viernes, 14 de diciembre de 2018

LA MUJER PORTUGALUJA EN LA EVACUACION DE LA VILLA EN LA GUERRA





Entre marzo y junio de 1937 unos 700 niños y niñas portugalujos fueron embarcados en grupos infantiles en dirección a Francia, Bélgica, Reino Unido, URSS, etc. y tardaron en volver tres o cuatro años. Por otro lado, entre el 19 y el 21 de junio de ese mismo año unos 2.000 vecinos de Portugalete evacuaron a Cantabria en grupos familiares. Tuvieron que ir andando con sus maletas porque no había coches, camiones ni autobuses. La mayoría de ellos eran madres con sus hijos pequeños. Según cuentan, no fueron bien acogidos porque, aunque era una zona republicana, la gente de los pueblos era franquista. Cuando Cantabria fue ocupada, la mayoría volvió a fines de setiembre otra vez a pié. Los que pudieron pasaron a Asturias y luego a Francia y Catalunya.

Por lo menos 75 mujeres regresaron cuando terminó la guerra en abril de 1939 y algunas no volvieron nunca porque se exiliaron con sus maridos e hijos a México (como la familia del alcalde Cándido Busteros Orobengoa), Venezuela o Argentina.

La vuelta a Portugalete tuvo que ser terrible porque la mayoría de las viviendas eran de alquiler y estaban ocupadas por otros inquilinos. Además, 54 casas habían sido bombardeadas y eran inhabitables. Para dar un detalle, el Ayuntamiento había sellado 55 viviendas en las calles del Medio y Santa María. Algunas mujeres habían perdido al marido o a algún hijo en el frente o fusilado. Otras los tenían presos en cárceles, campos de concentración o batallones de trabajadores. Sin el hombre que llevaba el sueldo a casa, tuvieron que acudir a la beneficencia municipal o parroquial. Los presos que trabajaban enviaban a sus esposas 2 pesetas al día. El resto se lo quedaba el Estado. Hay que tener en cuenta que el sueldo de un bracero en la villa era de 10 pesetas diarias.

En 1941 el ayuntamiento contabilizó 40 huérfanos entre hijos de fusilados y muertos en el frente. A la mayoría de ellos les atendía su madre o abuela. Sólo dos estaban en el Hogar Infantil “Evaristo Churruca” (palacio El Salto) regido por Auxilio Social.

Para más INRI todas las mujeres de la villa tenían que acudir por turno a Intendencia para confeccionar los uniformes de los soldados del ejército faccioso que todavía estaban en guerra. Los padres y esposas de estos combatientes tampoco eran unos privilegiados económicamente porque 81 vecinos cobraban entre 1 y 8 pesetas diarias en concepto de “subsidio pro-combatientes”. En concreto 77 familias solicitaron a la Cámara de la Propiedad Urbana de Vizcaya que se les eximiese de pagar la renta, solicitud que les fue concedida. 

TASIO

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