remonta al 1875, tras
finalizar la guerra carlista con su famoso asedio, y lo sitúa en “el callejón
que de la calle Santa María da al muelle Viejo”. Estas escaleras fueron la
primera bajada que el centro del casco viejo tuvo hacia el muelle, antes de que
se construyesen las edificaciones que actualmente inauguran los primeros números
impares de la calle Santa María. Al construirse éstas nos encontramos que la
que hacía esquina con estas escaleras tenía en su sótano, según se acostumbraba
entonces, su bodega, que en esos años ya no se usaba y que dicha bajada no
estaba muy limpia sino más bien llena de inmundicias.
Pues bien en lo que entonces
era el nº 5 de dicho callejón, empezando por el muelle Viejo, hoy con el nombre
de Travesía de Manuel Calvo, estableció su “establecimiento de confitería y
pastelería” Dª Manuela de Castaños, a la sazón viuda.
Por los documentos que nos
recoge Roberto, vemos que encargó la reforma del local al famoso maestro de
obras Francisco de Berriozabal quien para adecuar el local a su nueva finalidad,
entre las obras que efectuó estuvo el ampliar la ventana que serviría de
escaparate.
La autorización del acuerdo
municipal lo encabeza Bernardino de Icaza, entonces alcalde del que tuvimos
noticias en el relato del Sitio que nos dejó Escorihuela.
Hemos ilustrado esta entrada
con tres vistas de dicho cantón. La foto de la izquierda y la pintura de
Rochelt, son de los años 70 del siglo XIX y la foto de la derecha de Eduardo
Benito, con la sastrería de Busturi, de un siglo después.
Bajo estas líneas un foto
actual de la puerta y escaparate de lo que hace 140 años fue o pudo ser la pastelería de
Dª Manuela de Castaños.
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