En mi opinión, los caminos históricos de Portugalete, y me refiero a los
caminos "locales" que comunicaban la Villa con su más inmediato
entorno, es un tema que no se ha estudiado de modo suficiente y monográfico.
En las siguientes líneas trato de rememorar someramente, sin ánimo –de
momento– de estudiarlo en profundidad, uno de los caminos más históricos de
nuestro encantador pueblo: el que, empezando desde la Puerta de Salazar,
descendía en zig-zag hasta la ribera del Puerto Viejo.
Me he tomado la licencia de darle el nombre de Camino de Salazar, ya que,
al contrario que otros caminos que sí tenían documentados sus nombres –Camino
de la Barguilla, Camino de Pando, Camino del Cuervo, Camino de los Carros (que
parece arrancaba desde detrás de la iglesia y que no debe confundirse con el
que ahora tratamos)–, a este que nos ocupa, nunca se le dio una denominación
propia. El nombre propuesto sin embargo no carece de lógica, habida cuenta que
el sendero tiene su comienzo en el Arco salazariego como he dicho, y estaba
rodeado en su transcurrir por terrenos que pertenecieron a los Salazares hasta
bien entrado el siglo XX.
Las primeras noticias de este camino son tempranas: cuando Ochoa de
Salazar construía "los palacios" alrededor de la actual Torre de
Salazar a finales del siglo XV, su homónimo y litigante por los derechos del
prebostazgo, Ochoa de Salazar –hijo del tío del preboste, Juan de Salazar–
eleva la correspondiente denuncia, la cual a su vez provocó que los Reyes Católicos
dirigieran un encargo al Corregidor de Vizcaya para que recabase información
respecto a estas obras. En la orden, del 12 de abril de 1494, se dice que la
torre «diz
que está en el paso por donde han de pasar pa yr a la yglesya de la dicha villa
e pa el puerto de la mar».
Y cuando el preboste reinicie años después su proyecto constructivo, los
Reyes Católicos ordenarán el 28 de septiembre de 1499 al Corregidor que se
informe –otra vez– de las obras que el de Salazar estaba llevando a cabo. El de
Salazar entre otros argumentos, dirá que las obras se estaban realizando en un «antiguo hedifiçio que desde tiempo
inmemorial a aquella parte estava fecho en las casas del dicho su parte; desde
tiempo muy antiguo tuvo salida e corredores a la mar».
Estos dos documentos nos confirman que existía un camino «desde tiempo muy antiguo» que comunicaba la Torre de Salazar con «la mar», es decir, la ribera y Puerto Viejo. Estaríamos
hablando por tanto de uno de los caminos más antiguos de la Villa.
Este pintoresco camino siguió siendo transitable incluso cuando lo ocultó
parcialmente a la vista la construcción del bonito inmueble que hoy alberga el
conocido Bar Siglo XX: el 26 de mayo de 1881 el arquitecto Manuel de Otaduy
firmaba un proyecto de casa instruido a instancia
de Ramón de Unda, vecino de esta villa, en concepto de apoderado del señor
Benigno de Salazar, solicitando la correspondiente autorización para
construcción de una casa de nueva planta en la que hoy tiene el número 3 en el
Muelle Viejo (AHMP. L 95,
Nº 125). Aunque desconocemos la fecha exacta del
comienzo de las obras del
edificio, sabemos con seguridad que en 1895 ya estaba construido. Así, el
camino acabaría desembocando entre este inmueble decimonónico de los Salazar, y
otra casa que parece existía con anterioridad, al otro lado del callejón.
A pesar de este "encajonamiento" el sendero continuó siendo practicable para las personas, aunque transcurriera detrás de estas dos casas. Pero todo cambió en la década de los 70 del siglo XX: entonces el Ayuntamiento cedió este terreno al Ministerio de Educación, a cambio de que este construyera en el lugar un edificio dedicado a fines culturales. A finales de 1977 comenzaron las obras de la actual biblioteca, y con ello la destrucción de buena parte del histórico camino. La Biblioteca Municipal fue inaugurada el
l 5 de mayo de 1978.Pero he dicho que lo destruido fue buena parte del camino, no todo. Hoy
día aún pervive, casi milagrosamente, parte de esta histórica vía que tuviera
sus inicios en la Edad Media: a través de los ventanales del hall de entrada de
la Biblioteca Municipal, o asomándonos a su terraza superior, podemos ver el
último tramo: el que desemboca entre el bar Siglo XX y el edificio adyacente de
la calle Manuel Calvo. Un histórico pasaje que formó parte de las fotografías
más antiguas de la villa hasta épocas recientes. El salvaje desarrollo urbano
no pudo con toda esta senda, por la sencilla razón de que había otras casas en
el Muelle Viejo que impedían una construcción aún más grande.
En junio de 2017 concluyeron las negociaciones entre el Ayuntamiento y el
Ministerio de Cultura, Educación y Ciencia, por las que nuestra Villa
recuperaba la propiedad de los terrenos donde se ubica la biblioteca, y por lo
tanto de los restos del Camino de Salazar. ¿Habrá alguna posibilidad de
revalorizar este antiquísimo camino, hoy prácticamente oculto a la vista de los
portugalujos?
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