Ahora que estamos de veraneo y revisando los
recortes de prensa de hace un siglo que nos facilitaron Karla Llanos y José Luis
Garaizabal, nos hemos detenido en la entrevista que S. de Arisnea le hizo al
sepulturero José Mari Alday, (en el recuerdo de algunos portugalujos queda la
figura de su sucesor Maximiliano Galiana) con motivo de sus bodas de plata en
el cargo, que se publicó en El Liberal de 23 de setiembre de 1927.
La entrevista se la hizo en su taller,
recinto abierto al cielo, y lo describe como de cuerpo magro y enjuto, de
escaso vigor físico aparente; rostro cetrino y rugoso, donde la vejez prematura
ha trazado surcos indelebles y profundos. Tenía entonces 43 años y llevaba 25
años perteneciendo al “Cuerpo de Archiveros de la Humanidad”, donde ingresa
todo tipo de ejemplares que una vez identificados y catalogados van a parar a
sus estantes correspondientes.
Relata su historia familiar y
sus recuerdos “profesionales”, que empezaban: Me “alcuerdo” del primer
enterramiento que hise cuando me nombraron “efectivo”. Fue la hija del chófer
de los Chávarri. Y el segundo, la mujer de aquel carabinero que se ofreció
voluntario “pa” fusilar a “Sorrilla”, el que mató al sargento. Desde aquí
estuve viendo el fusilamiento; a la tapia me subí "pa" poder ver.
Y entre los nombres de su libro
de registros: Marqués de Casa Torre, Enrique y Gonzalo Salazar, Miguel Loredo, José
Manuel Zubeldia, Marcelino Amenábar, Enrique Areilza… O en el “cementerio
civil”: Gregorio Urraza, Saturnino Zabala, Lino Gutiérrez, “el americano”, Juan
José Conde-Pelayo, su hijo político Pepe Tejada, Aquilino Ruiz Poza, Daniel
Lanzagorta, vendedor de periódicos, demócrata consecuente, que puso fin a su
vida disparándose un tiro de revólver… Sin olvidar los ahogados en naufragios, un
sueco, un inglés, un griego, un alemán, …
Dado el gracejo que rezuma la
entrevista la hemos recogido íntegra que se puede leer perfectamente ampliando
un poco la imagen.
Josu Loroño recuerda que al cementerio solía llamarse "La huerta de José Mari".
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