En la edición de EL CORREO, del 20 de marzo de 2019, Julio Arrieta, recordaba como en noviembre de 1957 el británico 'HMS Ocean' se convirtió en el primer portaaviones que amarraba en el Puerto de Bilbao.
«En el 'Ocean', el que
tenga 21 años cumplidos tiene derecho a una ración de ron diaria». Con este
detalle tan marinero empezaba Rafael Ossa Etxaburu su crónica en EL CORREO
sobre la visita de aquel portaaviones, un acontecimiento que causó sensación,
sobre todo porque dio lugar a
imágenes memorables, como la del buque pasando remolcado bajo la tabla del
Puente Bizkaia. La estampa pudo verse dos veces, el día 1, cuando el
navío fue llevado hasta la dársena de la Benedicta, donde amarró –junto a un
transatlántico, el 'Covadonga'–, y el día 5, cuando se hizo a la mar.
Aquella visita no fue
casual. Simbolizaba la normalización de relaciones del Reino Unido con la
España de Franco, ya en la Guerra Fría. Por razones obvias, este aspecto no se
trató en la prensa del momento, que se centró en la pura novedad que suponía
ver un portaaviones de 190 metros
de eslora y 24 de manga subiendo por la ría. Eso sí, sin aviones en
sus tres hangares, porque hacía tiempo que el buque ya no los llevaba y servía
de barco de entrenamiento para «340 hombres. Cuarenta hacen prácticas para
oficiales y el resto cursan diferentes especialidades de marinería». El número
total de tripulantes, entre oficiales y marineros, era de 1.300.
«Todavía se mantiene la
paz en esta guerra fría de nuestros días» y esos hangares se habían convertido
en almacenes y salas de juegos deportivos. «Es la paz», escribía el periodista
de EL CORREO. «Hasta la
catapulta hidráulica» para lanzar los aviones «se la han quitado. Estamos en
paz y es un buque de entrenamiento», repetía Ossa Etxaburu, que aún así
quiso saber cuánto tardaría el barco en subir un avión de combate a cubierta en
uno de sus dos ascensores para su despegue. «Dos minutos», le dijo un «joven oficial»
que se lamentó: «Demasiado tiempo; el 'Saratoga' tarda 47 segundos...»
Un portaaviones sin
aviones es como un pan sin sal, pero dio igual y la novedad se impuso. «El
feliz arribo de los marinos del portaaviones 'Ocean' a nuestras aguas», que
decía 'La Gaceta del Norte' el día 2, se produjo en una mañana lluviosa y con
niebla. «Bilbao se vistió de Londres para estar en ambiente y para dar una
bienvenida íntima» a la tripulación del «aeropuerto flotante». En EL CORREO,
Ossa Etxaburu recogía la expectación que despertó el paso del 'Ocean'. «'Se va
a pegar con el Puente', oí una voz junto a mí», escribió. No lo hizo, e incluso
maniobró de tal forma que en un momento el barco, «cruzado en la ría, parecía enlazar Portugalete con
Las Arenas a modo de un gigantesco puente móvil».
Cuando llegó al Puerto de Bilbao el 'HMS Ocean' estaba a punto de ser retirado. Construido en Glasgow
entre 1942 y 1944, puesto en servicio en 1954, pertenecía a la clase
'Colossus', un tipo de portaaviones de combate que se desarrolló a toda prisa y
con el presupuesto ajustado para atender las urgentes necesidades de la Marina
Británica en la Segunda Guerra Mundial. El 'Ocean' entró en servicio demasiado
tarde para intervenir en este conflicto, pero sí que participó en la Guerra de Corea -en
la que sus aviones de caza propulsados a hélice llegaron a derribar Mig-15 a
reacción- y en la Crisis de Suez, donde protagonizó un desembarco histórico con
helicópteros. Hoy, es recordado sobre todo porque su cubierta fue la primera de un portaaviones
desde la que despegó y aterrizó un reactor de combate –un caza Sea
Vampire pilotado por Eric 'Winkle' Brown, en diciembre de 1945–.
Nada de todo esto pudieron
apreciar los vizcaínos que se acercaron a visitar el barco en el único momento
en el que estuvo abierto al público, el domingo 3 de noviembre de tres a seis
de la tarde. El resto de la agenda del 'Ocean' se compuso de actos oficiales,
visitas al barco de las autoridades y las de los mandos del buque, con el
vicealmirante Guy Bourchier Sayer (1903-1986) a la cabeza, a las mismas
autoridades en tierra. También hubo 'cocktails' a bordo para la colonia
británica en Bilbao y una fiesta
en cubierta para los niños acogidos en la beneficiencia y orfanatos
de Vizcaya.
Mejor que la oficialidad
se lo pasó la tripulación del
barco, que pudo asistir en San
Mamés a un
partido de fútbol memorable en el que se enfrentaron un equipo
formado por jugadores del Athletic y otros clubes vizcaínos con otro compuesto
por marinos del 'Ocean'. ¿El resultado? Triunfo local por goleada, 6-0. Los
ingleses también asistieron a un partido de pelota en Santurtzi y a una velada
de boxeo en el Club Deportivo de Bilbao.
Claro que algunos
también asistieron a misa en el propio buque. Porque 130 miembros de la
tripulación, «el 13% del total» -precisaba EL CORREO- eran católicos. Celebró
la Eucaristía «en perfecto inglés Don Antonio Uriarte, capellán del Apostolado
del Mar».
«Marchamos entusiasmados
del trato que se nos ha dispensado en Bilbao», declaró el vicealmirante Sayer
en la entrevista de despedida que concedió a 'El CORREO', en la que el militar se mostró tan diplomático como
hermético y flemático. Solo se permitió una opinión con algo de tono
cuando Ossa Etxaburu le planteó la posibilidad de que los portaaviones tenían
los días contados por «costosos e improductivos», como había dicho nada menos
que el mariscal Montgomery. «Ese es el punto de vista personal de un soldado,
que luego se ha retractado públicamente de semejantes afirmaciones», zanjó
Sayer.
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