Con motivo de estar recopilando la historia
de la Guardia Municipal en los años 30, nuestro compañero Roberto Hernández
Gallejones, nos ha enviado uno de los numerosos trabajos que ha ido escribiendo
a lo largo de su trayectoria como Archivero Municipal, que hemos procedido a
incluirlo en la Biblioteca Digital.
Es un trabajo exhaustivo sobre el tema, desde
sus orígenes hasta final de la dictadura, que ya en alguna ocasión ha sido
utilizado pero totalmente maltratado.
Al finalizar la dictadura de Primo de Rivera
encontramos a nuestros guardias o alguaciles municipales, con su flamante
casco, en el momento en que su función se institucionaliza y militariza. En 1929 el cuerpo constaba de 11 guardias municipales, l jefe, l subjefe, y 2
cabos, y usaban todos armas cortas. Luego había 1 guarda municipal de campo, en
posesión de un arma larga de fuego, y 12 guardas jurados de la compañía del
ferrocarril minero de Galdames a Sestao.
Con la proclamación de la República su
situación va a cambiar, al ser aprobado en el pleno del Ayuntamiento del 5 de
Agosto de l932 un Reglamento del Cuerpo de Guardia Municipal, adquiriendo la
denominación oficial de “Guardia Municipal de la Noble Villa de Portugalete”.
En dicho “corpus” jurídico, se dice que estas
fuerzas servirían día y noche, como “policía de seguridad y vigilancia”. Es
decir, se unifican en ella las funciones de agentes o alguaciles municipales y
celadores, veladores, vigilantes nocturnos o serenos. Incluía también según
parece, la guardería rural. Como requisitos para el ingreso se fijaban, entre
otros: (1) ser mayor de edad, sin exceder de 35 años; (2) poseer un metro
setenta de estatura como mínimo; (3) práctica perfecta de lectura y escritura,
y (4) haber residido por lo menos 2 años en la Villa. Como méritos se contabilizaban
el hablar vascuence, u otro idioma, el haber servido en el ejército, o ser
natural de Portugalete. Poseían categoría de funcionarios jurando y tomando
posesión de su cargo.
Se unifica el vestuario del servicio nocturno
y diurno, consistiendo en pantalón, guerrera, boina, capote, e impermeable, y para
los días lluviosos se dotaría a todo el personal de polainas de becerro o
charol de vaca. Los cabos y el jefe empuñaban bastón de mando con borlas
señalando el rango, y los integrantes de la guardia de noche estaban provistos
de una lanza de tipo reglamentario.
En este convulso período con las especiales
circunstancias que concurrieron, dieron lugar a que el año 1934, el,
ayuntamiento aprobase una moción para que se llegase al desarme de la guardia
municipal diurna, y a la supresión de la nocturna. El proyecto de acuerdo se
firmó el 14 de agosto de dicho año. La guardia dejará de tener su condición de
fuerza armada en las horas diurnas, y patrullará durante la noche, pero en
ambos casos sin portar armas. Es la demostración de que la municipalidad
opinaba que las prerrogativas de orden público ya estaban claramente ejecutadas
por las Fuerzas Armadas y la Policía Gubernativa.
Los sucesos de La Revolución de octubre de
1934, sumergen al cuerpo de vigilancia urbana en el torbellino político de la
época. Su actuación en este momento fue elogiada por las autoridades, y
criticada fuertemente por los opositores al régimen, los cuales se vieron
violentamente atacados por tales fuerzas.
A principios de febrero de 1936, y según una
circular del Gobernador Civil se militariza de nuevo la Policía Municipal,
colaborando ésta con los Guardias de Asalto o Policía Armada y la Guardia
Civil. Presentarán así los policías del municipio el doble carácter de
empleados del Ayuntamiento, y auxiliares de orden público.
Es una etapa muy turbulenta en que los
guardias se verán ampliamente politizados, interviniendo en la lucha de acuerdo
con sus diferentes opciones ideológicas. Por ejemplo, Sisebuto Santidrian, jefe
interino, fue asesinado el 16 de agosto de 1936 por los republicanos. El
guardia Emilio Elosúa lo fue también el 2 de octubre de 1936, en el
barco-prisión “Cabo Quilates”.
Con la entrada de las tropas franquistas en
la Villa el nuevo Ayuntamiento provocará un cambio en las estructuras que
regían anteriormente en la policía local, amén de provocar dolorosas purgas y
varios asesinatos.
Como hemos adelantado,
el trabajo lo hemos incluido en la
Biblioteca Digital Portugaluja,
donde se puede consultar completo
(Pinchar).
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