Tasio Munárriz, al
descubrir que en el centro del túnel que une las estaciones del ferrocarril de
La Canilla y Peñota, se conserva el andén de una estación subterránea fantasma,
ha indagado en el tema y nos señala lo siguiente:
AÑO 1888. Al
construirse la línea del “Ferrocarril Bilbao-Portugalete”, el ayuntamiento
cedió a esta empresa privada el terreno para instalar las vías, la estación-vivienda
y los almacenes de mercancías cerca de la plaza. Además, aportó 30.000 pesetas
con la condición de que Portugalete fuese la estación terminal. A cambio, la
empresa construyó un nuevo muelle en compensación por el ocupado con sus
instalaciones.
AÑOS 1921-22.
La Junta de Obras del Puerto construyó el túnel a Santurtzi para transportar
las mercancías del puerto y la empresa del ferrocarril instaló la nueva
estación de pasajeros en la Canilla llevando los trenes hasta Santurtziº “prescindiendo
de los compromisos adquiridos”. Varias comisiones consiguieron que la empresa
hiciese desaparecer la estación de la Canilla y que los trenes llegasen hasta
la antigua estación. Estos volvían a un cambio de vías para dirigirse luego a
Santurtzi.
AÑO 1945. RENFE
adquirió la empresa.
AÑO 1952. Un
accidente en el cambio de vías hace que RENFE decida que los trenes llegasen
sólo hasta la Canilla. Los viajeros tomaban el billete en la estación antigua e
iban andando por el estrecho Muelle Viejo hasta la Canilla que era un apeadero
sin tejado y sin taquillas.
Esta decisión
creaba varios problemas: los 5.000 viajeros que venían al comercio o a disfrutar
del paseo y de la playa y los obreros que utilizaban el tren cuatro veces al
día para ir y volver de la fábricas tenían que recorrer andando 900 m , según los documentos
municipales. Además, los almacenes del ferrocarril eran obsoletos y
antiestéticos dando una imagen desagradable para los viajeros y militares que
nos visitaban en barco.
AÑO 1953. Los
comerciantes escribieron al alcalde Julián Bayo con el fin de que exigiese que
los trenes volviesen a la antigua estación tanto para llegar como para salir,
que su frecuencia aumentase incluso en domingos y en verano y que, mientras
tanto, se hiciese una estación subterránea. La corporación planteó esta
solución a las autoridades correspondientes y sugirió que esta estación podía
estar en el túnel con dos posibles salidas: en la calle Manuel Calvo a la
altura de la estación antigua o en la calle Mª Díaz de Haro.
AÑO 1954. Con
la mediación de José María Areilza ante el ministro de Obras Públicas, el
ayuntamiento acordó con RENFE que se construyese la estación de la Canilla, se
derrumbase la antigua con sus almacenes y desapareciesen las vías inútiles
hasta la plaza para convertir la calle Manuel Calvo en una gran avenida, sin
olvidar la construcción de la estación subterránea. De ésta ya nadie se acuerda
y la estación antigua permanece como oficina de información municipal.
La cofradía de
San Nicolás pidió al ayuntamiento que, ya que iban a desaparecer los cobertizos
para guardar sus aparejos, se construyesen otros junto a la rampa del dique
hacia el Ferrocarril de Galdames. Esta petición la firmaba el mayordomo Víctor
Urrestarazu.
AÑO 1957. Julián Bayo, el máximo defensor de la estación subterránea, aceptó como solución alternativa que el apeadero de Peñota se convirtiera en estación.
Tengo recuerdos de niño sobre los años 50 cuando iba con mis padres en tren desde Santurce a Bilbao de cómo se hacía el cambio para retroceder hasta la estación de la Canilla y a la vuelta se entraba a la Canilla para luego retroceder y hacer el cambio hacia Santurce
ResponderEliminarA.J. veo que no tienes claro el nombre de las estaciones. La estación que tu llamas La Canilla se llamaba PORTUGALETE y es la que al dar el nombre al paseo PASEO DE LA CANILLA, genera el error de llamarla LA CANILLA, cuando en realidad y con este nombre solo se debe denominar a la estación actual que sigue funcionando junto a la boca del túnel en las inmediaciones de la antigua fuente de la Canilla.
ResponderEliminarJose Luis Garaizabal