Esta entrada la sacamos del trabajo de José Luis Garaizabal sobre la Torre de Castet, todavía inédito pues
le queda algún dato por conseguir.
Este personaje nació en 1793, y tras vivir toda su vida en
la Villa murió en 1867. Era hijo de Fermín Nicolás de Lejarcegui que en los
últimos años del siglo XVIII ejercía para el Consulado de Bilbao como traductor
de inglés con los capitanes de los barcos extranjeros que entraban en el puerto,
con el que empezaría trabajando de muy joven para sustituirle en el puesto que
se denominaba “corredor intérprete de
navíos”.
En 1812 ante la invasión francesa se libra
de ser alistado por ser hijo de viuda y en 1820 al formarse la Milicia Nacional local con portugalujos liberales, al mando del teniente Roque de Hormaza, es nombrado cabo
1º y posteriormente sargento. En 1823 figura como Síndico del Ayuntamiento de Portugalete, cargo que volvería
a ocupar en 1836.
En este año los carlistas que habían ocupado la atalaya de Algorta impedían
que se hiciesen las señales marítimas por medio de banderas, por lo que la
Junta de Comercio decidió trasladarla al Solar de Portugalete ya que era “indispensable conocer además del movimiento
de buques mercantes, el de vapores, buques de guerra extranjeros y nacionales,
y llegada y salida de correos”.
No sabemos si la atalaya que se levantó en la plaza sería la que
recogieron los grabados que encabezan esta entrada de aquellos momentos de la
guerra carlista.
Le ofrecieron el cargo a él como empleado de dicha Junta en la Villa con
la misión de dar los partes de entrada de embarcaciones, “por si quería encargarse de la atalaya y de formar y mandar los
diarios marítimos, a lo que se conformó gustoso, con la circunstancia de que se
autorice a nombrar un sujeto que indispensablemente necesitaba para ayudarle en
dichos trabajos”.
Así que, Lexarcegui aparece como guardabilletes,
intérprete de lenguas y encargado de dar
los partes de Portugalete, además de atalayero
del puerto, desde donde izaba una bola cuando se avistaban en el
puerto de Santurce trincaduras o buques facciosos.
En 24
de noviembre de 1840 el Consulado y Junta de Comercio de Bilbao solicitó a nuestra
Villa la instalación de un telégrafo, totalmente conveniente para la navegación, “frente de la casa de Las Arenas, arrimado al muelle”, que puesto que no
producía inconveniente al fuego de baterías del Solar, fue admitida por
Portugalete. El, que era atalayero del puerto, fue nombrado entonces el primer
telegrafista de Portugalete, quien tenía el encargo de transmitir la
información que debían darle los pilotos lemanes sobre la arboladura de los buques,
su nación, procedencia y del nombre del capitán y el del buque.
Casado con Rita Murrieta tuvo dos hijos que emigraron a Buenos
Aires y una hija Epifanía que en 1849 se casó con Máximo Castet del Cerro, y que
fueron los padres de los conocidos Máximo, Leocadio y Bernardo Castet
Lejarcegui, que tanta importancia tuvieron en la vida municipal y económica de
la Villa en dichos años, por los puestos y las heredades que poseyeron.
Esto le da pie a José Luis Garaizabal, en su investigación de la
torre de Castet, para pensar que esta pudiera ser una torre para la trasmisión
de mensajes que construyera Eustaquio Lejarcegui y que luego pasó a sus nietos
los Castet.
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