La calle central del retablo del
Altar Mayor estaba constituida originalmente desde el tercer piso, mostrando la
escena de la Anunciación, la Asunción de María, la Trinidad y una figura
barbada en el tímpano.
La policromía y dorado de esta
calle central, es obra de Francisco de Mendieta, el pintor de los cuadros
popularmente conocidos como “El besamanos” (1609) y “La boda en Begoña” (1607).
Juan de Pagoeta le atribuyó correctamente el primero a Francisco Vázquez, pero
este era uno de los nombres que usaba Mendieta: Francisco Bázquez Retes,
Francisco Bázquez de Mendieta, Francisco de Mendieta Retes, Francisco de
Mendieta Bázquez y Francisco de Mendieta.
Francisco Bázquez padre, en su
testamento de 22-2-1584 dice que su “criado” Francisco de Mendieta le debe doce
reales de los quinientos que le prestó cuando pasó a Portugalete a dorar el
retablo de la iglesia de Santa María… Por lo tanto, Mendieta doró y estofó el
retablo portugalujo en 1582, como también lo fue del de San Jorge en Santurtzi.
Sin embargo, doscientos años después se debió volver a dorar y estofar, ya que
así aparece en las cuentas de 1749 al citar al pintor y decorador bilbaíno
Antonio de Rada y al entallador portugalujo Pedro de Urquiola.
En 1948 se acometió la
restauración de la imagen de Andra Mari, que había estado abandonada y retirada
del culto, aun siendo la patrona de la Iglesia y de la Villa, hasta que hacia
1930, Eduardo Escárzaga la recuperó y colocó en la sacristía, salvándola de
cualquier calentín en las canteras.
En 1950 se acometió una reforma
del suntuoso Altar Mayor y se colocó a Andra Mari en la situación actual. Se
estofó y policromó la imagen y se construyó un camarín semicilíndrico con un
cuarto de esfera en la parte superior que obligó a ocultar la viga dorada donde
comenzaba la primitiva calle central. A sus lados se colocaron dos ángeles
dorados que sostienen en sus manos los escudos de Bizkaia, con sus lobos y orla
con leones rampantes y el de Portugalete, este en la nueva versión que acababa
de ser aprobada en 1949.
Para dar más realce a la imagen,
se colocó sobre una nueva peana dorada, evitando que quedara oculta tras la
parte superior del nuevo altar. Y aquí viene la novedad que seguramente
supondrá para muchos portugalujos. En esta peana se pintó o esmaltó el escudo
coronado de la Villa, con sus dos leones.
JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO
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