Andoni Maseda nos recuerda el AYER Y HOY, del final del Muelle Nuevo rematado por el palacio de Gandarias, hoy desaparecido, con su jardín delante de la playa, tras el cual en la foto superior se aprecia el edificio de la Comandancia de Marina y detrás el palacete del Saltillo.
De izquierda a derecha resaltaremos, siguiendo a Gorka Pérez de la Peña, la casa de Rosalina Palacios obra de Emiliano Pagazaurtundua (1908) con sus miradores poligonales de tradición inglesa y las mansardas decorativas de influencia francesa, unido a todo ello el perfecto clasicismo en la acusada simetría de la composición y en lo elementos decorativos.
Junto a ella y adosada, la casa de José Balparda obra de Julio Sáenz de Barés (1914) que aunque concebida con talante eclecticista la huella del secesionismo es patente en los ritmos compositivos de los miradores pétreos y las mansardas y en la forja geométrica de los balcones.
La casa de Ramón Vicuña, obra de Santos Zunzunegui (1915) muestra relevante del regionalismo neovasco con torretas angulares con solana al gusto de los palacios barrocos del País Vasco.
La casa de Vitoria Durañona obra de Cecilio Goytia (1909) que conjuga el estilo segundo imperio
(mansardas y pabellones angulares) con el modernismo cromático (grana y crema), percibiéndose la influencia del modernismo en los balcones y barandas y en la
decoración de los dinteles. Como ya denunciamos en una entrada anterior hace
más de una década, (pinchar), al
ser pintada y rehabilitada su fachada, le colocaron una bajante encima de la
firma del autor y después, remachando su ignorancia, recuperaron sólo parte de
ella, desfigurando el Goytia (escribieron Coutia), anulando su rúbrica y las letras de
arq. (arquitecto), y ahí se quedó para los turistas que nos visitan.
En la comparación, bajo estas líneas, destaca además del edificio monstruo de la “casa del millón” (1967) que cubriría hasta el jardín de la desaparecida casa de Gandarias, al fondo el crecimiento en altura de la Villa rematado con el edificio de la residencia de Aspaldiko en el alto de Campanzar.
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