lunes, 12 de septiembre de 2016

MUESTRAS DE RELIGIOSIDAD EN LA POSGUERRA: LA CATEQUESIS



La catequesis consistía en la enseñanza memorística del Catecismo de la Doctrina Cristiana. Este era un librito de unas 20 páginas escrito por el jesuita Gaspar Astete en el siglo XVI, en plena campaña de la Iglesia católica contra la reforma protestante. Ese librito había sido “modernizado” en los siglos XIX y XX trasmitiendo una mentalidad propia del primer concilio Vaticano, muy diferente de la del Vaticano II. La metodología didáctica del catecismo de Astete era muy elemental: un diálogo cerrado en forma de 360 preguntas con sus correspondientes respuestas. Como una muestra de aquel supuesto diálogo recuerdo dos preguntas con sus respuestas.
“P. Además del Credo y los Artículos, ¿creéis en otras cosas?.R. Sí, padre, todo lo que está en la Sagrada Escritura y cuanto Dios ha revelado a su Iglesia.
P. ¿Qué cosas son esas? R. Eso no me lo preguntéis a mí que soy ignorante; doctores tiene la Santa Madre Iglesia que lo sabrán responder.
Esta última frase pertenece al acervo de dichos populares para indicar que uno no tiene ni idea de algo pero que algún experto lo sabrá.
Otra muestra de la mentalidad política y anticientífica de dicho catecismo es la enumeración de los catorce errores condenados por la Iglesia: materialismo, darvinismo, ateísmo, panteísmo, deísmo, racionalismo, protestantismo, socialismo, comunismo, sindicalismo, liberalismo, modernismo, laicismo y  masonería. Este tema no se les explicaba a los niños.
El catecismo tenía tres grados de acuerdo con la edad de los niños que acudían a la Catequesis. El aprendizaje del primer grado era necesario para hacer la primera comunión, rito socio-religioso practicado por casi todas las familias. La Catequesis duraba hasta los 13 o 14 años para terminar los tres grados.
Antes de la guerra los responsables de la Catequesis en Portugalete eran los PP. Agustinos, que adoctrinaban a unos 500 niños y niñas en las Escuelas de Casilda de Yturrizar, aunque no fuesen alumnos suyos, los sábados a la mañana.
Después de la guerra, la Parroquia se encargó de la Catequesis mientras que la escuela pública o el colegio religioso enseñaban la asignatura de Historia Sagrada. Esta asignatura explicaba los episodios narrados en la Biblia, antiguo y nuevo testamento.
En el arciprestazgo de Portugalete D. Angel Chopitea organizaba un concurso entre los niños de las catorce parroquias de la margen izquierda y zona minera que tuvo mucha fama en su momento. Ganaban los que sabían de memoria las respuestas a todas las preguntas y se llevaban los premios concedidos por la Caja de Ahorros Vizcaína y las fábricas del distrito. Máximo Lejonagoitia recuerda que ganó un concurso en la Catequesis parroquial, pero, antes de darle el premio, se dieron cuenta de que no estaba bautizado. Le bautizaron rápidamente y le dieron el premio. En la imagen aparece la chapa del “Catecismo parroquial de Portugalete”.
En las cárceles hubo también grupos de presos catequistas y catecúmenos voluntarios que enseñaban o aprendían el Catecismo, como una de las condiciones para conseguir la libertad condicional.

Tasio Munarriz

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