Dos décadas después de aquellos
Concursos de blusas de los años 40, la situación había ido cambiando. Renacía
el asociacionismo portugalujo, y tras el fútbol y el remo, surgieron el
Ganerantz, BIZI ALAI, o el ELAI ALAI, siguiendo la corriente que se daba en el
resto del país de un evidente renacimiento de la cultura vasca.
Además la presión demográfica
volvió a sufrir un descomunal crecimiento inmigratorio que procedente de
diversas provincias españolas multiplicó por cuatro en dos décadas la población
existente a comienzos de los años 50 y amenazaba con hacer desaparecer no
solamente su cultura tradicional, sino su propio paisaje urbano, desde la playa
a sus campas o edificios emblemáticos.
En las fiestas de San Roque, el
acto central era la tradicional bajada, sobre la cual el ayuntamiento venía
dictando “normas especiales que habrán de obedecer los romeros” y concretamente
en algunos programas se indicaba la siguiente Nota: “Durante la bajada no se permitirán estacionamientos por parte de los
romeros que acudan a la misma y la distancia de una a otra fila, no podrá ser
mayor de seis metros”.
Intentando recuperar el sentido
tradicional de la misma que ya no convencía a nadie por el gran desorden con
carreras y empujones que la caracterizaba, en 1964 el Elai Alai empezó su
participación intentando darle otro carácter y en 1965 ante una posible suspensión
de la bajada las Sociedades Portugalujas crean una Comisión de Festejos, que
probablemente fue pionera en Bizkaia, involucrando al Ayuntamiento y editando
carteles especiales, con el lema de los blusas de 1946, “diviértete cuanto
puedas sin molestar a nadie”.
Además el ayuntamiento aceptó un
presupuesto de 40.000 ptas con la que se confeccionó un programa que incluía,
Alarde de Txistularis, concurso de jotas y de Cuadrillas, juegos infantiles,
etc.
Participaron trece cuadrillas,
tres de blusas locales, Elai Alai, Jatunak y Lora Barri, y otras tres de
Sestao, Urioste y Baracaldo, además de la banda de cartón del Resbalón.
Esta iniciativa que no dejó de
recibir criticas por supuesto colaboracionismo con el régimen, cuajó y fue
adoptado en ediciones sucesivas, al igual que en la mayoría de los pueblos.
Fue el año del nacimiento de la
Cuadrilla de Blusas Jatunak, caso único en nuestra historia local, pues
mientras los demás grupos se fueron constituyendo en Sociedades con sus
estatutos, número de socios, locales y dedicaciones a otros aspectos, al margen
de los festivos, ellos continuaron hasta nuestros, como cuadrilla de amigos,
cuyo número iría disminuyendo al faltar algunos, y si crecía era por la
incorporación de hijos y en la actualidad nietos.
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